Serio rev¨¦s para Marcos
AUNQUE LOS resultados oficiales ofreciesen, en ¨²ltima instancia, una mayor¨ªa clara al partido gubernamental KLB, se puede decir que el presidente Marcos ha sufrido un serio rev¨¦s pol¨ªtico en las elecciones que acaban de celebrarse en Filipinas. Ha tenido que reconocer la derrota de sus candidatos en Manila y en otras ciudades importantes, es decir, all¨ª donde es m¨¢s dificil la manipulaci¨®n de la verdad del voto. Los datos conocidos hasta ahora indican, en todo caso, que los grupos de la oposici¨®n de la Uni¨®n Nacionalista de Organizaciones Democr¨¢ticas (UNIDO) han obtenido un ¨¦xito muy por encima de cualquier previsi¨®n, que ha sorprendido incluso a los propios dirigentes que encabezan la lucha electoral contra Marcos. ?ste deseaba, con el recurso a las urnas, aliviarse de las acusaciones que pesan sobre ¨¦l desde el, asesinato, en agosto de 1983, del principal l¨ªder de la oposici¨®n, Benigno Aquino, en circunstancias a¨²n oscuras, cuando descend¨ªa del avi¨®n al retornar despu¨¦s de tres a?os de exilio en EE UU. Quienquiera que fuese la mano ejecutora, cabe poca duda de que se trataba de un crimen de Estado, como as¨ª lo perciben amplios sectores del pueblo y han demostrado con su relativa desafecci¨®n electoral al r¨¦gimen. Las peripecias que han rodeado la encuesta sobre el asesinato de Aquino, si no; han permitido descubrir la mano que orden¨® el asesinato, s¨ª han puesto de relieve las maniobras de los m¨¢s altos mandos del Estado para impedir que la verdad pudiera manifestarse. El aparato militar y policiaco se ha mantenido al lado de Marcos. Pero el proceso de desgaste es imparable y, sin duda, las elecciones lo ahondar¨¢n a¨²n m¨¢s.Hay que tener en cuenta que s¨®lo una parte de la oposici¨®n ha presentado sus candidaturas frente al partido oficial. La oposici¨®n real es mucho m¨¢s amplia. Existen por lo menos dos movimientos guerrilleros: uno, de inspiraci¨®n musulmana, en las islas del Sur; otro, comunista, en el Norte. Su lucha no est¨¢ en condiciones de abrir v¨ªas de transformaci¨®n del pa¨ªs, pero atrae energ¨ªas rebeldes y de protesta radical, sobre todo, entre los j¨®venes. Por otro lado, Marcos utiliza esos focos cr¨®nicos de lucha armada como pretexto para justificar sus m¨¦todos represivos y la falta de garant¨ªas democr¨¢ticas. Los diversos partidos que integran lo que puede denominarse oposici¨®n pol¨ªtica al r¨¦gimen, por otra parte, se unieron en enero de este a?o para presentar las demandas m¨ªnimas que dieran pleno sentido a las elecciones: en concreto, que la Asamblea elegida fuera el ¨®rgano legislativo real. Actualmente Marcos puede legislar sin contar con la Asamblea. El rechazo de esas demandas provoc¨® una divisi¨®n profunda de la oposici¨®n: un sector, ante las manipulaciones descaradas del Gobierno, consider¨® que votar era hacer el juego a Marcos, y llam¨® a boicotear las elecciones; pero a la vista de los resultados electorales por fuertes que fuesen sus argumentos hay que convenir en que se han equivocado. El otro sector, agrupado en UNIDO, ha obtenido los buenos resultados a los que nos hemos referido, dejando al presidente en situaci¨®n precaria; aunque est¨¢ a¨²n por ver a qu¨¦ nivel puede llegar todav¨ªa la manipulaci¨®n de los resultados.
El problema de la sustituci¨®n de Marcos, despu¨¦s de veinte a?os de poder autoritario, cada vez m¨¢s basado en m¨¦todos de violencia estatal, no puede ser soslayado. EE UU, para quien Filipinas es una pieza decisiva de su estrategia en el Pac¨ªfico y en el sureste asi¨¢tico, piensa en el relevo de Marcos con creciente preocupaci¨®n. Es razonable suponer que el retorno de Aquino habr¨ªa podido abrir una v¨ªa para que la oposici¨®n moderada desarrollara una actividad pol¨ªtica que fuera dando base popular a los mecanismos de la transici¨®n, de forma que los intereses norteamericanos no le vieran sustancialmente da?ados. Hay signos de que amplios sectores de la Administraci¨®n americana tratan de distanciarse del corrompido r¨¦gimen de Marcos. Si no lo logran y no son capaces de sacar las ense?anzas pertinentes de las elecciones que acaban de celebrarse, puede producirse una radicalizaci¨®n del proceso pol¨ªtico filipino poniendo a Washington ante un futuro tan cargado de amenazas como indefectiblemente pr¨®ximo.
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