Las ra¨ªces, las esencias y los duendes
Al t¨¦rmino de su actuaci¨®n, Mar¨ªa la Burra agradeci¨® "a todos los gitanos, a toda la gente que llena este cortijo", la acogida que le hab¨ªan dispensado. Sin embargo, el p¨²blico que llenaba el Palacio de los Deportes no hab¨ªa entendido su arte, asistiendo desinteresado a lo que ocurr¨ªa en el escenario, dedicado a la tertulia amigable e incluso exteriorizando patentemente el rechazo con silbidos y otras gentilezas por el estilo. El arte de esta mujer no es para concurrencias multitudinarias ni ambientes tan desangelados como de hecho resulta ese colosal recinto para el espect¨¢culo flamenco.Mar¨ªa, hija del t¨ªo Gregorio Borrico de Jerez, que muri¨® en diciembre pasado y era uno de los ¨²ltimos depositarios de un cante y un baile que se est¨¢n perdiendo, nos transmite con fidelidad esas puras esencias que vienen de las ra¨ªces de lo m¨¢s verdadero de lo jondo.
Festival FIamenco de San Isidro
Cante: Jos¨¦ Merc¨¦, Mar¨ªa Vargas, Juan Pe?a 'Lebrijano', Mar¨ªa 'la Burra de Jerez', Camar¨®n de la Isla. Baile: Angelita Vargas con el Biencasao y Joselito, Diego Camacho 'el Boquer¨®n ('cantaor) y Ram¨®n Amador ('tocaor'). Toque: Enrique de Melchor, Tomatito y Paco Cepero. Palacio de los Deportes de Madrid, 16 de mayo de 1984.
En ese, aspecto, Mar¨ªa es una artista impagable.
Lebrijano y Camar¨®n, en cambio, est¨¢n como peces en el agua en medio de las multitudes, sobre todo cuando las multitudes vibran entregadas a sus cantes. Y la noche del festival isidril vibraron. Lebrijano tuvo otra de sus noches memorables, esas noches en que su voz responde con generosidad a las exigencias de su sabidur¨ªa flamenca, que es mucha. Entonces el cantaor arbitra una facultad casi milagrosa para hacer que lo dificil parezca f¨¢cil a fuerza de fluir el cante con una naturalidad clara y di¨¢fana, sin traumas. Lebrijano comenz¨® por soleares y dio su lecci¨®n en un estilo que domina con autoridad. Sigui¨® por tientos-tangos y dio un verdadero curso, pues comenz¨® a un tempo lent¨ªsimo -demasiado lento para mi gusto-, complicando innecesariamente algunos tercios, para hacer un cambio de ritmo bell¨ªsimo, fulgurante, y recrearse en los tangos.
Camar¨®n de la Isla mantuvo el suspense hasta la ¨²ltima media hora de la larga velada, pues no hab¨ªa llegado a Madrid a la hora de comenzar el espect¨¢culo; como no es raro que ¨¦l falte a sus compromisos con el p¨²blico, la sospecha de que ocurriera una vez m¨¢s as¨ª estuvo constantemente flotando en el ambiente y motiv¨® un conato de esc¨¢ndalo. Afortunadamente, Camar¨®n lleg¨®, cant¨® y, una vez m¨¢s tambi¨¦n, volvi¨® loca a la concurrencia. Siempre ocurre as¨ª. Dijo el primer ?ay! y aquello fue ya un clamor constante. Camar¨®n no es el mejor cantaor del mundo, pero su voz tiene unos ecos impresionantes, jond¨ªsimos, y si adem¨¢s canta con ganas -como parece que cant¨® en Madrid-, las esencias se derraman y lo impregnan todo maravillosamente. Cant¨® muy bien por soleares, menos bien por tarantos-cartageneras, y por buler¨ªas hizo lo que quiso.
Jos¨¦ Merc¨¦ sali¨® algo inseguro, en unos tientos-tangos en que anduvo premioso, sin encontrar el sitio a que debiera llevar el cante. En las soleares ya fue ¨¦l, ese cantaor entero quje lo arriesga todo en cada cante, y por siguiriyas y buler¨ªas redonde¨® una convincente actuaci¨®n. Como convincente estuvo Mar¨ªa Vargas, una mujer en la madurez de su arte, con unos tonos c¨¢lidos de voz de gran riqueza.
Excelente noche de cante, pues, que complet¨® Boquer¨®n de manera sobresaliente. Boquer¨®n es, sin duda, el mejor cantaor para baile hoy en activo, l¨¢stima que tenga que repetirse una y otra vez para el baile siempre igual. hasta el aburrimiento de Angelita Vargas, su marido y su hijo. Y no silenciemos el toque extraordinario de Tomatito, Enrique de Melchor y Paco Cepero, con sus habituales tirones para hacer aplaudir al p¨²blico, aunque sea lo menos valioso de su toque.
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