Bofetadas para celebrar el triunfo

El partido hab¨ªa acabado como para morir de infarto. Se?or, con el torso totalmente desnudo y aplaudiendo al aire agradeci¨¦ndole a todo Par¨ªs los aplausos del ¨²ltimo minuto, se resist¨ªa a abandonar el c¨¦sped, por el que deambulaba atontado, destrozado, desilusionado, desconsolado, Tony Schumacher, un portero al que lo ¨²nico que no le gusta en este mundo es perder. Y menos ser eliminado.Mientras los gritos de gloria resonaban en los t¨²neles de acceso al vestuario espa?ol, Jes¨²s Pereda, seleccionador juvenil y uno de los t¨¦cnicos que acompa?a en esta Eurocopa a Miguel Mu?oz, corri¨® chillando "?viva Espa?a, viva Espa?a!", hasta la puerta que daba acceso a los vestuarios.

All¨ª, tal vez por la confusi¨®n, tal vez por su euforia, tal vez porque iba elegantemente vestido de paisano, tal vez porque no llevaba su tarjeta de acreditaci¨®n, lo cierto es que uno de esos gigantes que utilizan los servicios de seguridad de cualquier pa¨ªs del mundo, le cerr¨® el paso.

Dentro estaban todos, celebrando la victoria, abraz¨¢ndose, llorando, parec¨ªa el fin del mundo. Y Chus empez¨® a dicutir con el gigant¨®n. Alguien debi¨® pasar y debi¨® contar en el vestuario espa?ol lo que suced¨ªa en la puerta. Luis Arconada, ni corto ni perezoso, sali¨® como una bala para entrar a su compa?ero. El gigante medio peg¨® a Pereda y discuti¨® desaforadamente con Arconada, al que no le toc¨® la cara de milagro. Pero Luis logr¨® lo que quer¨ªa, que Pereda participara de la euforia de una noche que costar¨¢ mucho repetir.