Sobran planes y falta dotaci¨®n presupuestaria para crear un sistema eficaz de 'protecci¨®n civil' mar¨ªtima
Existen varios estudios para paliar la deficiente situaci¨®n del rescate y salvamento mar¨ªtimos, pero faltan las decisiones presupuestarias, seg¨²n se desprende de las explicaciones ofrecidas por responsables de la Administraci¨®n. Los planes consisten en potenciar la inspecci¨®n de buques y montar un dispositivo de protecci¨®n civil en el mar, que incluya al menos tres remolcadores de altura, una torre de control en el estrecho de Gibraltar y la mejora de las comunicaciones. La cifra de remolcadores mencionada es s¨®lo la expresi¨®n de un deseo, ya que el presupuesto alcanza ¨²nicamente para iniciar la construcci¨®n de uno de ellos.
En los ¨²ltimos a?os, es raro no encontrar en Espa?a uno o varios barcos de empresas privadas extranjeras -fundamentalmente holandesas y alemanas-, a la espera de que se produzca un nuevo siniestro, para ofrecer sus servicios a un alto precio. Numerosos marinos han naufragado mientras se negociaba el rescate con uno de dichas buques.Sin embargo, la direcci¨®n general de Marina Mercante, principal responsable en materia de seguridad, s¨®lo dispone de una peque?a flotilla de embarcaciones para el salvamento de na¨²fragos, operadas por voluntarios de la Cruz Roja; al tiempo que subvenciona a un remolcador privado para que atienda, desde Vigo, algunos de los problemas que se producen en esa peligrosa costa.
La Administraci¨®n espa?ola ha iniciado estudios para organizar un servicio p¨²blico de salvamento, que incluye la construcci¨®n de al menos tres remolcadores de altura, dotados de equipo de lucha contra la contaminaci¨®n y para la ayuda directa a embarcaciones y tripulantes en peligro; y encargados, a su vez, de coordinar el resto de los medios de auxilio disponibles en su ¨¢rea de competencia.
"Es una inversi¨®n importante", declara el director general de Marina Mercante, Fernando Salvador. "Pero si con este dispositivo pudiera evitarse los da?os de una marea negra, o contribuir al salvamento de vidas humanas, compensar¨ªa con creces el alto costo del sistema".
El proyecto consiste en instalar tina unidad en Galicia, para cubrir la costa del Cant¨¢brico y la ruta internacional de Finisterre; otra en la bah¨ªa de C¨¢diz, encargada del estrecho de Gibraltar y de la costa mediterr¨¢nea hasta Cartagena; y una tercera en Barcelona o Baleares, responsabilizada del resto de las rutas y costas mediterr¨¢neas bajo jurisdicci¨®n espa?ola. El plan abarca asimismo un cuarto punto de apoyo, en Canarias, zona en la que ya opera el barco log¨ªstico Esperanza del Mar.
El primer remolcador, en 1986
Para este ambicioso programa hay poco dinero. S¨®lo existe dotaci¨®n presupuestaria para iniciar la construcci¨®n del primer remolcador, cuya entrada en servicio no podr¨ªa efectuarse antes de 1986. Y el problema no se reduce s¨®lo a las inversiones necesarias, sino a la pugna existente para el uso de los medios: cuando se trata de rescatar a naufragos, la compa?¨ªa de remolcadores corre con todos los gastos, mientras que a la hora de rescatar un casco (el buque, en definitiva) existe una remuneraci¨®n.Por eso, el remolque de barcos suele estar mejor atendido que ¨¦l salvamento de personas. No obstante, las compa?¨ªas de remolcadores argumentan que cualquier barco que navegue en aguas donde se produce un un siniestro puede llegar antes que el buque expresamente movilizado para el salvamento. El elemento esencial para el rescate de personas ser¨ªa, por tanto, la cobertura a¨¦rea y las comunicaciones, capaces de se?alar el lugar exacto de un barco en peligro, y no tanto el remolcador en s¨ª. Los medios actuales para el rescate en altura se limitan, frecuentemente , al uso de buques de guerra cuya operaci¨®n exige m¨¢s tiempo y cuesta m¨¢s cara que el de otro tipo de embarcaciones.
De acuerdo con los planes de la direcci¨®n general de Marina Mercante, los barcos espa?oles de auxilio ser¨ªan operados directamente por la Administraci¨®n. A este planteamicto se opone el sector de remolcadores comerciales -en los que hay alguna empresa con mayor¨ªa de capital p¨²blico-, que defienden la conveniencia de en cargarse del salvamento por cuenta de la Administraci¨®n, alegando su mayor experiencia en la materia.
Fuentes de este sector alegan que es innecesario crear una nueva naviera, operada directamente por el Estado, para realizar un trabajo que podr¨ªa contratarse con compa?¨ªas ya existentes; mientras que la direcci¨®n general se muestra partidaria de que el servicio p¨²blico de rescate se encuentra a disposici¨®n plena del Estado, y por tanto sus medios no deben encontrarse condicionados a operaciones comerciales que pudieran entorpecer una salida r¨¢pida, en caso necesario.
M¨¢s inspecciones
Tambi¨¦n en materia preventiva, las normas internacionales, vigentes en Espa?a, obligan a que la construcci¨®n de los buques civiles se efect¨²e de acuerdo con determinados controles; asimismo obligan a que cada embarcaci¨®n sea inspeccionada a flote por lo menos una vez al a?o, y a que pasen una revisi¨®n en astilleros cada cinco a?os. El problema reside en que la inspecci¨®n actual se encuentra infradotada, por lo que dichas previsiones legales tienen un cumplimiento muy relativo.A partir del Memor¨¢ndum de Par¨ªs, firmado en 1982, todos los pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea, junto con Espa?a, Portugal, Suecia y Finlandia, se han comprometido a revisar un cierto porcentaje de barcos extranjeros que atraquen en sus respectivos puertos. En virtud de tales previsiones, varios buques espa?oles han sufrido retenciones, pero hasta ahora no se ha visto paralizado ninguno por infracciones graves, seg¨²n la direcci¨®n general de Marina Mercante. A¨²n as¨ª, el mismo ¨®rgano de la Administraci¨®n reconoce que "es necesario potenciar las inspecciones, con objeto de que se puedan realizar mayor n¨²mero de ellas, tanto en buques espa?oles como extranjeros".
Un elemento adicional para mejorar la seguridad es la torre de control de tr¨¢fico en el estrecho de Gibraltar, ya construida en Punta Camorra (cerca de Tarifa), que no ha entrado en servicio por problemas de personal. La torre controlar¨¢ las derrotas de los barcos por esta zona, asegur¨¢ndose de que la entrada al Mediterr¨¢neo se hace por el sur, y la salida por el norte; as¨ª como que los buques que cruzan el estrecho lo hagan por el camino m¨¢s corto. Operaciones insuficientemente controladas, hasta ahora, en una zona donde se producen abordajes frecuentes cuando el paso se cierra en niebla.
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