Misoginia baturra
Parece chistoso aplicar la palabra baturro a un filme de aspecto tan sofisticado como Bella de d¨ªa, que Bu?uel realiz¨® en Par¨ªs en 1966. Probablemente es as¨ª. Pero de lo que no cabe duda es de que este filme, tan parisiense, es inimaginable realizado por un cineasta de esa ciudad. La distancia ir¨®nica que Bu?uel interpone entre su pel¨ªcula y el mundo y los personajes expresados en ella, procedentes de la novela de Joseph Kessel Belle de jour, s¨®lo puede proceder, en gran parte, de la lejan¨ªa m¨ªtica tendida entre baturros y gabachos por superrealistas y tronchantes azares hist¨®ricos.A Bu?uel no le gustaba la novela de Kessel, pero menos a¨²n la gente que la poblaba, as¨ª que este viejo campe¨®n de la sorna ib¨¦rica les someti¨®, con su endi¨¢blado dominio de la duplicidad ir¨®nica, a uno de esos rid¨ªculos sin fondo que el cineasta acostumbraba a excavar cuando pon¨ªa su c¨¢mara ante algo que ¨¦l consideraba infestado de estupidez. La libertina historia de la prostituta en ratos libres Severine, de su honorable marido de la alta burgues¨ªa parisiense, de la madame Ana?s del prost¨ªbulo y de los diversos y pintorescos clientes y chulos de la dama, historia que Kessel se tom¨® muy en serio, con campanudismo sensualista, es vuelta del rev¨¦s, como un talego, por Bu?uel, que hace de un relato argumentalmente duro, pero formalmente blando, un filme exteriormente convencional, pero formalmente, y en las ant¨ªpodas del cursi sensualismo de Kessel, de enorme dureza.
La pel¨ªcula es de un cinismo demoledor. Bu?uel, que no fue un abnegado militante de los movimientos feministas, tom¨® a la pobre Catherine Deneuve como diana de su desprecio por el tipo de mujer que Severine encarnaba en la novela, haciendo algunas modificaciones en el juego argumental que definen el br¨ªo de un cineasta de su talento. Las escenas de la flagelaci¨®n de Deneuve-Severine en el parque, o la de su lapidaci¨®n con barro y caca, junto con el famoso n¨²mero del chino en el prost¨ªbulo -todav¨ªa hay bu?uel¨®logos que siguen investigando en qu¨¦ demonios consiste la perversidad sexual del amarillo-, son tres de los brotes superrealistas m¨¢s sonados, brutales y, en el fondo, divertidos de este baturro metido a dinamitero de la burgues¨ªa francesa.
Bella de d¨ªa, que gan¨® el Le¨®n de Oro en el Festival de Venecia de 1966, abri¨® a Bu?uel algo hasta entonces marginal en su producci¨®n: un gran cr¨¦dito comercial. La pel¨ªcula alcanz¨® ¨¦xito mundial, y esto permiti¨® al cineasta contar desde entonces con la amistad del dinero. Pero las esencias de su cine nada ganaron con ello. Bella de d¨ªa es un buen filme, pero no el mejor de Bu?uel. Sus obras inimitables quedaban detr¨¢s, realizadas casi en la indigencia y fuera de los circuitos del ¨¦xito.
Bella de d¨ªa se emite hoy a las 22.05 por la primera cadena.
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