El vicepresidente de Brasil, Aureliano Ch¨¢vez, rompe con el partido oficialista
Al renunciar a su candidatura a la presidencia y anunciar formalmente, en la tarde del martes, su ruptura con el partido oficialista, al que pertenece, el vicepresidente Aureliano Ch¨¢vez sepult¨® definitivamente la imagen monol¨ªtica del r¨¦gimen nacido en Brasil a ra¨ªz del golpe militar de 1964. Aureliano Ch¨¢vez no renunci¨®, sin embarg¨®, al puesto de vicepresidente. As¨ª, Brasil tiene ahora, oficialmente, lo que ten¨ªa en la pr¨¢ctica desde hace algunos meses: un vicepresidente disidente, en franca oposici¨®n a las l¨ªneas de su propio partido.Acompa?an al vicepresidente en su ruptura con el Gobierno senadores y diputados, todos ellos hasta hace muy poco considerados figuras claves en el Gobierno. El PDS (Partido Dem¨®crata Social) qued¨® reducido a sus sectores radicalmente conservadores.
Todo lo que hab¨ªa de liberal en el partido pasa a existir ahora como bloque independiente en la C¨¢mara y en el Senado. La ruptura encabezada por el vicepresidente est¨¢ integrada, al menos, por 43 diputados, siete senadores y ocho gobernadores. La legislaci¨®n electoral brasile?a no permite que ninguno de ellos cambie de partido hasta las pr¨®ximas elecciones. Los parlamentarios anuncian que, aunque sigan en sus esca?os bajo las siglas PDS, actuar¨¢n de manera independiente, no respetando la l¨ªnea partidista y haciendo acuerdos con la oposici¨®n.
En el fondo de la crisis est¨¢ la cuesti¨®n de la sucesi¨®n presidencial. Aureliano Ch¨¢vez, pese a ser candidato dentro de las reglas del sistema -elecci¨®n indirecta, a trav¨¦s de un colegio electoral- defendi¨® abiertamente el restablecimiento de las elecciones a trav¨¦s del sufragio universal. La opini¨®n p¨²blica, afirm¨® reiteradas veces el vicepresidente, est¨¢ siendo atropellada por el r¨¦gimen.
A medida que el Gobierno se cerraba sobre su propio eje, rechazando cualquier perspectiva de seguir adelante con su proyecto de redemocratizaci¨®n, m¨¢s se profundizaba la disidencia del vicepresidente. En las ¨²ltimas tres semanas el partido oficialista vivi¨® nuevas batallas internas que alejaron a su presidente, el senador Jos¨¦ Sarney, y luego a su sustituto, el tambi¨¦n senador Jorge Bornhausen.
La decisi¨®n del presidente Figueiredo de retirar, la semana pasada, cuando se iba a votar en el Congreso, su propia enmienda a la Constituci¨®n que restablec¨ªa las elecciones directas para 1988, fue entendida por los brasile?os como un s¨ªntoma inequ¨ªvoco del fracaso de su gesti¨®n. Para la disidencia del partido oficialista fue la gota final que colm¨® el vaso.
Con el abandono de Aureliano Ch¨¢vez y del senador Marco, se fortalece, en el PDS, la corriente m¨¢s conservadora, que tiene como candidatos al diputado Paulo Salin Maluf y al ministro de Gobernaci¨®n, coronel Mario Andreazza.
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