Hay epidemia
Los toros se ca¨ªan ayer en Las Ventas lo habitual, excepto el sexto, que se cay¨® m¨¢s de lo habitual. Contin¨²a esta misteriosa enfermedad, y como as¨ª llevamos ya lo que va de temporada, es de suponer que hay epidemia.Seg¨²n algunos sabios, se debe a que, de s¨²bito, la ganader¨ªa de bravo ha sufrido un baj¨®n de casta, que la tiene tiradita por los suelos. Seg¨²n otros sabios, no es muy cient¨ªfica esta argumentaci¨®n porque, por ejemplo, si saliera al ruedo la vaca lechera, no se sabe las coces que pegar¨ªa ante la espantosa visi¨®n del artefacto de picar, pero nadie se la imagina rodando por la arena. Aparte de que los mismos sabios primeros denunciantes del s¨²bito baj¨®n de casta, hace 365 d¨ªas y una noche afirmaban que los toros se ca¨ªan por bravos y encastados, pues "se emplean", mientras que los mansos y descastados no se caen pues no se emplean".
Plaza de Las Ventas
24 de junio.Cuatro toros de Juan Pablo Jim¨¦nez Pasquau y tercero y sexto de Mart¨ªn Pe?ato, en general muy bien presentados pero flojos y de media arrancada. Manili. Buena estocada (ovaci¨®n y salida al tercio). Pinchazo y estocada corta atravesada (silencio). Pep¨ªn Jim¨¦nez. Cinco pinchazos (silencio). Media desprendida (silencio). Juan Mora, que confirm¨® la alternativa. Golletazo (silencio). Bajonazo tirando la muleta y cinco descabellos (palmas).
Que hay epidemia, no obstante, es cosa cierta, y s¨®lo falta averiguar de qu¨¦. A lo mejor el mal no est¨¢ en el toro, sino en el hombre; porque de ser real la versi¨®n de otros sabios, para quienes "algo les hacen" a los toros en los corrales, la epidemia ser¨ªa de golfos.
Est¨¢n, por otra parte, las dolencias end¨¦micas de los presidentes. Los presidentes padecen ceguera y sordera. El presidente de ayer no ve¨ªa la invalidez perniciosa del sexto toro, que se pegaba costaladas horribles, ni o¨ªa rugir a la afici¨®n, que denunciaba a gritos la penuria locomotriz del funo.
Una ¨¦lite de sabios en tauromaquia atribuye a la consanguinidad las ca¨ªdas de los toros, si bien afamados catedr¨¢ticos que han estudiado a fondo el tema aseguran que la consanguinidad nada tiene que ver, y que m¨¢s consanguinidad hab¨ªa en las reses de principio, de siglo, y no se ca¨ªan. De cualquier forma, no ser¨ªa cient¨ªficamente correcto afirmar que las causas de la epidemia que pone a los toros de mal cuerpo, han de ser las mismas que aquejan a los presidentes en la vista y en el o¨ªdo.
Con toros de media arrancada y tumbo completo, los espadas de ayer s¨®lo pod¨ªan estar voluntariosos, y cumplieron perfectamente tal cometido. Manili mulete¨® muy valiente a su primero, que se le quedaba con peligro en la suerte, y despu¨¦s de aguantarle gallardamente los parones para que tomara el enga?o, lo tir¨® patas arriba de un soberano volapi¨¦. Al cuarto, reserv¨®n y aplomado, le porfi¨® mucho, en los medios, pis¨¢ndole los terrenos o d¨¢ndole distancia, seg¨²n; mas ninguna t¨¦cnica mov¨ªa aquella mole. Pep¨ªn Jim¨¦nez no tuvo tanto aguante, pero supli¨® con oficio las dificultades de las inc¨®modas medias arrancadas Juan Mora, en cambio, goz¨® del ¨²nico toro potable de la corrida.
Fue el primero, en efecto potable toro, que embest¨ªa con codicia. Le templ¨® poco, y por ah¨ª no es. Juan Mora estaba en tarde solemne de confirmaci¨®n de alternativa, a pesar de lo cual no se le apreci¨® nervioso, como suele ocurrir, sino muy tranquilo y consciente de su propia val¨ªa. Instrument¨® algunas medias ver¨®nicas de especial finura, en tanto que, con la muleta, su propia val¨ªa no le alcanz¨® a, por lo menos, templar. Los redondos le salieron decorosos simplemente, y los naturales, violentos. Al sexto, el toro de las costaladas, le dio pases buenos pero, como voce¨® un espectador, "con un cad¨¢ver, no valen".
Los tres diestros merecen repetici¨®n en Las Ventas, cuando no haya epidemia. Las Ventas y todas las plazas deber¨ªan cerrar a cal y canto por decreto, hasta que la epidemia desaparezca. Dar corridas con epidemia es una estafa, y adem¨¢s puede resultar contagioso.
Manzanares triunfa en Alicante
Manzanares cort¨® cuatro orejas en la corrida de ayer en Alicante, con toros de Ib¨¢n. Luis Francisco Espl¨¢, aplausos y oreja. Arturo Blau, ovaci¨®n en su lote.
Por otra parte, en Barcelona, con novillos de Gabriel Hern¨¢ndez, Antonio Maravillas escuch¨® los tres avisos en su primero y otro en el sexto. Tom¨¢s Pall¨ªn, silencio y palmas. ?ngel Ler¨ªa, palmas y vuelta.
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