Libia
Su peri¨®dico, notable en la informaci¨®n internacional, parece haberse unido a la obsesiva ofensiva del presidente Reagan contra Libia, relanzada tras la ruptura de relaciones entre este pa¨ªs y el Reino Unido. Durante m¨¢s de una semana, diariamente, se ha enjuiciado a todo un pa¨ªs a trav¨¦s de los comentarios de figuras tan comprometidas como el canciller egipcio Kamal Hassan Al¨ª, o de informes confidenciales de la siempre sospechosa CIA divulgados a trav¨¦s de un art¨ªculo publicado en el Washington Post. La carencia de informaci¨®n sobre Libia, sobre su estructura pol¨ªtica y sus esfuerzos renovadores, o incluso sobre qui¨¦n es la oposici¨®n, ha sido suplida por simples cotilleos acerca del car¨¢cter o del insomnio del coronel Gadafi. Poco parece importar, por el contrario, el sistem¨¢tico bloqueo informativo (estos d¨ªas hemos tenido la prueba), pol¨ªtico, econ¨®mico y militar (recordemos el derribo de aviones libios por fuerzas estadounidenses en el golfo de Sidra) que sufre el pa¨ªs desde que un golpe militar incruento y de indiscutible respaldo popular terminara con la monarqu¨ªa de Idris en 1969, los progresos que desde entonces se vienen realizando en los campos educacional y sanitario, o el encauzamiento de la riqueza producida por el petr¨®leo hacia el incremento del nivel de vida de la poblaci¨®n y la erradicaci¨®n de la pobreza, as¨ª como hacia el desarrollo agr¨ªcola, eje reconocido de la pol¨ªtica econ¨®mica. Y todo ello a partir de una econom¨ªa subdesarrollada controlada por una minor¨ªa que hoy, tras nacionalizaciones y reforma agraria, financia desde el exterior la oposici¨®n al r¨¦gimen. Finalmente, tras la calificaci¨®n de extra?a a la diplomacia libia se vislumbra la contrariedad de Occidente (EE UU y el Reino Unido en concreto) por la p¨¦rdida de sus bases militares o por el apoyo libio a los movimientos populares de Chad o Sud¨¢n en contra de los intereses beligerantes franceses y egipcio-norteamericanos, respectivamente. Occidente vuelve a agitar el se?uelo de la libertad para justificar la agresi¨®n y la dependencia de las peque?as naciones. /
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.