Breve recorrido alrededor de un deicidio
La teor¨ªa de los demonios que toma Mario Vargas Llosa como fundamento a su ensayo Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez: historia de un deicidio ha tenido su secuela esta vez en el propio autor del libro. Casi se podr¨ªa afirmar que la semana de an¨¢lisis a su obra que dedic¨® en Madrid el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana a Mario Vargas Llosa fue un intento de deicidio por parte del p¨²blico, m¨¢s que por parte de los miembros del olimpo que participaron como ponentes en las mesas redondas organizadas para analizar la obra de esta especie de "cl¨¢sico vivo", como le llam¨® el escritor catal¨¢n Carlos Barral.Las primeras palabras de Vargas Llosa, al iniciarse esta semana de autor, fueron las de que ten¨ªa la sensaci¨®n de ser "un autor p¨®stumo al que se hac¨ªa un homenaje". Por sus palabras dio la impresi¨®n de que en determinados momentos hubiera preferido ser efectivamente un "autor p¨®stumo", antes que tener, que enfrentarse, una vez m¨¢s, al continuo cuestionamiento pol¨ªtico, al que le someti¨® el p¨²blico asistente.
Las preguntas iban dirigidas simult¨¢neamente al ensayista, al novelista, al testigo de su tiempo, al pol¨ªtico e incluso a alguno de sus personajes. En una ocasi¨®n se aludi¨® al inicio de su novela Conversaci¨®n en La Catedral, con ese bumeran de su gran pregunta en la, novela: "Zavalita: ?en qu¨¦ momento se jodi¨® el Per¨²", que un asistente al acto devolvi¨® a su autor.
Radicalidad de un moderado,
En Per¨², decir si est¨¢s a favor o en contra de Vargas Llosa es casi una definici¨®n pol¨ªtica, a falta de otra m¨¢s exacta. Javier Tusell, en su intervenci¨®n sobre el tema Vargas Llosa, testigo de su tiempo, calific¨® al autor peruano de "liberal", optando por esta palabra en oposici¨®n a la de totalitario.En los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, la palabra liberal produce, en el mejor de los casos, una gran desconfianza,::: ya que se le identifica con la teor¨ªa econ¨®mica de Friedman y con una derecha con la que Vargas Llosa reh¨²sa identificarse. "Yo soy liberal", dijo el escritor, "s¨®lo en la medida en que esta palabra est¨¦ ligada a la de tolerancia. Creo que mi posici¨®n ahora es la de un moderado".
En su ¨²ltimo libro, Contra viento y marea, que el autor considera que "no tiene ning¨²n valor literario", se percibe un tr¨¢nsito de lo pol¨ªtico a lo moral en sus cr¨ªticas. Vargas Llosa asume el ensayo, tanto pol¨ªtico como literario, como una parte de la vida. "La cr¨ªtica ha sido la transpiraci¨®n de mi trabajo creador", dijo.
"El paradigma del intelectual liberal se da en su misi¨®n como cr¨ªtico", afirm¨® Tusell, y cit¨® al Vargas Llosal "eterno aguafiestas" y "espectador, pero comprometido", que participa activamente en la realidad que le circunda. Este tr¨¢nsito de lo pol¨ªtico a lo ¨¦tico lo explica Vargas Llosa aludiendo a lo desastroso que en pol¨ªtica resulta el abandono del juicio moral ante los problemas de la sociedad.
Sin embargo, la posici¨®n de Vargas-Llosa como pensador es secundaria en relaci¨®n con su ocupaci¨®n primordial como narrador. Su postura cr¨ªtica, que no ha abandonado en ning¨²n momento, responde principal mente a la preocupaci¨®n por la defensa de las libertades, m¨¢s que a la de la libertad misma. Tal vez sea esta ausencia del desarrollo de una s¨®lida teor¨ªa de la libertad, m¨¢s que la opini¨®n ante los acontecimientos circunstanciales, lo que produce tanta inseguridad entre quienes reclaman de ¨¦l algunos puntos de apoyo.
La libertad y el poder
Desde su posici¨®n de escritor comprometido con la realidad de su tiempo, desde el constante reclamo de quienes ven insinuadas o delineadas en su obra ciertas ideas obsesivas -como la del conflicto entre la libertad y el poder, presente en casi toda su creaci¨®n literaria-, casi se produce el desconcierto y la divisi¨®n. Este problema, la posible caducidad de un pensamiento que, neg¨¢ndose a ser hoy encasillado en el tri¨¢ngulo marxismo-estructuralismo-psicoan¨¢lisis, un pensamiento que no propone ideas independientes en basado en una posici¨®n s¨®lida y profunda, no e¨¢ciertamente una carencia exclusiva de Vargas Llosa, sino algo palpable entre la mayor¨ªa de los intelectuales latinoamericanos.Seg¨²n el autor colombiano Rafael Humberto Moreno Dur¨¢n, Vargas Llosa rompi¨® con el complejo moral de los escritores latinoamericanos de su generaci¨®n, que es el del compromiso social ejercido a trav¨¦s de una literatura de testimonio, el trauma de la denuncia. De otra manera, la pol¨¦mica sobre la literatura de arraigo y la de evasi¨®n, planteada en los a?os sesenta y en la que se vio envuelto el joven Vargas Llosa, y que le confundi¨® desde el principio.
"Yo ten¨ªa", dijo el citado escritor colombiano, "una predisposici¨®n realista, pero sent¨ªa un rechazo visceral por esa literatura de corte indigenista o costumbrista. Yo quer¨ªa hacer una literatura de horizonte no local, con una preocupaci¨®n centrada en la forma".
El escritor chileno Jorge Edwards expres¨® que uno de los aportes principales de Vargas Llosa a la literatura latinoamericana, y a lengua castellana en general, fue "el tema de la libertad frente al poder, descrito como proceso en el interior de los personajes y desarrollado a trav¨¦s de un lenguaje coloquial peruano", que le permiti¨® situarse en la realidad concreta y en la intemporal a la vez.
?Pero cu¨¢l es la naturaleza exacta del testimonio hist¨®rico que puede dar la literatura?, se pregunta Vargas Llosa en voz alta. Y responde: el testimonio que da la literatura refleja el momento hist¨®rico, pero la literatura de ficci¨®n muestra la reacci¨®n de los hombres frente a esa realidad, modificada por su imaginaci¨®n.
Es un testimonio tendencioso y falaz. No muestra la realidad, sino la forma como reaccionaron esos hombres ante esa realidad, y en eso radica su funci¨®n desmitificadora y revoltosa. Su verdadera funci¨®n es manifestar el rechazo de una realidad a trav¨¦s de la imaginaci¨®n. Por eso la literatura es rebeli¨®n, pero, como testimonio, debemos considerarla con cautela.
Babelia
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