El fin del Ramad¨¢n vuelve a celebrarse en Granada p¨²blica y legalmente
Hace cuatro a?os, los musulmanes eran en Granada un peque?o grupo marginal. Ahora, con el paso del tiempo y sin ning¨²n tipo de alardes, se puede decir que configuran un grupo humano muy caracter¨ªstico, que contribuye a dar personalidad al ambiente tan especial y legendario que tradicionalmente ha rodeado a la ciudad de la Alhambra.El fin del mes del ayuno, al igual que su comienzo, se marca con la aparici¨®n de la Luna el primer d¨ªa despu¨¦s de su menguante. Por eso, al atardecer del pasado s¨¢bado, numerosos miembros de la comunidad isl¨¢mica granadina -que supera ya las 200 personas, entre hombres, mujeres y ni?os- contemplaban con fijeza el firmamento desde uno de los incomparables miradores del bello barrio del Albaic¨ªn, donde los musulmanes han instalado mayoritariamente sus residencias, frente a los muros de la Alhambra y el Generalife, que se levantan al otro lado del profundo lecho del r¨ªo Darro. La llamada a la oraci¨®n del almu¨¦dano ha vuelto a hacerse familiar, al cabo de cinco siglos cargados de hist¨®rica nostalgia, para estos nuevos fieles mahometanos, en las empinadas calles albaicineras.
El ayuno del Ramad¨¢n, pr¨¢ctica seguida aproximadamente en la actualidad por un cuarto de la poblaci¨®n del planeta, consiste en la privac i¨®n de alimentos y relaciones sexuales desde el amanecer del d¨ªa, -este a?o, alrededor de las cinco de la ma?ana- hasta la puesta del Sol. Aunque, de acuerdo con nuestro anfitri¨®n, Abdurrahm¨¢n, supone algo m¨¢s que esto.
B¨¢sicamente, la fiesta del fin del ayuno, o Id al-Fitra, consiste en realizar una oraci¨®n y un discurso "cuando el Sol levanta un palmo" -todas las medidas isl¨¢micas en cuanto a medida de tiempo se hacen en relaci¨®n al Sol y a la Luna-, que normalmente se celebran en las afueras de la ciudad. En este caso, el lugar elegido ha sido el jard¨ªn de un carmen (la vivienda t¨ªpica granadina) que posee la comunidad y que est¨¢ destinado a madrasa o escuela isl¨¢mica.
Hombres, mujeres y ni?os se presentan ataviados con sus mejores galas, se perfum an y se saludan con efusi¨®n. Luego suele haber invitaciones a las casas, "se derriten las paredes" de Ias viviendas, tan celosamente guardadas en el mundo del Islam, se re¨²nen las familias, los conocidos e incluso los forasteros, como nosotros.
Vestigios andaluces
"Aqu¨ª todav¨ªa lo celebramos muy sencillamente", comenta Abdul Alim, "pero en Marruecos y en otras partes del mundo isl¨¢mico estas celebraciones son m¨¢s espectaculares, con m¨²sica, danzas, banquetes, carreras de caballos... Esto ¨²ltimo, las carreras de caballos, si Dios quiere, tambi¨¦n las haremos pronto nosotros. Se trata, en definitiva, de un d¨ªa tradicionalmente expansivo".En realidad, la fiesta de Id al-Fitra ha perdurado hasta hoy en ciertos lugares de Andalucia, si bien bastante transformada. As¨ª, en Laujar de Andarax, en plena Alpujarra almeriense y bajo las,lomas de sierra Nevada -la villa a donde se retir¨® Boabdil el Chico tras su expulsi¨®n de Granada por los Reyes Cat¨®licos, que luego ser¨ªa tambi¨¦n sede de la corte morisca del rebelde Ab¨¦n-Humeya-, al finalizar la cuaresma todo el pueblo sale al campo "a comer juntos", sin que se celebre una romer¨ªa u otra cosa especial que aparentemente justifique la excursi¨®n.
Han tenido que transcurrir casi dos siglos desde la disoluci¨®n del Santo Oficio para que un grupo de espa?oles, entre los que tambi¨¦n se integran algunos extranjeros, se decidiesen de nuevo a practicar la que ellos llaman religi¨®n de nuestros antepasados. Y no s¨®lo la religi¨®n, sino incluso tambi¨¦n la lengua, pues ya son varios los miembros de la comunidad isl¨¢mica de Granada que han comenzado el estudio del ¨¢rabe, cuyas clases se imparten precisamente en la madrasa donde tiene lugar la fiesta a la que asistimos.
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