La Central Obrera Boliviana paraliza el pa¨ªs a cinco d¨ªas del frustrado golpe de Estado contra Siles Zuazo

Cinco d¨ªas despu¨¦s del intento golpista que conmovi¨® a Bolivia y al mundo entero, el pa¨ªs se encuentra pr¨¢cticamente paralizado en respuesta a una convocatoria de huelga general indefinida hecha por la Central Obrera Boliviana (COB) contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno. A excepci¨®n de los servicios de agua, luz y tel¨¦fono y el transporte p¨²blico, cuyo sindicato no forma parte de la COB, todas las actividades quedaron suspendidas ayer. los colegios, las oficinas p¨²blicas, las empresas privadas, la miner¨ªa, la televisi¨®n, el servicio de gasolineras y el transporte a¨¦reo, excepto los vuelos internacionales.
El par¨® ha sido calificado de "precipitado y pol¨ªtico" por el Gobierno, que muestra su preocupaci¨®n por una convocatoria de tales caracter¨ªsticas en momentos en que el pa¨ªs vive a¨²n inmerso en una gran confusi¨®n pol¨ªtica como consecuencia, del intento de golpe de Estado del pasado d¨ªa 30.La huelga estaba inicialmente prevista para el pasado lunes pero los dirigentes sindicales decidieron retrasarla en lo que consideraron un gesto generoso hacia el presidente, que dos d¨ªas antes hab¨ªa sido secuestrado por un grupo de militares y civiles.
El pasado mi¨¦rcoles, el Gobierno entreg¨® a la COB una serie de disposiciones legales, rechazadas por la central sindical que ten¨ªan c¨®mo objeto la b¨²squeda de "un consenso con la clase trabajadora en torno a la normalidad de la producci¨®n" como ¨²nica salida para superar la crisis y defender la democracia.
Es ostensible el malestar reinante entre algunos sectores de trabajadores contrarios a la huelga, que, no obstante, se han sumado a ella para obedecer las instrucciones de la COB. El poderoso sindicato boliviano, probablemente el m¨¢s fuerte de toda Am¨¦rica Latina, ejerce una enorme influencia sobre los trabajadores, que, aunque apenas tienen capacidad de decisi¨®n por el tipo de organizaci¨®n interna de la COB, respetan escrupulosamente las consignas del sindicato, dado que ¨¦ste representa la ¨²nica estructura del pa¨ªs que les protege y en la que sus intereses son m¨ªnimamente defendidos.
Ante el peligro que supondr¨ªa una prolongaci¨®n de la huelga todos los sectores influyentes del pa¨ªs han ofrecido su mediaci¨®n entre el Gobierno y la COB; entre ellos, el arzobispo de La Paz, Jorge Manrique, que en la noche de ayer (madrugada en la Pen¨ªnsula) ten¨ªa previsto entrevistarse con el presidente Siles y los dirigentes obreros.
La COB exige al Gobierno el cumplimiento de los acuerdos alcanzados por ambos a finales del pasado mes de mayo, cuyos puntos fundamentales son la suspensi¨®n del pago de la deuda contra¨ªda por Bolivia con la banca privada internacional y el control de los precios, al menos durante un plazo de seis meses. El Gobierno, reforzado ante la opini¨®n p¨²blica por los sucesos del pasado d¨ªa 30, no est¨¢ dispuesto a facilitarle un triunfo a la COB, que, en los t¨¦rminos personalistas en que se mueve a veces la pol¨ªtica de este pa¨ªs, equivaldr¨ªa a admitir la victoria del viejo l¨ªder sindical Juan Lech¨ªn Oquendo sobre su eterno enemigo pol¨ªtico, el tambi¨¦n septuagenario Hern¨¢n Siles.
Durante todo el d¨ªa de ayer se mantuvieron contactos entre el Gobierno y la COB, y los observadores eran moderadamente optimistas sobre la posibilidad de que hoy o ma?ana pueda detenerse la huelga.
La COB convoc¨® en 1982 una huelga general indefinida para exigir el retorno del pa¨ªs a la democracia, que finaliz¨® s¨®lo cuando Siles lleg¨® al aeropuerto de La Paz para asumir la presidencia de la Rep¨²blica.
Desde ese momento, la situaci¨®n econ¨®mica de Bolivia ha ido en permanente deterioro, con una p¨¦rdida escandalosa del poder adquisitivo de los trabajadores, desabastecimiento de productos de primera necesidad y hundimiento de la producci¨®n y de las exportaciones.
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