V¨ªctimas en el mar, v¨ªctimas en la tierra
La gente marinera considera que la Administraci¨®n no act¨²a decididamente para reducir la escalada creciente de ¨¢ccidentes mortales
A estas alturas no se sabe ni cu¨¢ndo ni d¨®nde se hundi¨® el mercante italiano Tito Campanella con 24 tripulantesa bordo. En todo caso fue en alg¨²n punto de la costa atl¨¢ntica, entre Eslaca de Vares donde fue visto por ¨²ltima vez el 13 de enero escorado a estribor, y el estrecho de Gibraltar, por donde deb¨ªa haber pasado camino de Grecia. Al Tito Campanella se lo trag¨® el oc¨¦ano. Tras varios d¨ªas de especulaciones, una conversaci¨®n telef¨®nica con el portavoz de la casa armadora, la italiana Alframar, aclarar¨ªa que entre los tripulantes no hab¨ªa ning¨²n gallego. Cuando se le pidi¨® la lista de desa parecidos, el hombre contest¨® lac¨®nicamente: "Troppo lunga" (demasiado larga).El mundo del mar es parco e palabras. Algo de eso debi¨® pensar tambi¨¦n camino de Barcelona la hija de Seraf¨ªn Ferreiro, uno de los tripulantes gallegos del peque?o mercante Sonia Gemma Masiques, hundido el pasado mes de marzo frente a las costas catalanas. Tras enterarse del suceso por los medios de comunicaci¨®n, hab¨ªa esperado en vano durante d¨ªas un con tacto directo, alguna se?al de la naviera, al otro lado de la Pen¨ªnsula. Consigui¨® determinar la mutua aseguradora con la ayuda del Instituto Social de la Marina (ISM) Casi un mes despu¨¦s llegar¨ªa un p¨¦same rancio y un tal¨®n con un mensualidad atrasada.
Quienes tuvieron que recorrer una senda burocr¨¢tica m¨¢s sinuosa para que la orfandad no significara total indigencia fueron los parientes de los tripulantes del Enteli, desaparecido cerca de Argelia. Como en la mayor¨ªa de los buques con bandera de conveniencia, la mutua aseguradora simplemente no exist¨ªa. Tras una primera prestaci¨®n, de car¨¢cter graciable, de 100.000 pesetas a cada familia de los fallecidos, la Administraci¨®n tuvo que arbitrar mecanismos m¨ªnimos para corregir la irresponsabilidad privada.
Teodoro, en cambio, vino con 31.238 pesetas debajo del brazo El cr¨ªo naci¨® en noviembre de 1982, seis meses despu¨¦s de que su padre, Manuel Fern¨¢ndez Formoso, desapareciera en el hundimiento del Cizurquil, un pesquero de Muros abordado cerca de Finisterre por un petrolero. Con tres hijos en el momento del siniestro, la viuda, Mar¨ªa Manuela, cobr¨® una indemnizaci¨®n de 281.141 pesetas correspondiente a seis mensualidades por la esposa y una por cada criatura. Al nacer Teodoro recibi¨® otro peque?o pellizco y al mes recibe una pensi¨®n de 17.180 pesetas. Todo un manual de supervivencia. "Las pensiones son tan bajas", explica una asistente del ISM, "porque en el mar, sobre todo en bajura, casi todas las empresas cotizan por la m¨ªnima".
El cad¨¢ver de Manuel no lleg¨® a aparecer, por lo que la familia no pudo cobrar las 5.000 pesetas del subsidio por defunci¨®n. Dos de sus hijas, Mar¨ªa Josefa, de 11 a?os, y Manuela, de nueve, estudian en r¨¦gimen de internado en el centro de Mosteir¨®n, en Sada, junto con otros 268 ni?os y ni?as, muchos de ellos en parecidas circunstancias. Para los hu¨¦rfanos del mar hay otro colegio en Vigo, el de Panx¨®n, y otro m¨¢s en Sanl¨²car de Barrameda, el de Picacho.
Demasiados accidentes
Seg¨²n datos del ISM, en cinco a?os, entre 1978 y 1982, fallecieron por accidente laboral 722 trabajadores del mar, resultando otros 734 con invalidez permanente. En los dos ¨²ltimos a?os, entre los trabajadores del mar coru?eses, con una media en activo de 23.500, se registraron 48 fallecimientos, 19 de ellos de pescadores en el Gran Sol. Es la expresi¨®n m¨¢s dram¨¢tica en un marco de siniestrabilidad alarmante: en ese colectivo coru?¨¦s que abarca 26 puertos, no todos los de la provincia, se produjeron en 1983 un total de 2.411 bajas por accidentes laborales de distinto calibre. El 72,28% ocurrieron a bordo de los buques, y el 27,56%, en tierra, bien en el muelle -22,56%- o en el it¨ªnere -el 5,16%-. El agente lesivo m¨¢s frecuente son las ca¨ªdas en cubierta, el 31,1%.De los 48 fallecimientos registrados en La Coru?a, 11 son casos de desaparecidos. La no recuperaci¨®n del cad¨¢ver es, en este pa¨ªs gallego donde el profundo v¨ªnculo con la tierra y los muertos es un componente nutricio de la identidad, si cabe, un motivo que acent¨²a m¨¢s la dimensi¨®n de la tragedia. A veces se muere en puertos extra?os y las familias suelen mover todos sus recursos para que el suyo repose en tierra propia. Souto, por ejemplo. Este pescador expir¨® en la costa irlandesa. Cuando su viuda inici¨® los tr¨¢mites ya lo hab¨ªan enterrado bajo la hierba del distrito de Cork. Tras arduas gestiones, incluyendo una estancia en Irlanda de un mes, la viuda conseguir¨ªa un a?o despu¨¦s el levantamiento del cad¨¢ver y su traslado a Galicia.
