El rey Hassan II pretende visitar Espa?a en el pr¨®ximo oto?o
El rey Hassan II de Marruecos pretende efectuar una visita oficial a Espa?a a finales de octubre pr¨®ximo o comienzos de noviembre, seg¨²n fuentes marroqu¨ªes solventes. Esta ser¨¢ la primera visita oficial a Espa?a del soberano marroqu¨ª desde su ascenso al trono en 1961. En la agenda del viaje real figuran proyectos de cooperaci¨®n civil, y un importante expediente de cooperaci¨®n y suministros militares, parte de los cuales a¨²n est¨¢n en discusi¨®n.
La Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica (OID) declar¨® ayer que "no es imposible" que se produzca en esas fechas el viaje oficial de Hassan II a Espa?a, pero que ser¨ªa preciso encajarlo en los compromisos diplom¨¢ticos ya contra¨ªdos. La oficina del portavoz del Gobierno manifest¨®, asimismo, que es probable la realizaci¨®n de esta visita, pero que todav¨ªa no hay una fecha precisa para ella.El rey Hassan II ha efectuado numerosas visitas a Espa?a, pero hasta el presente todas tuvieron car¨¢cter privado. Este viaje tendr¨¢ lugar, en principio, inmediatamente despu¨¦s de las elecciones legislativas marroqu¨ªes de septiembre y de la apertura del periodo legislativo de la nueva C¨¢mara marroqu¨ª, que el rey tradicionalmente inaugura el segundo viernes de octubre.
El monarca marroqu¨ª devolver¨¢ as¨ª la visita efectuada a Marruecos en junio de 1979 por el rey Juan Carlos, que tambi¨¦n fue la primera oficial de un jefe de Estado espa?ol a Marruecos desde la independencia de este pa¨ªs en 1956.
Para que este viaje oficial del monarca marroqu¨ª, -que ha sido anunciado y aplazado varias veces- se produzca, ha sido necesaria la eliminaci¨®n de numerosas tensiones y controversias en las relaciones entre los dos pa¨ªses y la instauraci¨®n de un clima pol¨ªtico propicio. El acercamiento de Espa?a a Marruecos, emprendido por el Gobierno de Calvo Sotelo, ha sido continuado de manera m¨¢s decidida por el Gobierno socialista.
En el plano de las relaciones econ¨®micas bilaterales, se concluy¨® en agosto de 1983 un acuerdo de pesca por cuatro a?os, esbozado pr¨¢cticamente durante el mandato de UCD, que, aunque resulta m¨¢s oneroso para Espa?a y de menor duraci¨®n que el proyecto de acuerdo que debi¨® haberse firmado en 1978, ¨¦ste es el ¨²nico que ha sido aceptado hasta ahora por Marruecos.
La firma del acuerdo de agosto de 1983 no se vio afectada por los distingos que intent¨® introducir la oposici¨®n en 1978 sobre aguas jurisdiccionales para evitar el reconocimiento expl¨ªcito de la soberan¨ªa marroqu¨ª sobre el S¨¢hara. Tambi¨¦n es verdad que esta concesi¨®n espa?ola en agosto de 1983 resulta gratuita, ya que las ventanas de seguridad impuestas por Marruecos excluyen -con la excepci¨®n de una peque?a franja al norte de El Aai¨²n- a la totalidad de la costa sahariana para la pesca espa?ola.
El ¨²ltimo obst¨¢culo pendiente en relaci¨®n con el acuerdo de pesca era la liberaci¨®n de los cr¨¦ditos concedidos por Espa?a a Marruecos. Esto fue solventado el pasado mes de mayo con el desplazamiento a Rabat de una importante delegaci¨®n espa?ola. Trescientos cincuenta millones de d¨®lares (53.000 millones de pesetas), de un total de 500 millones de d¨®lares que prev¨¦ el acuerdo de pesca, a distribuir equitativamente en los cuatro a?o de su duraci¨®n, han sido ya, no obstante, puestos a disposici¨®n de Marruecos. La financiaci¨®n de la ampliaci¨®n del puerto de Agadir se elevar¨¢ a 150 millones de d¨®lares, y la adquisici¨®n de bienes de equipo espa?oles, los 200 millones restantes liberados.
