Despu¨¦s de Catalu?a
Creo sinceramente, dice el autor de este art¨ªculo, que los resultados de las elecciones al Parlamento catal¨¢n tienen una importancia cuya glosa es dif¨ªcil condensar en poco espacio. En primer lugar hay que reconocer que en ellas no hay m¨¢s que un vencedor, Conver¨¨ncia i Uni¨®, a cuyo triunfo no pueden ponerse peros. Es el fruto de una pol¨ªtica y un estilo moderados, de un riguroso trabajo de ensanchamiento de su base social y de un liderazgo firme y persuasivo. Cabe tan s¨®lo, al reconocer y felicitar a CiU por su victoria, expresar la esperanza en una adminsitraci¨®n generaosa e integradora de la misma, atenta al bienestar de todos los ciudadanos de Catalu?a.
El segundo hecho trascendente que se deriva de estos comicios es el alejamiento a los confines de la fantas¨ªa del proyecto hegem¨®nico del partido socialista. Los pobres resultados del PSOE (ha perdido el 45% de los votos que obtuviera en octubre de 1982) no tienen -por mucha cosm¨¦tica con que se los quiera maquillar- m¨¢s lectura que la de validar un diagn¨®stico que las encuestas y el pulso de la calle ven¨ªan ofreciendo en los ¨²ltimos meses: se han resquebrajado los cimientos de la esperanza que llev¨® al PSOE al Gobierno. Los electores retiran masivamente su confianza a un proyecto que ha revelado no poca inconsistencia interna y una notable pobreza de soluciones para enfrentarse a los graves problemas de este pa¨ªs. Despu¨¦s de los resultados obtenidos por el PSOE en el Pa¨ªs Vasco y, sobre todo, en Catalu?a, los dirigentes socialistas debieran impulsar en su Gobierno y su partido un ejercicio de humildad y no esconder la, cabeza debajo del ala o acudir a la falsa arrogancia del "aqu¨ª no ha pasado nada". T¨¦cnicas que, por otra parte, ya utiliz¨® UCD, con los frutos que se recuerdan. Y no cabe tampoco, a mi juicio, acudir a explicaciones reduccionistas del tipo de las que se est¨¢n esgrimiendo por el PSOE, como si la derrota en una regi¨®n de un partido que gobierna en toda Espa?a pudiera entenderse s¨®lo en clave de pol¨ªtica regional. No me cabe duda de que los electores han castigado al PSOE con su voto (a otro partido) o con su abstenci¨®n (que es, por cierto, otra forma de voto de castigo y no un fruto del azar o la meteorolog¨ªa), no por lo que hayan hecho o dejado de hacer los socialistas catalanes, sino, sobre todo, por lo que ha hecho o dejado de hacer el Gobierno de la naci¨®n.Finalmente, el tercer elemento digno de an¨¢lisis es el resultado de la Coalici¨®n Popular, que, a mi juicio, debe calificarse de insatisfactorio. No queremos en modo alguno utilizar tal resultado como arma arrojadiza contra nada, y mucho menos contra nadie. A mi entender, el retroceso experimentado en Catalu?a pone de relieve la necesidad de transformar la Coalici¨®n Popular en una gran coalici¨®n, notablemente m¨¢s centrada y ensanchada sobre bases de di¨¢logo y cooperaci¨®n con las fuerzas democr¨¢ticas del centro y la derecha. Una coalici¨®n plural en su concepci¨®n y flexible en su articulaci¨®n, que en las pr¨®ximas elecciones constituya una contraoferta atractiva por s¨ª misma para la sociedad espa?ola y no una mera respuesta inercial al fracaso socialista. A este empe?o dedicar¨¢ el PDP un serio esfuerzo de an¨¢lisis -cr¨ªtico, sincero y constructivo- en los pr¨®ximos meses.
Estos resultados han provocado una convulsi¨®n general entre la llamada clase pol¨ªtica, y es l¨®gico que la expectativa que abren a quienes, no comparten el proyecto socialista provoque alg¨²n apresuramiento o alguna lectura desenfocada. Lo importante es ahora no frustrar una esperanza. Y para ello, nada mejor que templar el entusiasmo mediante la reflexi¨®n y sustituir la prisa por el sosiego. Se puede ganar al socialismo. Pero m¨¢s importante que la victoria en s¨ª es que ¨¦sta se funde sobre bases serias y no sobre meros arreglos t¨¢cticos. De esta forma, mediante la contribuci¨®n a crear las condiciones que hagan posible la cooperaci¨®n, estaremos contribuyendo a la alternancia. Y mediante ella contribuiremos nada m¨¢s y nada menos que a oxigenar y estabilizar el sistema democr¨¢tico.
es diputado por Madrid y presidente del Partido Dem¨®crata Popular (PDP).
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