Las nuevas tecnolog¨ªas de la Alianza Atl¨¢ntica implicar¨¢n trascendentales cambios t¨¢cticos, estrat¨¦gicos y doctrinales
Los ministros de Defensa de la OTAN decidieron en su ¨²ltima reuni¨®n encargar al Comit¨¦ Militar de la organizaci¨®n el estudio de un "marco conceptual militar" para las posibles aplicaciones de las llamadas tecnolog¨ªas emergentes. Tanto por parte de Estados Unidos como por parte del comandante supremo aliado para Europa (SACEUR) Bernard Rogers, se hab¨ªan dado ya los primeros pasos importantes en un debate que comenz¨® en serio en 1982. Ya no hay duda de que nuevas armas llevar¨¢n a nuevas estrategias, o al menos a nuevas t¨¢cticas, con un ¨¦nfasis en la ofensiva. Tambi¨¦n se cuestiona la viabilidad de la defensa lineal y adelantada en beneficio de la movilidad y la iniciativa. Todo ello hace que un problema militar sea, en realidad, pol¨ªtico.
La expresi¨®n tecnolog¨ªas emergentes se refiere a una larga lista de nuevos sistemas de vigilancia y armas mucho m¨¢s precisas y capaces de alcanzar sus objetivos que las actuales. Estas nuevas armas convencionales podr¨ªan permitir desempe?ar algunos de los papeles hasta ahora reservados a las nucleares t¨¢cticas o de alcance intermedio: contra concentraciones de tropas, aeropuertos, centros de control y comunicaciones enemigos.Con un mayor alcance y penetrabilidad, se favorece asimismo el ataque en profundidad contra objetivos m¨®viles en territorio del enemigo, muy por detr¨¢s de la l¨ªnea de contacto en caso de conflicto. Esta capacidad viene acompa?ada de la posibilidad de "ver en profundidad" con nuevos m¨¦todos de observaci¨®n y de transmisi¨®n instant¨¢nea de la informaci¨®n. Se llegar¨ªa a disponer, as¨ª, de municiones de tercera generaci¨®n inteligentes o, como se dice ahora, brillantes: "Dispare y olvide; alcanzar¨¢ su objetivo".
Pero las nuevas armas pueden llevar a nuevos conceptos doctrinales. El Mando Aliado en Europa (ACE) ha desarrollado la idea del ataque en profundidad (deep attack) o ataque contra las fuerzas de retaguardia enemigas entre 25 y 400 kil¨®metros m¨¢s all¨¢ de la primera l¨ªnea de combate. Al tiempo que se resiste el ataque del primer escal¨®n del Pacto de Varsovia, se le a¨ªsla y se ataca al segundo escal¨®n, el compuesto por refuerzos y otras fuerzas no implicados en la ofensiva inicial.
Librar dos batallas a la vez
Es una forma de librar dos batallas a la vez: en el frente y por detr¨¢s. Servir¨ªa, entre otras cosas, para ganar tiempo, pues, seg¨²n Rogers, el Pacto de Varsovia "gozar¨ªa de un balance favorable de fuerzas convencionales al comienzo de un conflicto, pero la fuerza potencial de la OTAN crece con el tiempo".Otra alternativa es la batalla tierra-aire (airland battle). No es un concepto, sino una doctrina vigente desde 1982 en las fuerzas norteamericanas, aunque en principio no se aplica a la OTAN. La profundidad del ataque (150 kil¨®metros) no es tan radical como la del deep attack .La airland battle insiste en lo esencial, que es mantener la iniciativa con operaciones "r¨¢pidas, impredecibles, violentas y desorientadoras", cuya eficacia puede ampliarse sobremanera con nuevas tecnolog¨ªas. Pone un acento especial sobre el uso precoz de armas qu¨ªmicas y nucleares -tras la decisi¨®n pol¨ªtica necesaria- en un campo de batalla integrado y ampliado, donde desaparecen los conceptos de frente y retaguardia. En este sentido, se ajusta m¨¢s a las actuales doctrinas sovi¨¦ticas.
Se trata tambi¨¦n -ante una ofensiva enemiga, y si es necesario- de ceder terreno para ganar tiempo y luego contraatacar. La doctrina ha sido dise?ada no para ganar guerras, sino batallas. Fue pensada, primero, para Corea, y luego para servir en el mundo entero, dados los intereses globales de EE UU. Seg¨²n fuentes militares, en una geograf¨ªa en la que no se dispusiera de espacio por detr¨¢s, como es el caso del frente central de la OTAN, habr¨ªa que pensar en lanzarse inmediatamente a la ofensiva para ganar el terreno necesario. La doctrina hace un amplio uso de la guerra no convencional, mediante el empleo de fuerzas especiales o guerrillas que penetrar¨ªan en la retaguardia enemiga para causar el caos: En estudio entre Estados Unidos y la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) se halla un proyecto m¨¢s amplio sobre la guerra del futuro, de los a?os 1995 al 2015, que lleva el t¨ªtulo de Airland Battle 2000.
Respuesta flexible
La doctrina oficial de la OTAN es la de la respuesta flexible, pero, fuerzas y estrategia no coinciden y algunos expertos dudan de su eficacia. Un ejemplo: seg¨²n fuentes fidedignas, la OTAN no dispone de dep¨®sitos de municiones para m¨¢s de 10 d¨ªas de combate. Se trata justamente de hacer funcionar tal doctrina. La OTAN no goza ya de superioridad nuclear en Europa, y lo que se propone es romper el supuesto desequilibrio num¨¦rico convencional con la superioridad tecnol¨®gica occidental. No se trata tampoco de eliminar las armas nucleares, cuya funci¨®n seguir¨¢ siendo fundamental.Por este camino se puede llegar a una estrategia defensiva acompa?ada de una t¨¢ctica ofensiva. Pero no es f¨¢cil establecer la diferencia si estalla el conflicto. Las nuevas doctrinas plantean grandes problemas pol¨ªticos. Desde que la RFA entr¨® en la OTAN, un pilar esencial de la estrategia oficial es la de la defensa adelantada: no ceder un ¨¢pice de terreno. Pero tambi¨¦n se aboga por una mayor movilidad.
De hecho, la RFA y Estados Unidos han desarrollado la idea de una defensa activa que mezcla guerra de posiciones y guerra de maniobras, trasladando fuerzas de los flancos a los grandes ejes de la batalla, una vez identificados, para evitar, que se abra una brecha.
Ante los actuales debates, la RFA y Holanda est¨¢n preocupadas por la actual evoluci¨®n de las ideas. El terreno cedido quiz¨¢ no sea recuperable. La guerra puede terminarse en una situaci¨®n dada de los ej¨¦rcitos por razones pol¨ªticas. Y al rev¨¦s, si la OTAN ganara terreno, por ejemplo, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, ser¨ªa dif¨ªcil devolverlo despu¨¦s. Las alternativas aqu¨ª contempladas convierten a la RFA en campo de batalla.
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