El acuerdo de Seguridad Social ya es aplicado tambi¨¦n -con un a?o de retraso- por Marruecos. La totalidad de los trabajadores marroqu¨ªes en situaci¨®n legal en Espa?a ya est¨¢n acogidos a ¨¦l. Los espa?oles residentes en Marruecos, que en virtud de ese acuerdo pasan a depender de la Seguridad Social marroqu¨ª, comienzan a subsanar -los que econ¨®micamente pueden- la aprensi¨®n que les causa la desigualdad de prestaciones sociales de uno y otro pa¨ªs, firmando contratos con aseguradoras espa?olas privadas.
Perspectivas de cooperaci¨®n
En el plano de la cooperaci¨®n militar, y al margen de posibles suministros a¨²n en fase de discusi¨®n, se encuentra la construcci¨®n para la marina de guerra marroqu¨ª de diez patrulleras, cuya financiaci¨®n ya ha sido pr¨¢cticamente ultimada durante la visita a Rabat de una misi¨®n mixta de Hacienda y Banco Exterior de Espa?a a finales de mayo pasado. Inicialmente, Marruecos hab¨ªa solicitado que la totalidad de la compra de patrulleras fuera financiada con cargo a los 100 millones de d¨®lares de cr¨¦dito fad (cr¨¦dito que concede un pa¨ªs exportador a aquel que le ha realizado una compra), que prev¨¦ el acuerdo pesquero de agosto de 1983 para suministro de bienes de equipo de origen espa?ol. Finalmente, s¨®lo una parte, importante, del pedido ser¨¢ financiado con cargo a ese cr¨¦dito.Sigue sin firmar por Marruecos el convenio de cooperaci¨®n cultural, ratificado por Espa?a desde 1981, aunque es muy probable que la ratificaci¨®n de ¨¦l por Marruecos quede para la visita oficial del rey Hassan II a Madrid. En cualquier caso, una buena parte de la influencia cultural espa?ola en Marruecos escapa a todo convenio como resultado de la proximidad geogr¨¢fica entre los dos pa¨ªses. La radio y la televisi¨®n espa?olas se captan en el tercio norte de Marruecos y en el S¨¢hara, donde la mayor¨ªa de la poblaci¨®n habla espa?ol con perfecci¨®n.
Este hecho, sobre todo en lo que concierne al norte de Marruecos, fue origen de una situaci¨®n totalmente nueva entre los dos pa¨ªses con motivo de los disturbios del pasado mes de enero en Marruecos. La resonancia, transmisible al propio pueblo marroqu¨ª, proporcionada a estas revueltas por la radio y televisi¨®n espa?olas han hecho ver a las autoridades marroqu¨ªes que una cuesti¨®n que afecta a su seguridad interna pod¨ªa tener parcelas que quedaban al margen de su total control.
En lo que va de mandato socialista, los intercambios de delegaciones militares y de seguridad han sido m¨¢s frecuentes que en per¨ªodos anteriores. En todo caso, por Rabat han pasado delegaciones de los tres Ej¨¦rcitos, del CESEDEN y del CESID. La mayor parte de ellas han estado destinadas a subsanar una carencia tradicional pero fundamental: la ausencia de intercambios militares significativos entre dos pa¨ªses que comparten una enorme parte del Mediterr¨¢neo, el estrecho de Gibraltar y -debido a las islas Canarias- una important¨ªsima fachada atl¨¢ntica de acceso por el Sur y el Oeste al Mediterr¨¢neo.
Coincide que ¨¦se es precisamente el eje de seguridad espa?ol Baleares-Estrecho-Canarias, considerado prioritario en la reforma militar espa?ola actual, y sobre el cual el Ej¨¦rcito espa?ol proyecta no perder el control. Miembros tan decisivos de la OTAN como Estados Unidos consideran necesario potenciar la posici¨®n estrat¨¦gica de Marruecos precisamente en estos tres sectores claves del eje espa?ol: Atl¨¢ntico, Estrecho y Mediterr¨¢neo.
No cabe duda de que las aspiraciones marroqu¨ªes a valorizar su posici¨®n geogr¨¢fica tambi¨¦n en este terreno militar figuran en la agenda de la visita del soberano marroqu¨ª a Espa?a.
La evoluci¨®n m¨¢s clara en las relaciones hispano-marroqu¨ªes ha sido, sin embargo, la pol¨ªtica con respecto al conflicto del S¨¢hara. El Gobierno espa?ol ha modificado su posici¨®n con respecto a este tradicional punto de fricci¨®n entre Madrid y Rabat, al negarle al Frente Polisario la exclusividad de la representaci¨®n d¨¦ los saharauis, en concordancia con las realidades objetivas, y reafirmar su respaldo a la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n.
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