El caso de la bandera robada

Este pa¨ªs va de sobresalto en sobresalto. Se acallan los ecos de un conflicto y surge otro. El ¨²ltimo es el del robo de la ikurri?a que se expon¨ªa en el Museo.del Ej¨¦rcito -"extracci¨®n", seg¨²n la nota oficial del PNV-, llevado a cabo por Joseba El¨®segui, antiguo comandante de gudaris, condenado a muerte y posteriormente indultado; actual senador por el Partido Nacionalista Vasco, y el hombre que, en 1970, en un intento de suicidio a lo bonzo, se lanz¨® en llamas desde una galer¨ªa. del front¨®n de Anoeta, ante la presencia de Franco y de las c¨¢maras de la televisi¨®n.Lo que cabe exigir es que a los s¨ªmbolos expuestos se les dispense el m¨¢ximo respeto, porque por ellos murieron muchos espa?oles en una guerra que, m¨¢s que olvidar, hay que superar. El Museo del Ej¨¦rcito no es el de los vencedores de un conflicto entre espa?oles, en el que no se les liber¨® de ninguna dominaci¨®n extanjera, y los s¨ªmbolos que se exponen no son trofeos, sino testimonio de algo que no se debe repetir. El mantenimiento de la palabra liberaci¨®n en un r¨®tulo nos parece uno de los muchos errores que han sobrevivido en la Espa?a democr¨¢tica, de la larga y lenta transici¨®n. ( ... )

, 9 de junio.