Un hueco real para la diferencia
M¨¢s que en el tiempo, y Machado, a pesar de Bergson, es un buen ejemplo de ello, la poes¨ªa es siempre definitiva en un tiempo. De ah¨ª su necesidad; por eso presupone un ?limitado planteamiento de los l¨ªmites de todo el que la lee o se dedica al ejercicio temerario de escribirla. La cr¨ªtica, temporal tambi¨¦n, con todas sus certezas, es m¨¢s o menos generosa, seg¨²n las circunstancias, y alude al patr¨®n ambiguo de la calidad para ordenar un panorama literario abierto a otros muchos condicionamientos. Entusiasmados en la resbaladiza pendiente de lo que debe ser la poes¨ªa, son muy pocos los que se paran a analizar aquello que en realidad es hist¨®ricamente. Surgen as¨ª juicios y valores pendulares, negaciones tajantes sobre determinadas obras y encumbramientos demasiado teatrales.La obra de Pablo Garc¨ªa Baena, en concreto, y del grupo C¨¢ntico, en general, es una buena muestra de ello. Poco a poco -no pod¨ªa ser de otra manera-, bajo el marasmo cr¨ªtico, se ha ido imponiendo la hermos¨ªsima validez de su poes¨ªa, hoy indiscutible. Pero tal como estaban planteadas las cosas hasta ahora, quien quisiera acercarse a la literatura de Pablo Garc¨ªa Baena ten¨ªa que pasar por la idea de un poeta marginado y, de alguna manera, no v¨¢lido en los a?os m¨¢s oscuros de la posguerra; de un poeta recuperado, y recuperable, solamente con la vanguardia nov¨ªsima en los a?os setenta. Toda literatura, sin embargo, tiene una realidad exacta en su momento. No deber¨ªa olvidarse que los poetas de C¨¢ntico empezaron a escribir en los a?os del garcilasismo, con el que rompieron posteriormente, y que buena parte de la poes¨ªa del 27, en el exilio o en Espa?a, tiene durante la misma ¨¦poca un sentido de b¨²squeda parecido. Es insuficiente, por otra parte, valorar a C¨¢ntico s¨®lo en su enfrentamiento pretendido con una poes¨ªa social, que fue v¨¢l¨ªda est¨¦tica y moralmente en muchos casos. Intentar negarla desde posiciones absolutas nos ha devuelto a una cr¨ªtica de veladuras y prejuicios poco sostenible con el tiempo. La e mediocridad iba entonces poir otros caminos; la propia revista, sobre todo en su segunda ¨¦poca, estuvo abierta a las voces m¨¢s dispares.
Aparte de las modas, de las recuperaciones, la poes¨ªa de Pablo Garc¨ªa Baena se defiende por s¨ª misma, en su propia historia, oblig¨¢ndonos a buscar la validez de sus momentos, y no simplemente el fruto de relecturas posteriores. Dos libros pueden servirle al lector como base para delimitar el campo de su obra, todav¨ªa en marcha, todav¨ªa, notablemente productiva. Me refiero al trabajo de Guillermo Carnero s¨®bre El grupo C¨¢ntico de C¨®rdoba, y a la propia Poes¨ªa completa, 1940-1980, de Pablo Garc¨ªa Baena, editada por Visor, con un pr¨®logo certero de Luis Antonio de Villena.
Reflexi¨®n ¨¦tica
Desde los poemas iniciales de Rumor oculto (1947), hasta Antes que el tiempo acabe (1978), la poes¨ªa de Garc¨ªa Baena es la descripci¨®n de un proceso donde la desilusi¨®n, la incomodidad de un desencanto personal, va alej¨¢ndose de alusiones moralistas y religiosas, para convertirse en una reflexi¨®n ¨¦tica en torno a la experiencia de la sensualidad agredida. Se ha repetido conjusteza que el "Llanto de la hija de Jepht¨¦" poema incluido en Mientras cantan los p¨¢jaros (1948), es un buen ejemplo de este nudo central de una obra llena de coherencia y de estilo l¨®gico. Un intimismo.personal que se quiere trascendente y puro, pero que se sabe oprimido en la realidad social de las costumbres, encuentra en la voz trascendente y pura de su estilo la ¨²nica forma de palabra. Su poes¨ªa es la expresi¨®n de una imposibilidad que se va solucionando paulatinamente, una poes¨ªa paradisiaca desde la falta misma del para¨ªso. Pero la b¨²squeda de una sensualidad imposible constituye tambi¨¦n la exigencia de una ¨¦tica distinta. El tono elegiaco, melanc¨®lico, de Antiguo muchacho (1950) y el paganismo utilizado en Junio (1957) son los dos puntos culminantes de este proceso que desemboca muy posibilitado en Oleo (1958), libro de replanteamientos, libro de crisis, como ha escrito Luis Antonio de Villena; libro que ofrece, en definitiva, poemas memorables: por ejemplo, "Palacio del cinemat¨®grafo" y "D¨ªa de la ira".
Pablo Garc¨ªa Baena es la b¨²squeda de un hueco real para la diferencia; su poes¨ªa va marcando el equilibrio entre la intenci¨®n y la realidad interna o externamente posible. Las abundantes llamadas de los textos a la experiencia cotidiana cobran sentido de esta manera, entrando en la globalidad de la obra con un papel cada vez m¨¢s dominante.
As¨ª lo demuestran los poemas publicados como anticipo de un pr¨®ximo libro, poemas llenos de novedad, reflexi¨®n actual de su vitalismo de siempre, que lo hacen maestro y contempor¨¢neo de la poes¨ªa m¨¢s joven, ¨¦sa que ordena el mundo desde la realidad y la ternura frente a cualquier tipo de agresiones.
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