S¨ª, gracias
La te¨®rica la sabemos de memoria. Ahora de scendamo s a la pr¨¢ctica. Y el ¨²nico descenso pr¨¢ctico es el de la trampilla blindada a prueba de megat¨®n que conduce al s¨®tano antinuclear. Seg¨²n estimaciones recientes, los espa?oles somos el pa¨ªs industrializado con menor n¨²mero de refugios antiat¨®micos per c¨¢pita. El 50% de los sovi¨¦ticos y americanos tiene la pos?bilidad de agazaparse en uno de estos re fugios cuando llegue la gran iluminaci¨®n; y para suizos, suecos e israel¨ªes, la posibilidad llega al 85%.Disponemos de grandes fil¨®sofos antinucleares y de numeros¨ªsimos escritores que. han hecho del miedo al megat¨®n todo un g¨¦nero literario. Somos ricos en asociaciones ciudadanas, partidos pol¨ªticos, l¨ªderes, publicaciones e ide¨®logos ¨²nicamente a la letan¨ªa del no, gracias. Nuestra producci¨®n de pegatinas, esl¨®ganes, graffitis, pancartas, pareados y manifestaciones contra el misil alcanza la media europea. Tenemos toda esa te¨®rica furia ruidosa, s¨ª, pero no tenemos refugios antiat¨®micos. ?sa es la diferencia.
Sorprende esta desidia en este pa¨ªs tan obsesionado por los blindajes. Mientras hacen su agosto las industrias especializadas en proteger nuestras joyas de chorizos y heroin¨®manos, las empresas constructoras d¨¦ refugios contra la bola de fuego apenas tienen encargos espa?oles.
Eso no me parece serio, europeo. Pero sobre. todo no me parece rentable para el pa¨ªs. Porque si los negocios derivados de la psicosis de, inseguridad ciudadana han creado una de las actividades econ¨®micas -e ideol¨®gicas- m¨¢s florecientes, no veo yo por qu¨¦ no utilizar el miedo al holocausto radiactivo como factor del relanzamiento industrial. Con una enorme salvedad: que esos peque?os negocios de puertas y ventanas bl¨ªndadas, de alarmas y digresiones, apenas tienen repercusi¨®n social. Pero si, adem¨¢s de fomentar la vana teor¨ªa antinuclear, foment¨¢ramos la psicosis del refugio antiat¨®mico -con todo lo que eso implica en t¨¦rminos de alba?iler¨ªa, fontaner¨ªa, y carpinter¨ªa-,esos famosos 800.000 puestos de trabajo ser¨ªan muy insuficientes. Y nada de disculpas, que m¨¢s claustrofobia produce cierto cine espa?ol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.