"Yo soy el hombre con m¨¢s suerte del mundo", dice Manuel Fern¨¢ndez, de 41 a?os, 20 de ellos en la mercante y seis como capit¨¢n de petroleros, que ha salido indemne de todos los malos soplos. Para Manuel hay historias que marcan una vida, y una de ¨¦sas la vivi¨® en 1971, en el M¨¢laga, de ruta hacia el P¨¦rsico. El segundo oficial sufri¨® un accidente al caer en la m¨¢quina de calderer¨ªa. Se rompi¨® cuatro costillas y se hizo una gran brecha en la cabeza. No hab¨ªa nadie a bordo para curarle y el puerto m¨¢s pr¨®ximo estaba a 17 d¨ªas. La mujer de otro oficial le atendi¨® como buenamente supo: 14 puntos de sutura, en caliente y al estilo artesanal. Con las primeras luces, el hombre llam¨® a la tripulaci¨®n y redact¨® un testamento con todas sus pertenencias dom¨¦sticas: un puro partag¨¢s, para el primer oficial; la pipa, para otro compa?ero, y as¨ª con todo su tesoro "Se nos ca¨ªan las l¨¢grimas", dice Manuel. Aquel hombre pudo salvarse.
Un historial legendario
Tambi¨¦n se salv¨® de un buen apuro Paco Trigo en aquel temporal que asol¨® el canal del Sund, en el B¨¢ltico, un d¨ªa de septiembre de 1969. "Yo iba durmiendo y despert¨¦ de un golpe; pararon las m¨¢quinas y sonaron los timbres de alarma; ¨¦ramos 19 y nos salvamos todos menos un camarero, un chico andaluz". A sus 39 a?os, Paco Trigo tiene un historial legendario entre las gentes del mar. No en vano, como capit¨¢n de la lancha Blanca Quiroga de la Cruz Roja del Mar en La Coru?a durante 10 a?os, estuvo en primera l¨ªnea en las operaciones de salvamento en la costa gallega.El mar lo ha sido casi todo para ¨¦l. Marineros son tambi¨¦n sus hermanos. Quiz¨¢ por eso sabe leer como pocos entre las olas de cada tragedia. "Detr¨¢s de cada accidente, por regla general, hay un fallo humano". Explica, por ejemplo, c¨®mo algunas desapariciones s¨²bitas, como la del Tito Campanella, pueden deberse a una deficiencia en el trincaje de la carga. "Muchas veces, los buques son obligados a salir de puerto, por premura de plazos, en malas condiciones". Inspecci¨®n de los barcos, adiestramiento de la tripulaci¨®n, red de comunicaciones, medios de salvamento... Trigo va recorriendo todas las lagunas que siguen haciendo del trabajo en el mar una aventura temeraria. Tras su experiencia en la Cruz Roja del Mar es rotundo en su diagn¨®stico: "Hoy en d¨ªa no tiene raz¨®n de ser como tal; hay que profesionalizar el salvamento".
Sensaci¨®n de desamparo
"A veces da la sensaci¨®n, desde que arr¨ªas los cabos hasta que vuelves al muelle, de que est¨¢s sobre una bomba". Jos¨¦ Manuel Mu?iz, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Titulados N¨¢utico-Pesquera, acaba de regresar de Canarias, donde visit¨® a los supervivientes del Mahanova I, hundido el 2 de abril, con una estela de siete desaparecidos, cinco de ellos gallegos. Aparte de otras deficiencias de navegaci¨®n, seg¨²n las versiones recogidas, el bote salvavidas del pesquero estaba agarrotado en los pescantes y ¨²nicamente se solt¨® por un golpe de mar.Mu?iz habla de lo que ha vivido en propia carne desde que era cr¨ªo. Su padre muri¨® en el mar. "Tras un per¨ªodo de esperanza, en el que por lo menos esper¨¢bamos un cambio de sensibilidad, el pesimismo se extiende entre la gente del mar". Demasiados golpes juntos seg¨²n este portavoz. "Por una parte no han mejorado las condiciones de trabajo y seguridad, hay una crisis de empleo y tambi¨¦n una sensaci¨®n generalizada de desamparo por parte de una Administraci¨®n en la que muchos depositamos nuestra esperanza". Centr¨¢ndose en la seguridad y la prevenci¨®n de accidentes, Mu?iz asegura que "pr¨¢cticamente no se ha mejorado nada", y en ese diagn¨®stico coinciden otras representaciones, desde el Colegio de Oficiales de la Marina Mercante, que ha pedido reiteradamente que se hagan cumplir las recomendaciones de la Organizaci¨®n Mar¨ªtima Internacional (IMO), hasta las organizaciones sindicales, como el Sindicato Libre de la Marina Mercante, UGT o Comisiones Marineras.
?Hasta qu¨¦ punto no hay una corresponsabilidad del colectivo, una especie de fatalismo, una aceptaci¨®n de situaciones an¨®malas? Jos¨¦ Manuel Mu?iz duda por unos momentos. "Puede ser, pero el trabajo en el mar no es una broma y se plantea en t¨¦rminos inequ¨ªvocos: o lo tomas o lo dejas; no podemos pedirle al trabajador que sea doblemente h¨¦roe". "Las responsabilidades", concluye Mu?iz, "est¨¢n claras: hay una patronal que debe cumplir la ley, las normas, y una Administraci¨®n que tiene los resortes para hacerlas cumplir".
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