La sociedad francesa registra un retorno cada vez mas notable al puritanismo sexual
La contrarrevoluci¨®n sexual comienza a perfilarse en Francia, como est¨¢ ocurriendo en el mundo anglosaj¨®n, como cultura dominante de los a?os que van a agotar el siglo XX. La familia, el amor, los sentimientos y, en definitiva, la sexualidad (no menos libre, pero m¨¢s motivada), valores todos ellos derrumbados o aparentemente desplazados por la sexualidad salvaje, vuelven a primar como base de la reconversi¨®n al modernismo que unge a todos los estratos, segmentos y sectores de la sociedad de este pa¨ªs.
Fue este mes de mayo de hace 16 a?os cuando de las llamaradas culturales que vomitaban las barricadas de la llamada revoluci¨®n del 68 sali¨® aquel lema que rezaba: "Haz el amor y no la guerra". Diecis¨¦is a?os despu¨¦s las libertades sexuales que encontraron amparo en la fiebre revolucionaria parecen destinadas a convertirse en harapos. Como en la pol¨ªtica, como en la econom¨ªa, como en1a cultura o en el terreno social, en la sexualidad ha sonado la hora de recentrarse, como se dice aqu¨ª. Todas las costumbres, y la sexualidad en primer lugar, tras los a?os locos de las revoluciones a tumba abierta, viven la era de las transformaciones.Annick Geille, abanderada francesa del feminismo m¨¢s satisfecho de s¨ª mismo, acaba de publicar Una mujer amorosa, libro en el que la protagonista, que es ella en definitiva, redescubre que existe el t¨®pico de el hombre de mi vida. "Se acabaron las utop¨ªas o los proyectos de sociedad", afirma otro autor franc¨¦s, Robert Maggiori, que, a?ade: "Pero quiz¨¢ se encontrar¨¢ un nuevo arte de vivir", y se refiere con ello al fin del libertinaje de las costumbres.
Entre las pocas que reaccionan est¨¢ Fran?oise Sagan, la escritora precoz que en 1954, cuando apenas contaba 17 a?os, revolucion¨® el mundo del sexo con la novela que la hizo c¨¦lebre, Buenos d¨ªas, tristeza (una chica hac¨ªa el amor porque s¨ª). Ahora niega categ¨®ricamente que la libertad sexual pueda retroceder, y se pregunta si en realidad se ha operado, en alg¨²n momento, una verdadera revoluci¨®n sexual.
La semana pasada el semanario franc¨¦s Figaro Magazine public¨® el resultado de una encuesta nacional sobre la juventud que cuenta entre los 16 y los 22 a?os. Este estudio, sin precedentes tan amplios y apoyado por sondeos m¨²ltiples, ofrece un retrato m¨¢s o menos inesperado.
En el und¨¦cimo puesto
La escala de valores de esa juventud de este pa¨ªs se establece a partir de la pregunta sobre lo que "juzgan m¨¢s importante" en su vida. La sexualidad ocupa s¨®lo el und¨¦cimo puesto (el fil¨®sofo Jean Paul Sartre dec¨ªa que, para ¨¦l, las mujeres y la sexualidad era lo m¨¢s importante en su vida).Conviene conocer la jerarqu¨ªa de la importancia de los j¨®venes franceses: lo m¨¢s importante, para el 75%, es la amistad; para el 66%, la familia; para el 59%, el amor; para el 55%, los derechos del hombre; para el 5%, el trabajo y el progreso cient¨ªfico; para el 41%, el dinero; para el 37%, los viajes; para el 35%, los deportes; para el 30%, la m¨²sica. Viene despu¨¦s la sexualidad, para el 24%. Sigue la patria, para el 9%; la religi¨®n, para el 8%; la revoluci¨®n, para el 7% el ej¨¦rcito, para el 6%, y la pol¨ªtica, en ¨²ltimo lugar, para el 5%.
La caricatura, en este pa¨ªs, la ofrec¨ªa d¨ªas pasados un diario que, a prop¨®sito de la contrarrevoluci¨®n sexual, en casi una p¨¢gina entera mostraba, en un dibujo animado, el campo verde, un ¨¢rbol, s¨ªmbolo de la paz de esp¨ªritu, plantado al lado de un lago, y bajo el ¨¢rbol, al borde del agua, dos enamorados. Ella suspiraba ante su amado: "Tendr¨¦ el orgasmo cuando me penetre la fr¨ªa aguja del inseminador, porque nuestro amor ser¨¢ ajeno a toda bestialidad y mantendr¨¢ intacto nuestro deseo". El amado, a su vez: "Eso es lo que yo pensar¨¦ cuando me encuentre frente a la probeta".
La oleada contrarrevolucionaria en Francia, y en Europa en general, no parece tan violenta, ni mucho menos, como en Estados Unidos, donde las feministas m¨¢s aguerridas de los a?os sesenta explican ahora que el cuerpo no es una superficie dividida en parcelas m¨¢s o menos er¨®genas, sino en m¨²sculos a cultivar en un club de deportes. ?sta es la nueva religi¨®n por ejemplo, de Germaine Greer, que milit¨® en favor de la propagaci¨®n de las camas redondas.
En Francia no se ha llegado a esos niveles. Los que cultivan el libertinaje sexual como una de las bellas artes a¨²n respiran normalmente. Pero Daniele, una muchacha de 22 a?os, estudiante precisamente de historia del arte, explica as¨ª la reconversi¨®n de las gentes de su edad: "Despu¨¦s de mayo de 1968, la liberaci¨®n fue un hecho, pero luego se ha vuelto contra nosotros. Hoy, a la mujer, sexualmente hablando, se la consume, como se consume el champa?a".
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