Mozart, un pozo sin fondo

Las Juventudes Musicales de Madrid y la Caixa ofrecieron, en la Escuela Superior de Canto, un concierto de sonatas de Mozart, interpretadas por la violinista Palina Kotliarskaya y la pianista Mar¨ªa Manuela Caro. Ya la elecci¨®n de las obras revela la sensibilidad del d¨²o, pues entre la fabulosa herencia mozartiana supieron elegir sonatas sorpresivas: as¨ª la en Sol, k 379, inaugurada por un adagio sobre el que se alza la sombra de Don Juan; la en Fa mayor, k 377, en la que tras el vital¨ªsimo allegro, con un casi movimiento perpetuo encomendado al piano sobre el que canta el viol¨ªn, pasamos a unas variaciones superimaginativas y a un desolado tiempo final, m¨¢s interiorizado. Comenz¨® el recital con la Sonata en fa, K 376, caracter¨ªstica del Mozart m¨¢s sereno y, si se quiere, decorativo.El d¨²o Kotliarskaya-Caro demostr¨® su excelente concepto y c¨®mo puede (yo dir¨ªa que debe) alternarse el repertorio de los grandes cl¨¢sicos con el m¨¢s contempor¨¢neo, sin que sufra la t¨¦cnica ni el estilo. Al contrario: desde la apertura de horizontes se divisa todo mejor, con m¨¢s n¨ªtida claridad y m¨¢s larga perspectiva.

Escuchamos, pues, un Mozart palpitante, rico, expresivo y estupendamente explicado. Cuando se explica bien, la m¨²sica de Mozart es un pozo sin fondo, abierto a la intrahistoria de la cultura y con permanente capacidad de sorpresa. Desde ella, las sonatas violin¨ªsticas alcanzan perdurable Vigencia, algo bien distinto de lo meramente hist¨®rico y museal. Un gran concierto; las propinas se hicieron imprescindibles.