El integrismo isl¨¢mico y la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo, principales problemas
El hecho de que uno de los implicados directamente en el asalto a la residencia cuartel del coronel Gadafi. fuera Ahmed Hawas, antiguo diplom¨¢tico libio t¨²en conocido entre la clase pol¨ªtica y miembro del Frente Nacional para la Salvaci¨®n de Libia, que encabeza el tambi¨¦n ex diplom¨¢tico Mohamed Maghariaf, confirma que el atentado tuvo el sigilo isl¨¢mico que caracteriza a esta organizaci¨®n.Pertenec¨ªan asimismo a organizaciones isl¨¢micas de vanguardia los dos estudiantes que fueron ahorcados por sus corapa?eros en la universidad de Tripol¨ª el pasado 16 de abril.
Ambos datos parecen indicar que el islam tradicionalista que combate Muamar el Gadafi cuenta con numerosos adeptos en un pa¨ªs que camina a marchas forzadas por la v¨ªa de su modernizaci¨®n, hasta el punto de que esa tendencia religiosa podr¨ªa llegar a convertirse en el aglutinante de todos los descontentos por la pol¨ªtica oficial.
En el mismo sentido pueden interpretarse las tres derrotas sufridas recientemente por otros tantos proyectos de ley renovadores, que fueron rechazados por el Congreso General del Pueblo -especie de Parlamento que agrupa a los representantes de todas las capas populares- por urta mayor¨ªa aplastante.
Uno de los proyectos en cuesti¨®n trataba de reglamentar el divorcio sobre la base de la igualdad entre el hombre y la mujer, que el propio Gadafi defendi¨® personalmente frente a los integristas musulmanes.
El segundo proyecto rechazado, pese a que tambi¨¦n contaba con el apoyo de Muamar el Gadafi, pretend¨ªa introducir el servicio militar obligatorio para las mujeres en la misma medida que pa,ra los hombres.
El tercer proyecto legal propon¨ªa una reorganizaci¨®n de los 25 municipios tradicionales que integran el pa¨ªs bajo la autoridad de s¨®lo,14 nuevos gobernadores.
A los problemas creados por esta din¨¢mica social se a?aden los derivados de las dificultades financieras resultantes del descenso relativo de los precios del petr¨®leo tras el boom de 1974.
El coste de la vida crece en Libia, mientras los salarios de los trabajadores permanecen bloqueados.
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