El rey Juan Carlos, s¨ªmbolo de la continuidad y del gobierno de la Constituci¨®n

(...) La reciente visita del rey Juan Carlos y de la reina Sof¨ªa a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la primera realizada por un jefe de Estado espa?ol, destac¨® el hecho notable de que a menos de 10 a?os de la muerte de Franco, que hizo depender sus 36 a?os de poder de una cruzada contra el comunismo, el que eligi¨® como su sucesor haya podido viajar por la tierra que encarna el comunismo.El abrir nuevos caminos pol¨ªticos no es nuevo en Juan Carlos, el decimos¨¦ptimo monarca reinante en Espa?a. Desde que subi¨® al trono, el 22 de noviembre de 1975, el Rey alto y apuesto, de ojos melanc¨®licos, ha actuado de forma impresionante en el alambre elevado de la pol¨ªtica espa?ola, en la que, como dijo un escritor, no se usa red.

Ayud¨® a llevar a cabo la transici¨®n a la democracia, procediendo de forma lenta y cautelosa para que lo impensable se fuera convirtiendo en realidad a peque?as dosis. Y, casi sin ayuda, rescat¨® la democracia, el 23 de febrero de 1981, cuando resisti¨® firmemente un golpe militar y agrup¨® a unos oficiales reacios en el bando del orden constitucional.

A lo largo del proceso, primero consigui¨® el respeto, luego la popularidad. Hoy, a los 46 a?os de edad, parece el padrino indispensable de la democracia espa?ola, un amortiguador entre los civiles que gobiernan y los militares, un s¨ªmbolo de continuidad para la derecha y del gobierno de la Constituci¨®n para la izquierda. La gente tiembla al pensar lo que hubiera pasado sin ¨¦l.

De hecho, si se le cr¨ªtica algo, es que haya hecho depender la nueva democracia del pa¨ªs demasiado de su persona, al menos hasta ahora (...).

John Darnton, 26 de marzo