Distorsiones de EL PA?S
A pesar de Baudrillard, a veces conviene romper el silencio "frente al ruido de la informaci¨®n extrema". No deja de ser reconfortante que los profesores de Lengua que en ocasiones utilizamos textos de EL PAIS como material de &abajo, podamos encontrar en ellos ejemplos de evidentes distorsiones de la informaci¨®n y de la opini¨®n.Dos muestras banales: 3 de junio de 1984: "Unos 200 profesores se manifestaron ayer en la plaza de Sant Jaume". Para TV3 ¨¦ramos 1.000, 8 de junio de 1984: editorial La educaci¨®n y el deporte. Soslayando otros aspectos, fij¨¦monos en la maniquea distribuci¨®n de adjetivos: las frases de Maradona son calificadas de "insultantes ", las respuestas de Clemente, de Iocuaces". Es disculpable que el redactor que cubri¨® la informaci¨®n de la concentraci¨®n de profesores de Bachillerato hubiese preferido irse a las Ramblas a tomar el sol, pero ning¨²n editorialista serio puede pretender que llamar a alguien "imb¨¦cil" (como Clemente a Maradona, cuando ¨¦ste declar¨® que prefer¨ªa que el Real Madrid ganase la Liga) es una conducta puramente cuantitativa, habitual en las personas que se caracterizan por "hablar abundantemente" (M. Moliner).
No dice mucho en favor de la coherencia que su peri¨®dico pretende (o s¨ª, seg¨²n como se mire) esta, ¨®ptica editorial que asume y ratifica la voluntariosa ¨¦pica del se?or Patxo Unzueta, volcada en el encumbramiento de un entrenador-h¨¦roe que s¨®lo tendr¨ªa cabida en una galer¨ªa de personajes brechtianos con perfil tan obvio: apela ci¨®n a la raza como agresi¨®n simb¨®lica, violencia estrat¨¦gica como agresi¨®n real y... una cicatriz por redimir. /
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