Divisi¨®n entre pa¨ªses ricos y en desarrollo en la Conferencia Mundial de la Pesca
, Roma El tradicional conflicto Norte-Sur, pa¨ªses desarrofiados pa¨ªses del Tercer Mundo est¨¢ siendo relegado a un segundo plano en la Conferencia Mundial de Pesca que se est¨¢ celebrando en Roma bajo los auspicios de la Organizaci¨®n para la Alimentaci¨®n y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO).Desde las primeras sesiones se han producido divisiones expl¨ªcitas en el seno del denominado grupo de los 77 (pa¨ªses subdesarrollados) entre las rep¨²blicas latinoamericanas y los pa¨ªses africanos y asi¨¢ticos.
Entre los poderosos, cada d¨ªa es m¨¢s hondo el conflicto de intereses de las tres grandes potencias pesqueras (Espa?a, Jap¨®n y la Uni¨®n Sovi¨¦tica) y los planteamientos proteccionistas y exclusivistas de Estados Unidos, Canad¨¢ y la Comunidad Econ¨®mica Europea.
En este marco son m¨ªnimas las perspectivas de grandes acuerdos sobre ordenaci¨®n internacional de la explotaci¨®n y conservaci¨®n de la riqueza marina. La propia FAO, que durante dos a?os ha estado preparando cuidadosamente esta cumbre pesquera de 156 naciones, ha sido realista en sus objetivos. La conferencia no pretende crear normas de universal aceptaci¨®n, dado que las conclusiones que finalmente se aprueben en la reuni¨®n de Roma no tienen cuerpo vinculante, sino simplemente establecer una serie de orientaciones dirigidas, fundamentalmente, al desarrollo de la pesca en los pa¨ªses no desarrollados como fuente de prote¨ªnas que palien el grave problema de hambre y desnutrici¨®n qu¨¦ se padece en amplias zonas del globo.
Quejas de los pobres
La extensi¨®n de las aguas territoriales hasta las 200 millas (unos 360 kil¨®metros) y la creaci¨®n de zonas econ¨®micas exclusivas (ZEE) en 1982 han supuesto grandes dificultades para las mayores potencias pesqueras, pero no han contribuido seriamente a mejorar las econom¨ªas de los pa¨ªses del Tercer Mundo. Como denunci¨® el representante cubano ante el pleno de la conferencia: "Para la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo, el hecho de gozar de soberan¨ªa sobre los recursos naturales en una zona ampliada de hasta 200 millas frente a sus costas no significa una garant¨ªa de obtener beneficios econ¨®micos de estos recursos si no se cuenta con la suficiente capacidad t¨¦cnica, financiera e institucional, que permitan su explotaci¨®n adecuada".
El representante cubano indic¨® que, para muchos pa¨ªses del llamado Tercer Mundo, "las perspectivas que se presentan para el desarrollo de una industria pesquera capaz de contribuir de manera significativa a la soluci¨®n de sus problemas alimentarios, generar importantes fuentes de empleo y fortalecer sus debilitadas econom¨ªas se ven ensombrecidas por la acuciante crisis mundial, que afecta con brutal severidad a los pa¨ªses subdesarrollados".
La extensi¨®n a 200 millas ha beneficiado, por contra, a nacione grandes o a importantes bloques de pa¨ªses -Estados Unidos, Canad¨¢, CEE- que disponen de grandes y ricos caladeros y que han descubierto un buen negocio en la manda mundial de prote¨ªnas mar¨ªtimas. Son pa¨ªses donde el consumo interno de pescado es peque?o y que no han desarrollado, por tanto, en l¨ªneas generales, una industria extractiva acorde con sus posibilidades. La nueva situaci¨®n les lleva a restringir el acceso de terceros pa¨ªses a sus caladeros para tratar de ser ellos quienes faciliten el pescado a las naciones consumidoras.
La mayor parte de las rep¨²blicas latinoamericanas, pese a sus menores posibilidades t¨¦cnicas y financieras para poner en pie en breve tiempo una flota pesquera importante, se han alineado con las posturas de Estados Unidos y Canad¨¢ en el sentido de restringir al m¨¢ximo el acceso de terceros pa¨ªses a sus aguas. Frente a ellos, las naciones africanas y asi¨¢ticas, las m¨¢s acuciadas por la miseria y el hambre, est¨¢n dispuestas a llegar a acuerdos con pa¨ªses de alto desarrollo pesquero -Espa?a, Jap¨®n y la URSS- Se trata de que estos pa¨ªses puedan pescar en sus aguas a cambio de proporcionarles cantidades de pescado, divisas y adiestramiento para una paulatina creaci¨®n de flotas nacionales. En este sentido son muy alentadores los contactos mantenidos por Espa?a, aqu¨ª en Roma, con naciones como Somalia, Madagascar y distintas rep¨²blicas del ?frica negra.
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