S¨ªntomas de una evoluci¨®n de HB respecto a la v¨ªa negociadora
, De nuevo, casi como cada a?o, la posibilidad de una salida negociada al problema de la violencia en el Pa¨ªs Vasco ha sido suscitada estos d¨ªas en diversos medios pol¨ªticos. De manera sorprendentemente simult¨¢nea, el delegado del Gobierno, Ram¨®n J¨¢uregui, el dirigente de Herri Batasuna I?aki Ruiz de Pinedo y el senador del PNV Joseba Azk¨¢rraga, en tres medios informativos diferentes, hablaban el viernes, d¨ªa 22, de esa posible salida. El problema es que nadie sabe a ciencia cierta lo que al respecto piensa ETA.Las expectativas otras veces suscitadas han sido siempre brutalmente desinfladas por ETA. Concretamente, en los ¨²ltimos 18 meses, asesinando al general V¨ªctor Lago, jefe de la Divisi¨®n Acorazada, inmediatamente despu¨¦s de la victoria electoral socialista, y a dos guardias civiles y a tres empleados del Banco de Vizcaya cuando, en la primavera de 1983, se discut¨ªan cuestiones de procedimiento previas a la constituci¨®n formal de la Mesa para la Paz.
Sin embargo, seg¨²n Ram¨®n J¨¢uregui, "ante retos hist¨®ricos no hay que decir que no a nada por anticipado". Seg¨²n Ruiz de
Pinedo, "HB sigue dispuesta a participar en iniciativas como la Mesa para la Paz". En opini¨®n de Azk¨¢rraga, "no habr¨¢ m¨¢s remedio que negociar". Ahora bien, seg¨²n el senador nacionalista, una verdadera negociaci¨®n implica tres requisitos: aut¨¦ntica voluntad de paz de todas las partes, que no se establezcan limitaciones previas en los temas objeto de negociaci¨®n, y que cese la lucha armada. La primera y la tercera condiciones pueden considerarse coincidentes, y ambas dependen de ETA.
Pero no se sabe lo que piensa ETA. Hasta 1976 o 1977, ETA fue, pese a la estricta clandestinidad, una organizaci¨®n muy transparente. Hoy s¨®lo por v¨ªas indirectas -por ejemplo, la evoluci¨®n de los debates internos de Herri Batasuna- es posible aventurar cu¨¢les puedan ser los pensamientos reales de la direcci¨®n de ETA.
Tampoco es que HB sea una caja de cristal, pero de las declaraciones, insinuaciones y confidencias de algunos de sus l¨ªderes
parece deducirse lo siguiente: que en el seno de la coalici¨®n abertzale ha habido recientemente un debate en el que se han suscitado temas como el de la negociaci¨®n, la eventual participaci¨®n en las instituciones y la estructuraci¨®n interna de HB. Que, por alguna raz¨®n, el debate se ha polarizado entre quienes pugnaban por acentuar el car¨¢cter de Herri Batasuna como "movimiento democr¨¢tico amplio" y quienes tend¨ªan a subrayar su funci¨®n de "vanguardia revolucionaria".
Simplificando mucho, los primeros constituir¨ªan el sector m¨¢s nacionalista, m¨¢s abierto a la negociaci¨®n y m¨¢s dispuesto a ampliar en direcci¨®n al mundo del PNV su base potencial. Los segundos, entre los que se encontrar¨ªan los cuadros del partido HASI, eje de la coalici¨®n hasta el momento, ser¨ªan partidarios de un reforzamiento ideol¨®gico sobre la base del marxismo-leninismo, se plantear¨ªan la negociaci¨®n m¨¢s bien como una referencia te¨®rica y propagand¨ªstica, no materializable a corto plazo, y considerar¨ªan que la verdadera negociaci¨®n s¨®lo podr¨ªa darse entre ETA y el Ej¨¦rcito espa?ol.
Esta l¨ªnea de delimitaci¨®n resulta relativamente hom¨®loga a la que reiteradamente, y en general en ¨®rganos de prensa ligados al PNV, se ha afirmado que exist¨ªa en el seno de ETA Militar. Domingo Iturbe Ab¨¢solo, Txomin, encabezar¨ªa, seg¨²n esas fuentes, a los nacionalistas y negociadores, y Antxon Etxebeste, a los marxistas-leninistas no negociadores.
Desde el punto de vista pr¨¢ctico, los primeros se distinguir¨ªan por hacer un planteamiento de la alternativa KAS en t¨¦rminos de objetivo democr¨¢tico -por oposici¨®n a revolucionario-, y, por tanto, conseguible en el marco de la actual relaci¨®n de fuerzas. S¨ªntoma de tales planteamientos -y a la vez de que esa posici¨®n ha resultado mayoritaria en el debate interno de HB- lo constituy¨® la conferencia de prensa ofrecida hace unos d¨ªas en Pamplona por Jon Id¨ªgoras, I?aki Esnaola y Jokin Gorostigui. Dejaron caer afirmaciones como que "con la integraci¨®n de Navarra se habr¨ªa cumplido el 70% de la alternativa KAS" o que "un planteamiento federal como el defendido por los socialistas hasta, 1979 nos permitir¨ªa entrar en las instituciones".
M¨¢s all¨¢ de las palabras, el planteamiento parece anunciar una actitud m¨¢s flexible, en el sentido de considerar la alternativa KAS no como un todo cerrado que se acepta o rechaza en bloque, sino como un punto de partida que la propia negociaci¨®n ir¨ªa afinando. Hace unos meses, tal planteamiento hubiera sido considerado inaceptable tanto por parte de ETA como de la mayor¨ªa de la direcci¨®n de HB. Queda por ver, sin embargo, si la variaci¨®n en la relaci¨®n interna de fuerzas de HB tendr¨¢ o no reflejo en ETA. Hist¨®ricamente, cada vez que discusiones similares se han planteado, la soluci¨®n, aparentemente ecl¨¦ctica, pero en la pr¨¢ctica escasamente tal, se ha expresado mediante la f¨®rmula: "Negociemos, y, para hacerlo en posici¨®n de fuerza, ataquemos duro, y donde m¨¢s duela, durante una temporada". De esta manera, el sector m¨¢s intransigente ha logrado siempre ahogar cualquier posibilidad real de di¨¢logo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.