Cinco miembros de una familia mueren en las afueras de Orense al estallar un taller de pirotecnia
Cinco personas, miembros de una misma familia, han perdido la vida en la explosi¨®n registrada poco despu¨¦s de las tres de la tarde de ayer en un taller de pirotecnia situado cerca de Gustey, a unos seis kil¨®metros de Orense. El accidente hizo desaparecer pr¨¢cticamente el minipol¨ªgono de pirotecnia Cabo, integrado por cinco casetas de fabricaci¨®n de fuegos artificiales, cuatro de las cuales volaron por los aires y una qued¨® en ruinas. En el monte donde estaba instalada la peque?a industria se produjo un violento incendio que estuvo a punto de afectar a un polvor¨ªn pr¨®ximo, aunque finalmente pudo ser controlado.
Antonio Cabo Mosquera, propietario del taller, sus hijos Antonio y Santiago Cabo Requejo, su nieto Jos¨¦ Antonio Cabo Barreiro y su hijo pol¨ªtico Luis Fern¨¢ndez Pe?a son las v¨ªctimas mortales del accidente. Otras dos personas han resultado gravemente heridas. Se trata de Juan Iglesias Torres, que tiene quemaduras en un 30% del cuerpo, y Perfecto Javier Fern¨¢ndez, con quemaduras en el 80% de su cuerpo. Ambos fueron trasladados urgentemente a un centro de quemados de La Coru?a.Los cinco fallecidos eran familiares de Jos¨¦ Luis Cabo Requejo quien muri¨® en abril de 1981 en un accidente similar registrado en una pirotecnia de su propiedad, situada a poca distancia de la que ayer qued¨® destruida.
La violenta explosi¨®n fue o¨ªda en la ciudad de Orense, donde se pudo ver un enorme hongo de humo, y afect¨® a los cristales de las viviendas de Sobral y Gustey, lo calidades situadas a unos 500 metros del lugar. Por todo el monte, en una superficie cuyo radio pasaba de los 100 metros, quedaron esparcidos restos humanos inidentificables y algunos completamente calcinados. Tres horas despu¨¦s del accidente fuerzas de la Guardia Civil, Polic¨ªa Nacional, Cruz Roja, bomberos y la Polic¨ªa Municipal de Orense, con el apoyo de Protecci¨®n Civil, segu¨ªan recorriendo la zona para encontrar nuevos restos. Los cad¨¢veres no pudieron se identificados y su filiaci¨®n se estableci¨® por la documentaci¨®n y por el testimonio de uno de los heridos, quien manifest¨® que al producirse la tragedia hab¨ªa siete personas en la peque?a factor¨ªa. Habitualmente eran entre ocho y diez las que trabajaban all¨ª.
Pirot¨¦cnicos portugueses y un bombero voluntario de esta misma nacionalidad, que a ¨²ltima hora de la ma?ana hab¨ªan estado comprando fuegos, se acercaron al lugar de la tragedia y advirtieron de las posibilidades de nuevas explosiones, especialmente de algunos materiales que pod¨ªan estallar en contacto con el agua utilizada por los bomberos. La Guardia Civil desaloj¨® entonces a centenares de personas y fue avisado un grupo de artificieros para rastrear la zona.
Seg¨²n vecinos de la comarca, las v¨ªctimas acababan de incorporarse al trabajo despu¨¦s de jugar la tradicional partida de cartas al terminar de comer. Los m¨¢s pr¨®ximos corrieron al monte en cuanto oyeron la primera explosi¨®n y pudieron auxiliar a los dos heridos. Un grupo de radioaficionados hizo las primeras llamadas de socorro.
La pirotecnia Hosman.
Desde que en abril de 1981 se produjera la explosi¨®n de la pirotecnia Hosman, que cost¨® la vida a tres personas, los habitantes de los pueblos pr¨®ximos se hab¨ªan planteado en varias ocasiones la posibilidad de que un accidente de este tipo pudiera afectarles. Estas industrias se instalan normalmente en lugares alejados de los n¨²cleos de poblaci¨®n, aunque en Galicia ¨¦sta resulta una condici¨®n dif¨ªcil de cumplir, dada la enorme dispersi¨®n y la peque?ez de los n¨²cleos habitados, adem¨¢s de la gran proliferaci¨®n de viviendas familiares en fincas.La pirotecnia Cabo contaba con autorizaci¨®n concedida en 1963. Por el momento no se han establecido las causas del siniestro, que ser¨¢n dif¨ªciles de aclarar. De hecho, tampoco ha podido conocerse con exactitud lo que provoc¨® el accidente anterior.
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