El f¨²tbol se hunde en Estados Unidos
Los fichajes millonarios no han evitado que los grandes equipos caigan en bancarrota
El f¨²tbol europeo ha fracasado como espect¨¢culo en los Estados Unidos. Los sensacionales fichajes de viejas glorias europeas y suramericanas apenas colmaron los estadios mientras se mantuvo el impacto publicitario. Ahora, cuando ha dado comienzo la 18? Liga, los grandes equipos se encuentran en quiebra y la televisi¨®n ha renunciado a retransmitir sus encuentros, ante la imposibilidad de interrumpir su desarrollo con cu?as publicitarias.
El Campeonato de Liga Profesional de F¨²tbol -soccer- en Estados Unidos-, m¨¢s conocido por las siglas NASL, acaba de comenzar. De aquella ¨¦poca millonaria, a principios de los a?os, setenta, cuando los Pel¨¦, Beckenbauer y compa?¨ªa eran contratados por el Cosmos de Nueva York, y Johan Cruyff emprend¨ªa tambi¨¦n un periplo que le llevaba de los Aztecas de Los ?ngeles a los Diplomats de Washington, ya no queda nada. De los 24 equipos que compet¨ªan hace cuatro temporadas s¨®lo nueve competir¨¢n ¨¦ste a?o. Hasta el Team Amer¨ªca, la selecci¨®n nacional que iba a disputar la fase clasificatoria del Mundial 86, ha durado tan s¨®lo un a?o. S¨®lo los equipos de Chicago y San Diego obtuvieron beneficios la temporada pasada. El todopoderoso Cosmos, adem¨¢s de perder el campeonato ante el modesto equipo de Tulsa, vio c¨®mo su balance final se pon¨ªa en cerca de un mill¨®n de d¨®lares en rojo. -sus espectadores han bajado de 48.000 a la mitad- y ha anunciado para esta temporada una pol¨ªtica de austeridad, reduciendo salarios y gastos. Cuatro de los nueve equipos que siguen en pie se hallan en situaciones financieras muy dificiles. Todo parece indicar que, o se produce un cambio raclical, por otro lado improbable, o, ¨¦sta ser¨¢ la ¨²ltima temporada de la NASL.Pero no es as¨ª. Curiosamente, el fracaso de la Liga Profesional llega en el momento de mayor auge de la pr¨¢ctica del f¨²tbol como deporte. Hay en estos momentos m¨¢s de ocho millones de jugadores en los colegios, escuelas y universidades norteamericanas. A este nivel, el n¨²mero,de practicantes supera ampliamente al de los dos grandes deportes nacionales, el b¨¦isbol y el f¨²tbol americano. Entre la generaci¨®n m¨¢s joven se ha convertido en el deporte rey. ?Por qu¨¦, entonces, no funciona como espect¨¢culo?
Para los soci¨®logos estaba destinado al fracaso desde el primer momento. El p¨²blico estadounidense -dec¨ªan- no comprender¨¢ nunca - c¨®mo puede tener inter¨¦s un juego que acaba empatando a cero o, en el mejor de los casos, con uno o dos goles. Apoy¨¢ndose en esta raz¨®n, las cabezas pensantes de la NASL intentaron aumentar el n¨²mero de goles cambiando el reglamento, a?adiendo una extra?a regla en la que, si el partido acababa con empate, cinco jugadores de cada equipo ten¨ªan que salir a medio campo con el bal¨®n controlado y batir al portero. Se sugiri¨® suprimir los fuera de juego. Pero no funcion¨®: el p¨²blico sigui¨® desertando de los estadios y los clubes fueron desapareciendo.
Con los restos de jugadores y t¨¦cnicos, as¨ª como con la afici¨®n superviviente, se cre¨® la Liga de F¨²tbol-sala. Era mucho m¨¢s f¨¢cil llenar un pabell¨®n deportivo con capacidad para 10.000 espectadores que un estadio de 100.000. Al mismo tiempo, el n¨²mero de goles, esta imperiosa necesidad de efectividad del norteamericano, aumentaba considerablemente. Si la Liga Profesional ya era de por s¨ª un cementerio de elefantes al que iban a parar veteranos de todas las ligas europeas y suramericanas, la temporada indoor se parec¨ªa a un asilo.
De la misma manera como los equipos de baloncesto europeos reclutan cada verano las migajas de la NBA, los t¨¦cnicos norteamericanos viajaban a Europa, preferentemente a las ligas brit¨¢nicas, a por restos de serie. ?Por qu¨¦ ingle
El f¨²tbol se hunde en Estados Unidos
ses? Por una raz¨®n que explicar¨ªa otra de las causas del fracaso del f¨²tbol profesional en Estados Unidos: la falta de valores nacionales era m¨¢s f¨¢cil de disimular con futbolistas que hablaran ingl¨¦s. Seg¨²n los t¨¦cnicos, no m¨¢s de una docena de jugadores nativos tiene la calidad suficiente como para jugar en Primera Divisi¨®n en Europa o Suram¨¦rica, y de entre ellos s¨®lo se destaca una aut¨¦ntica figura: el lateral del Cosmos Rick Davis. Hay muchas promesas infantiles y juveniles, pero ninguna de ellas ha madurado suficientemente.
Publicidad subtitulada
Pero quiz¨¢ el factor al que m¨¢s se le puede atribuir el fracaso de la NASL es la televisi¨®n. Tanto el b¨¦isbol como el f¨²tbol americano est¨¢n dise?ados para ser retransmitidos por televisi¨®n. Sus constantes pausas, tiempos muertos y cambios se prestan perfectamente a admitir publicidad a espuertas. Pr¨¢cticamente cada cinco minutos durante la retransmisi¨®n de un partido de b¨¦isbol se cuelan dos o tres anuncios. El pasado campeonato mundial celebrado en Espa?a fue transmitido por la cadena de habla hispana en Estados Unidos, y se las ingeniaron para incluir alguna publicidad que, a modo de subt¨ªtulos, se sobreimprim¨ªa al juego. La final la retransmiti¨® tambie5n la cadena NBC. Cuando lleg¨® el lanzamiento del primer c¨®rner, mientras el jugador estaba colocando el bal¨®n, empez¨® la primera serie de anuncios. Todos los aficionados cambiaron de canal. Fue la primera y la ¨²ltima vez que uno de los networks se atrevi¨® a retransmitir un partido de soecer.
Los canales hispanos siguen retransmitiendo partidos cada domingo, tanto del campeonato mexicano como de las ligas europeas. A menudo, en ciudades como Los Angeles, con una gran proporci¨®n de mexicanos y centroamericanos se celebran torneos en los que participan equipos suramericanos y europeos, como el Atl¨¦tico de Madrid lo hizo recientemente. Pero no es ¨¦ste el p¨²blico que buscaba la NASL. El p¨²blico anglosaj¨®n que acude a ver los grandes deportes-espect¨¢culo no est¨¢, hoy por hoy, interesado en el soccer, ni lo puede seguir por televisi¨®n ni se puede identificar con sus jugadores, pues son extranjeros, ni entiende su magia y sus mecanismos.
La NASL probablemente morir¨¢, y de sus restos surgir¨¢ una liga que poco a poco integrar¨¢ a esos ocho millones de practicantes j¨®venes que ahora est¨¢n a¨²n en los colegios y universidades. No habr¨¢ que esperar mucho: a principios de la pr¨®xima d¨¦cada Estados Unidos ser¨¢ una potencia futbol¨ªstica.
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