Siete partituras para siete pintores espa?oles
Como clausura de sus Talleres de Arte Actual, el C¨ªrculo de Bellas Artes organiz¨® un concierto singular: siete compositores han unido su m¨²sica a los siete pintores que, durante el curso 1983-1984, dirigieron los trabajos del taller. No se trataba, como muy brevemente explic¨® Lucio Mu?oz, de ning¨²n proceso "integrador", pues cada arte responde a sus propios fen¨®menos, pero s¨ª parec¨ªa necesario un nuevo intento de acercamiento e identificaci¨®n.Que Espa?a es m¨¢s pa¨ªs de pintores que de m¨²sicos es algo que no precisa de mayores demostraciones: se trata de una verdad de dominio p¨²blico. M¨¢s a¨²n, en pintura, la riqueza espa?ola es casi "indecente" s¨ª se la compara con la de otr¨®s muchos pa¨ªses. Ahora bien, la creaci¨®n musical de nuestro pa¨ªs pasa por un momento de esplendor. Digo pasa y no vive porque frente a un nivel de calidad media excelente, un n¨²mero de compositores muy crecido y una evidente penetraci¨®n en el extranjero a este segundo renacimiento musical de la Espa?a contempor¨¢nea, las atenciones recibidas de Pirineos .para abajo son m¨¢s bien escasas, cuando no se toman desd¨¦n o ataque. Quiz¨¢ suceda, todo hay que decirlo, que los compositores, como colectividad, no han mostrado demasiada capacidad de presi¨®n y, con frecuencia, aparecen fuertemente insolidarios.
A la sombra de Z¨®bel
S¨®lo por la llamada a la solidaridad entre pintores y m¨²sicos, resaltada por Lucio Mu?oz, habr¨ªa que aplaudir un acto como el del C¨ªrculo de Bellas Artes, cuyos resultados art¨ªsticos me parecen altamente positivos. Si la exposici¨®n de los pintores alumnos resulta de vivo inter¨¦s, la contribuci¨®n de los compositores se me antoja no s¨®lo valiosa, sino significativa. Fuera de programa, Tom¨¢s Marco present¨® una p¨¢gina para flauta dedicada a Fernando Z¨®bel, un pintor-m¨²sico que hab¨ªa estado anteayer en el C¨ªrculo desbordante de sa ber y de entusiasmo, tal y como apunt¨® en emocionadas palabras Crist¨®bal Halffter. Le ha salido a Marco est¨¢ breve p¨¢gina de lo m¨¢s hondo de su ser, de la identificaci¨®n con el pintor y el amigo que, desde hace a?os, gustaba sonar su flauta para trazar en el silencio/blanco las sutiles l¨ªneas o manchas sonoras. Z¨®bel daba as¨ª, con m¨¢xima sencillez, la posibilidad de juntura entre m¨²sica y pl¨¢stica: el impulso inicial. Todo lo dem¨¢s es superposici¨®n o paralelismo. Diversificaci¨®n, en suma. Habl¨® sobre este tema, viejo tema en la historia de la "integraci¨®n", Crist¨®bal Halffter, con agilidad y grafismo.
M¨²sica frente a pintura
En cuanto a las obras, el m¨¢s joven m¨²sico, el madrile?o Manuel Seco (1958), "respondi¨®" al pintor m¨¢s veterano con una de sus mejores creaciones. Que la titulada Sinestesia, de ¨¢gil, fresco, bien trazado actualismo, resulta perfectamente v¨¢lida para la pintura de Jos¨¦ Guerrero dice mucho en favor de un arte constitutiva y perdurablemente joven como es el del pintor granadino.A partir de Manuel Vald¨¦s ha escrito Gabriel Fern¨¢ndez ?lvez unos Fragmentos para un interior. Como siempre, el m¨²sico madrile?o domina la materia sonora con saberes artesanales muy refinados, puestos esta vez al servicio de una idea en cierto modo evocativa, unas pinturas concretas: Levitaci¨®n y Nubes.
Animaci¨®n del cuadrado es una expresi¨®n de Palazuelo, si se quiere ¨²ltima s¨ªntesis de su pensamiento pict¨®rico, a la que Adolfo N¨²?ez (Madrid, 1954) ha contestado a su modo: esto es, un modo vital en el que, aun valorando los timbres/colores, no se cede demasiado a su sugesti¨®n. Jos¨¦ Luis Turina (1952) ha querido apresar en Alar¨® la personalidad de Manuel Momp¨¢ reflejando en sus pentagramas al pintor de ayer -entre cubista y dram¨¢tico, enamorado de los tonos oscuros- y al de hoy, restallante de luces y colores. La tensi¨®n tradicional en la m¨²sica (grave-allegro) adquiere nuevas posibilidades en el estilo libre, cuidado, detallista e "inspirado", si queremos recuperar por un momento la palabra. La potencialidad l¨ªrica, la voluntad de una fantas¨ªa libre y, por s¨ª misma, de gran plasticidad, hace id¨®nea la juntura de los pentagramas de Manuel Dimbwadyo y la creaci¨®n de Luis Gordillo. Aqu¨ª el m¨²sico ha prolongado sonoramente al pintor, le ha a?adido unas resonancias vibr¨¢tiles de gran fuerza.
Un pensamiento como el del valenciano Lloren? Barber (1948) ha sabido aplicar la simplicidad y viva intencionalidad biol¨®gica que le caracterizan a la realidad concreta de la pintura de Antonio L¨®pez. Pienso que se trataba de la junta m¨¢s dif¨ªcil del programa. Sin embargo, al margen de la habitual ironia con que Barber comenta su trabajo, ha conseguido unos resultados diferentes, un modo de simplicidad el¨¢stica al que se apuntan en el mundo hoy no pocos compositores j¨®venes: el de la estilizaci¨®n de la t¨¦cnica tradicional. Eduardo P¨¦rez Maseda coincide o sintoniza con otro g¨¦nero de expresiones, cultivadas por algunos de sus coet¨¢neos, en El hierro y la luz, a partir de R¨¢fols Casamada, uno de los grandes de Cadaqu¨¦s. Aparte explicaciones autocr¨ªticas, pienso que P¨¦rez Maseda, una vez asumida la idea y los conceptos del pintor, .echa a andar" en tanto m¨²sico, con lo que, posiblemente, se acerca m¨¢s a la creativa del pintor barcelon¨¦s que si hubiera ttatado de "perseguir" relaciones concretas. Como en otras obras de P¨¦rez Maseda, ¨¦sta suma una serie de comedimientos; el m¨²sico madrile?o (1953) es un formalista comedido, un l¨ªrico con cierto vuelo rom¨¢ntico,- comedido, un colorista o estructuralista no menos comedido. Los resultados son de gran equilibrio y de un efecto persistente.
Babelia
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