El monopolio de los colegios profesiones
El autor de este art¨ªculo critica la concepci¨®n de los colegios profesionales que actualmente es predominante en Espa?a, y que a su juicio es plenamente corporativista, por contraste con las instituciones semejantes de otros pa¨ªses democr¨¢ticos, donde estas instituciones se conciben sobre todo como asociaciones de car¨¢cter privado dedicadas fundamentalmente a potenciar la profesi¨®n de que se trate. A partir de ah¨ª, el autor se hace una an¨¢lisis de las posturas ante el proyecto de ley de Colegios Profesionales que est¨¢ preparando el Gobierno para sustituir a la vigente de 1974.
La ley de Colegios Profesionales de 1974, continuista con la filosof¨ªa semifuncionarial que muchas de estas entidades tuvieron en su origen, defin¨ªa a los mismos como corporaciones de derecho p¨²blico dentro de una muy especial democracia org¨¢nica que les reservaba, entre otras, funciones de representaci¨®n pol¨ªtica. Seis a?os despu¨¦s de aprobada la Constituci¨®n, donde se menciona sin m¨¢s su necesaria regulaci¨®n legal, nadie ha puesto en cuesti¨®n su actual situaci¨®n jur¨ªdica, al igual que las patronales hacen con la identidad de derecho p¨²blico de las c¨¢maras y otras entidades.Frente al liberalismo anglosaj¨®n, donde el ejercicio profesional es libre y el asociacionismo profesional tiene car¨¢cter privado, realizando funciones de garant¨ªa de profesionalidad y prestigio para asociados y clientes, contribuyendo a la permanente actualizaci¨®n profesional, publicando estudios, analizando la realidad econ¨®mica, industrial y t¨¦cnica en que la profesi¨®n se inserta, etc¨¦tera, en Espaila los colegios profesionales insisten en su corporativismo.
Presentar el actual proyecto de ley como la base de un giro para que los colegios profesionales sean cauce de garant¨ªa para el p¨²blico en su demanda de servicios a los facultativos es, cuando menos, ingenuo.
Frente a actuaciones desgraciadas de unos m¨¦dicos con su paciente en un hospital de Oviedo, son las asociaciones feministas y el comit¨¦ de empresa quienes reaccionan. Ante intentos corporativos del Colegio de ATS de reservar para s¨ª campos profesionales en los que t¨¦cnicos de laboratorio de la rama sanitaria de formaci¨®n profesional 2 est¨¢n facultados, los sindicatos decimos no. Los colegios de ingenieros superiores intentan convencer a sus asociados de que la futura regulaci¨®n legal de las atribuciones profesionales de los ingenieros t¨¦cnicos, al acabar con sus limitaciones cuantitativas en la firma de proyectos, perjudica a la sociedad espa?ola. Como si en la era de la microelectr¨®nica la complejidad de una instalaci¨®n dependa de la potencia instalada y en el saber existan fronteras. S¨®lo son tres ejemplos recientes.
R¨ªos de tinta y cr¨ªtica nos llegan a los sindicatos m¨¢s representativos porque una nueva ley nos reconoce derechos a representar a los trabajadores ante las instituciones despu¨¦s de demostrar nuestra audiencia por tres veces en seis a?os y con la necesidad de revalidarla cada cuatro. Los fariseos claman porque para atender a los gastos -exclusivamente- de una negociaci¨®n colectiva, con prolongadas estancias y viajes de representantes legitimados por los votos, los trabajadores beneficiados de su acci¨®n constitucional contribuyan cuando as¨ª lo quieran, pero no se escandalizan de la colegiaci¨®n obligatoria.
Encarecer el producto
El anteproyecto de ley de Colegios Profesionales es confuso a este respecto, exigiendo colegiaci¨®n a los que ejerzan la profesi¨®n fuera del sector p¨²blico, y no s¨®lo al ejercicio libre. En ambos casos estamos en radical oposici¨®n, pero para los asalariados de empresa privada el tema tiene m¨¢s implicaciones. ?Significa responsabilidad compartida entre empresario y trabajador? En una sociedad moderna, en la que los servicios los vende la empresa, que elige y cambia a sus trabajadores, suya es la responsabilidad. De otra forma, el actual fraude de relaciones laborales encubiertas por contratos de arrendamientos de servicios puede extenderse.
?Qu¨¦ sentido tiene delimitar estrechamente competencias profesionales por ramas de conocimiento cuando la complejidad del mundo actual exige equipos multidisciplinares para cualquier iniciativa de m¨ªnima envergadura?
?Es l¨®gico visar rutinariamente en un colegio proyectos o trabajos que exigen muchos miles de horas de ingenier¨ªa, o, por el contrario, se trata de mecanismos de cobro por canon sobre un valor final al que muchos aportan, encareciendo el producto para el consumidor?
La vigilancia en el cumplimiento de normas t¨¦cnicas que afectan a la seguridad, ?se puede delegar por la Administraci¨®n?
Reservar la ordenaci¨®n del ejercicio de una profesi¨®n y el control de la actividad profesional a los colegios supone que la Administraci¨®n hace dejaci¨®n de sus competencias en entidades que representan intereses de grupos profesionales que no tienen que coincidir en sus prioridades con las del conjunto del cuerpo social.
Otorgar a los colegios, sin especificar obligaci¨®n de voluntariedad, la organizaci¨®n de servicios de previsi¨®n y de car¨¢cter asistencial para sus colegiados, obligados a serlo pata ejercer, es ratificar la obligaci¨®n mutual en algunos colegios, contradiciendo el car¨¢cter constitucionalmente libre de la asistencia y prestaciones complementarias.
El que unos colegios profesionales, en evoluci¨®n contraria a la del mundo occidental, obtuvieran ampl¨ªsimas competencias a trav¨¦s de un r¨¦gimen pol¨ªtico que necesit¨® de su apoyo social, aunque al final fueran inc¨®modos, no exime de una revisi¨®n profunda del papel que han desempe?ado y desempe?an y que esperamos de ellos en el futuro.
Adecuar su papel en una Sociedad moderna, donde el conocimiento es un bien indispensable y estrat¨¦gico, sometido a cambios profundos y r¨¢pidos que exigen acomodaci¨®n permanente entre universidad, sociedad, sistemas econ¨®micos y actualizaci¨®n profesional, es el camino que hay que buscar. Insistir en una realidad actual decepcionante, cuando esquemas de libertad de asociaci¨®n son los que impulsan hoy todos los sectores sociales con mayor vitalidad, es anacr¨®nico.
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