Tiempos pasados
E. P. REl movimiento en la ex cadena de peri¨®dicos del Estado ha producido dos important¨ªsimas bajas en la selecci¨®n espa?ola. Puede que a muchos de ustedes no les interese demasiado, pero, desde siempre, la expedici¨®n de la selecci¨®n ha contado con la presencia de veteranos informadores, verdaderas biblias futbol¨ªsticas, capaces de recordar el m¨ªnimo detalle. La llegada de Miguel Mu?oz no s¨®lo ha significado el cambio de lista en cuanto a jugadores se refiere (del equipo del Mundial-82 s¨®lo quedan Arconada y Camacho), sino tambi¨¦n el relevo de informadores. Todo, por supuesto, para tristeza de Mu?oz, que ahora se ve obligado a torear con muchachos que no s¨®lo no se acuerdan de aquel d¨ªa de 1948 cuando Miguel Mu?oz debut¨® con la camiseta espa?ola, en Zurich, frente a Suiza (3-3), sino que ni siquiera hab¨ªan nacido. Un desastre, vamos.
Y todo ello ocurre, precisamente, con Miguel Mu?oz, un caballero al que le encanta recordar tiempos pasados, sentado en el sof¨¢ del hall del hotel. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, a Mu?oz le hubiese encantando tener junto a ¨¦l al bueno de Belarmo (Marca) y al caballero Ruango (Pueblo). Con toda seguridad, Belarmo le hubiese recordado aquel Servette-Real Madrid de 1955 (curiosamente, el primer partido del equipo blanco en Copa de Europa), celebrado en este mismo estadio, en el que, precisamente, Mu?oz consigui¨® el primer gol del Real en Copa de Europa. En ese momento, Ruango hubiera apostillado: "Por supuesto, Belarmo, el primer partido, 0-2, goles de Mu?oz y Rial". Y todos hubiesen lanzado una simp¨¢tica sonrisa al aire, mientras los j¨®venes se quedaban boquiabiertos ante la memoria de sus compa?eros.
Pero ayer, a esa hora, Belarmo estaba rodeado de decenas de folios, de largas tiras de teletipo, en su mesa de jefe de f¨²tbol de Marca, desbordado por su nueva misi¨®n y enfadado porque ¨¦l, lo que de verdad quiere, es estar junto a su selecci¨®n. Ruango, mientras, intentaba ordenar en su casa todos los papeles que, d¨ªas antes, hab¨ªa tenido que sacar con urgencia de su mesa de trabajo. Le hab¨ªan cerrado Pueblo, mientras estaba en Sevilla, esperando el primer Espa?a-Inglaterra sub-21. Ni siquiera le dejaron publicar la ¨²ltima cr¨®nica.
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