M¨¦dicos y enfermos
LAS RECIENTES elecciones celebradas en el Colegio de M¨¦dicos de Madrid, cuyas irregularidades han sido de nunciadas por algunas de las Candidaturas derrotadas en las urnas, han puesto de relieve los conflictos de intereses -profesionales, corporativos y de pol¨ªtica sanitaria- que dividen a los profesionales que tienen confiada la salud de los espa?oles. Los comicios del Colegio de Madrid, en el que se hallan inscritos casi 20.000 m¨¦dicos, se celebraron en el v¨®rtice de una acalorada discusi¨®n en tomo a la ley de Colegios Profesionales y a los proyectos de reforma anunciados por el ministro de Sanidad, Ernest Lluch. No en vano estas dos cuestiones fueron el eje sobre el que gir¨® la campa?a de los candidatos. Una consecuencia de este pol¨¦mico planteamiento fue el notable aumento del inter¨¦s de los m¨¦dicos por las elecciones. En contraste con los bajos porcentajes de participaci¨®n habituales, situados en torno al 25% del censo, en esta ocasi¨®n votaron casi un 40% de los profesionales con derecho a sufragio.Sin necesidad de aguardar al recuento definitivo de los votos por correo, cabe adelantar que la victoria ha correspondido, con algo menos de la mitad de los votos, a la plataforma que defend¨ªa los planteamientos corporativistas m¨¢s radicales y que se opuso frontalmente, bajo el padrinazgo del presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, Ramiro Rivera, a la reforma de las obsoletas estructuras sanitarias de este pa¨ªs. Sin embargo, estas elecciones, convocadas y gestionadas por la junta de gobierno, a la vez juez y parte en la contienda, han registrado pr¨¢cticas nada democr¨¢ticas, que s¨®lo han conseguido da?ar la imagen global de la profesi¨®n m¨¦dica. Resulta dif¨ªcil ocultar u olvidar el lamentable espect¨¢culo que ofreci¨® el presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, Ramiro Rivera, al tomar partido por una candidatura un d¨ªa antes de las elecciones y al descalificar a otras candidaturas que concurr¨ªan a las urnas.
Ha quedado claro que el colectivo m¨¦dico se halla lejos del monofitismo y de la homogeneidad que la derecha autoritaria, deseosa de instrumentar con finalidades partidistas los conflictos profesionales sectoriales, pretende hacer creer con sus mon¨®tonas campa?as. En estas elecciones se han enfrentado, como lo hacen a diario en ambulatorios, cl¨ªnicas y hospitales, concepciones muy diferentes, e incluso contrapuestas, sobre el trabajo profesional y las funciones que corresponden a los m¨¦dicos. Aunque en ese pulso entre diferentes tendencias haya vencido la postura m¨¢s conservadora, ser¨ªa arriesgado identificar a todos los que han votado a favor de la candidatura del doctor Javier Matos, que se presentaba a la reelecci¨®n tras un mandato pobre en resultados, como profesionales de la derecha m¨¢s pura y dura. En esa orientaci¨®n de voto ha influido tambi¨¦n el desconcierto de muchos m¨¦dicos ante las indefiniciones y las vacilaciones de la pol¨ªtica de la actual Administraci¨®n de sanidad. Es significativo que en la mayor parte de los centros hospitalarios de la Seguridad Social la opci¨®n de Matos haya conseguido el voto del 50% de los m¨¦dicos que trabajan para el Estado.
La profesi¨®n m¨¦dica no puede aspirar a que los intereses corporativos prevalezcan sobre la mejora de las prestaciones sanitarias que el Estado debe garantizar a todos los ciudadanos. Los intereses de los m¨¦dicos merecen gran atenci¨®n, pero s¨®lo en un marco que incluya la defensa de los derechos del enfermo y la correcta administraci¨®n de los recursos presupuestarios, que proceden de todos los contribuyentes. La plataforma corporativista oculta, bajo consignas en favor de la libertad, el prop¨®sito de incrementar sustanc¨ªalmente los ingresos colectivos de la clase m¨¦dica que presta sus servicios en el sector p¨²blico a costa del resto de la sociedad. Las recientes elecciones han mostrado la existencia de un amplio sector de m¨¦dicos capaz de superar planteamientos gremiales y de apostar por una sociedad mas justa: de apoyar las reformas sanitarias que la modemizaci¨®n del pa¨ªs, la salud de los espa?oles y la mejor administraci¨®n de los recursos comunes exigen.
El Gobierno tiene pendiente una ley sobre la Sanidad, prometida por el programa electoral del PSOE. La ley de Bases todav¨ªa vigente es uno de los instrumentos normativos procedentes del anterior r¨¦gimen de m¨¢s antigua fecha. Promulgada el 26 de noviembre de 1944, conserva en su articulado buena parte del esp¨ªritu de esa ¨¦poca, incluidas las referencias al Movimiento. Aunque s¨®lo fuera por la necesidad de adecuar ese curioso diplodocus a los principios y a la terminolog¨ªa constitucionales, parece inexcusable que el Gobierno acelere el env¨ªo al Congreso de una ley de Sanidad acorde con los nuevos tiempos.
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