Karbor, las futbolistas que ganaron a los hombres
El campe¨®n de Espa?a femenino est¨¢ integrado por jugadoras de 15 a 28 a?os
Despu¨¦s de la final del Campeonato de Espa?a, que disputan a doble vuelta, este domingo y el pr¨®ximo, con las vascas del Ikastola Amasorrai, la mitad de la plantilla del Karbo Deportivo saldr¨¢ pitando para casa porque estamos en mes de ex¨¢menes. El resto, sea o no triunfal la jornada, preparar¨¢ el ¨¢nimo para un lunes laboral. Invictas en cancha espa?ola, son amateurs en el sentido m¨¢s amplio del t¨¦rmino. Luchan hasta la fatiga. No cobran un duro. Y meten muchos goles, una media de ocho por partido. De sus victorias no escapan ni los futbolistas-machos, como los del Laracha CF. Algo de eso debi¨® ser el f¨²tbol cuando, como dice Rufino Dos Santos, era "una venganza del pueblo contra los due?os de la vida".El Karbo de f¨²tbol femenino naci¨® un d¨ªa de 1968 por inspiraci¨®n de un macho, Jos¨¦ Ma?ana. Karbo es la suma sincopada de Carrasco y Borrego, primeros apellidos del matrimonio que regenta la academia privada donde estudiaba Ma?ana y donde se reclutaron las primeras chicas. All¨ª, en la populosa barriada de Los Mallos, entre urgencias mecanogr¨¢ficas y de ingl¨¦s comercial, recibieron el bautismo de la bola las pioneras.
Ahora el Karbo est¨¢ integrado en el Real Club Deportivo de La Coru?a, y de cuando en cuando pueden jugar en el estadio de Riazor, eso s¨ª, en partidos de hora de ir a misa, y con los palcos de autoridades y Prensa mayormente desiertos. Para llegar ah¨ª, al c¨¦sped adulto del olimpo han tenido que sortear una traves¨ªa amaz¨®nica, venciendo, domingo tras domingo, con la rabia en la bota, el jaleo cachondo del otro sexo. ?Dalle ca teta, nena!
Pasaron m¨¢s de 15 a?os de los goles inici¨¢ticos, y el ahora profesor Ma?ana, todav¨ªa entrenador, quiere dar otro triple salto en el trampol¨ªn de la historia y que la batuta pase de una vez por todas a una hembra. Jos¨¦ Ma?ana, en medio de las chicas, tambi¨¦n ha tenido que soportar las estupideces domingueras de alg¨²n desaprensivo de la lengua. A ¨¦l le importa un pito. Pero est¨¢ cansado. Con el equipo consolidado, salvados los tiempos de la supervivencia, le gustar¨ªa cambiar de tercio.
Futura entrenadora
Aunque est¨¢ reacia, todas piensan en Inma. De baja estatura, sin llegar a menuda, delgada, con el pelo casta?o, que lleva a media melena, rizada, es la interior izquierda del equipo. Capitana de la selecci¨®n espa?ola, con ofertas de ficha millonaria en el extranjero, a sus 25 a?os est¨¢ considerada una fuera de serie. Esta asturiana que lleg¨® en la adolescencia al Karbo, trabaja como profesora de educaci¨®n f¨ªsica y tiene el t¨ªtulo de entrenadora regional, dando lecciones de f¨²tbol-verdad a equipos de chavales. Inma es rapidez, genio e intuici¨®n. Recoge balones en la media y se planta como el rayo en la porter¨ªa contraria. La pretenden el Royan franc¨¦s y el 0ivas de Lisboa. Tambi¨¦n quieren que entrene de ahora en adelante a su propio equipo. Mientras duda, clava una estad¨ªstica de dos goles por partido.Internacionales en el Karbo deportivo son tambi¨¦n Gely, Rory, Encarna y Lis. Los trallazos de Gely desde medio campo son de los que hacen ¨¦poca. Juega a lo libre de centrocampista, y ordena el juego de casa con tanta eficacia como destruye el ajeno. La artillera del equipo tiene 20 a?os y comenz¨® a jugar en la temporada 1977-78. La viguesa Rory tiene la misma edad y forma tambi¨¦n en la bisagra m¨¢gica. Regatea con habilidad, centra sobre la marcha con temple y su especialidad es marcar goles bonitos desde un ¨¢ngulo complicado. Encarna, melena larga que sujeta con una cinta guerrera, completa esa media de oro, donde, en gran parte, est¨¢ la clave del ¨¦xito del Karbo. Tiene un dribling de avispa y sabe utilizar con ma?a pecho y cabeza.
Lis, 20 a?os, es el juego florido de vanguardia. Sabe mirar por la espalda, es h¨¢bil con los dos pies y no desmerece en los balones por alto. Tiene arte y picard¨ªa suficientes para vender botijos al contrario. Es hija de Rafael Franco, uno de los componentes de la famosa Orquesta Canaro, que form¨® en las filas deportivistas cuando el f¨²tbol gallego no era una autonom¨ªa de segunda. Si el balompi¨¦ tiene algo de transmisi¨®n gen¨¦tica, ¨¦ste ser¨ªa un caso ejemplar. Lis se inici¨® en Venezuela y sigui¨® el itinerario como entrenador del padre. A los nueve a?os ya marc¨® cuatro goles en un partido de antolog¨ªa.
La m¨¢s veterana es Ana, la portera, de 28 a?os, que trabaja en una granja, y la m¨¢s joven es Alicia, con 15 a?os, que juega en la delantera, por la banda derecha. Alicia es hija ¨²nica, su padre es el director de la F¨¢brica de Armas de La Coru?a y lleva bien la vocaci¨®n futbol¨ªstica de la heredera, aunque de cuando en cuando se entable alg¨²n conflicto porque ¨¦l es madridista y ella del Bar?a.
Todas solteras
Mitad por mitad, estudian y trabajan. Algunas se desplazan desde bastante lejos para asistir a los entrenamientos, dos por semana, que tienen por escenario los terrenos a brav¨ªo de la pen¨ªnsula de la Torre de H¨¦rcules. "Hacemos ejercicios gimn¨¢sticos", dice Ma?ana, "pero siempre hay que jugar un partidillo. Las chicas no se van contentas para casa sin rozar el bal¨®n".El matrimonio ha supuesto hasta ahora, en Galicia, para las mujeres, una ruptura insalvable con la pr¨¢ctica futbol¨ªstica. Alguna excepci¨®n hay, como una jugadora del Celta Batallador, casada y con tres hijos. Pero la mayor¨ªa han colgado las botas al tiempo que se pon¨ªan el traje nupcial. Todas, en el actual Karbo deportivo, son solteras, pero ya hay varias dispuestas a romper con esa incompatibilidad impuesta por las convenciones sociales.
La carrera triunfal del Karbo, campeonas de Espa?a en 1983 y de la Copa Reina Sof¨ªa en 1981 y 1982, tiene momentos particularmente memorables para sus componentes, como cuando ganaron en terreno catal¨¢n por 3-0 al Barcelona o cuando golearon 16-0 al Roc¨ªo de Vigo, o cuando doblegaron por 4-2 a los hombres del Laracha C.F. En este ¨²ltimo partido, algunos de los varones no pod¨ªan entender semejante subversi¨®n de la historia, pero el marcador no ment¨ªa. Les dieron la mano y se fueron, meditando, con el bal¨®n bajo el brazo.
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