Nuevos toques, viejos ritmos
Hay locales en Madrid que jam¨¢s deber¨ªan utilizarse para conciertos musicales. Uno de ellos es el Pabell¨®n Deportivo del Real Madrid, esa mezcla de caja de cerillas y sauna. En una noche calurosa y en un recital que por sus caracter¨ªsticas precisaba de un excelente sonido, no parec¨ªa el lugar m¨¢s adecuado para recibir los conciertos de salsa. ?se fue el primer problema para que el sonido resultara el adecuado. La no comparecencia de Rub¨¦n Blades a probar sonido y el que el t¨¦cnico encargado de la mesa de sonido fuera uno distinto al que normalmente utiliza el magn¨ªfico equipo contratado fueron las causas que condujeron a que la calidad sonora no resultara todo lo buena que hubiera sido deseable.A pesar de ello asistimos a un concierto memorable. Rub¨¦n Blades, que llev¨® la peor parte en la cuesti¨®n sonora, demostr¨® con todas las de la ley que sus canciones y su personalidad creativa pueden superar cualquier contratiempo. Interpret¨® con fuerza y magn¨ªfica presencia en escena algunos de los ¨¦xitos m¨¢s conocidos de su repertorio: Sin tu cari?o, un ¨¦xito de los tiempos de la Fania; Pablo, pueblo; En esta vida, perteneciente a la saga de canciones dedicadas a la vida de una familia centroamericana, y Pedro Navaja, una composici¨®n de envidia, de las que le hubiera gustado escribir a uno mismo -como Garc¨ªa M¨¢rquez confes¨® en estas mismas p¨¢ginas de EL PAIS-, entre otros temas, as¨ª como varias composiciones de su ¨²ltimo disco, reci¨¦n editado en Espa?a: Buscando Am¨¦rica, El padre Antonio y el monaguillo Andr¨¦s -otra canci¨®n para ponemos los dientes largos a los envidiosos- o Todos vuelven. Un concierto medido, extrovertido, acompa?ado por los Seis del Solar -grupo formado por seis excelentes m¨²sicos-, que acab¨® por sobrepasar cualquier limitaci¨®n para levantar al p¨²blico en justo pago a un m¨²sico creador que est¨¢ haciendo evolucionar la salsa por caminos de total modernidad. El n¨²mero final, Tibur¨®n -en el que salieron a escena Tito Puente, que hizo un solo de timbales memorable, y Azuquita-, culmin¨® una actuaci¨®n inteligente y magistral con entusiasmo generalizado.
Otra versi¨®n bien distinta de salsa es la que ofreci¨® la orquesta Van Van, una gran orquesta de baile cubana. Y si alguien pierisa que esa definici¨®n de orquesta de baile, aunque vaya precedida por el calificativo de grande, es peyorativa, est¨¢ totalmente equivocado. La m¨²sica para bailar puede tener una dignidad art¨ªstica de primer¨ªsima magnitud cuando es interpretada por m¨²sicos como los que dirige Juan Formell, con un juego permanente de ritmos y contrarritmos, unos arreglos compactos e imaginativos, una extraordinaria fuerza vocal y una contundencia sonora incontestable. Adem¨¢s, no se limitaron a tocar temas de baile sin contenido, como demuestran las alusiones a la situaci¨®n centroamericana o la magn¨ªfica versi¨®n de la Canci¨®n urgente para Nicaragua, de Silvio Rodr¨ªguez.
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