La reforma constitucional propuesta por Fran?ois Mitterrand puede conducir a una nueva ley de ense?anza privada en Francia
La iniciativa del presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, de reformar la Constituci¨®n para ampliar las posibilidades de celebrar referendos al tema de las libertades no es rechazada en principio por la oposici¨®n conservadora-liberal. La maquinaria que se pone as¨ª en marcha podr¨ªa dar como resultado m¨¢s o menos inmediato una nueva ley de ense?anza privada que distanciar¨ªa al presidente de su mayor¨ªa socialista-comunista. Por ello, el riesgo pol¨ªtico de la jugada de Mitterrand es grande.
Conviene recordar el aspecto t¨¦cnico del bombazo lanzado anteanoche por Mitterrand a trav¨¦s de la peque?a pantalla, que conmovi¨® al mundo pol¨ªtico franc¨¦s. En primer lugar, anunci¨® la reforma de la Constituci¨®n para que, en lo sucesivo, puedan ser sometidos a refer¨¦ndum todos los temas relativos a las grandes libertades. Con tal objeto, el Gobierno presentar¨¢ la semana pr¨®xima un proyecto sobre el que tendr¨¢n que pronunciarse las dos C¨¢maras parlamentarias. Acto seguido, en septiembre, el pueblo ser¨¢ consultado por refer¨¦ndum para que emita su opini¨®n sobre la reforma.Paralelamente, aunque de manera imprecisa a¨²n, Mitterrand inform¨® de la elaboraci¨®n de un nuevo proyecto de ley de educaci¨®n, presumiblemente menos conflictivo para los partidarios de la ense?anza privada que el proyecto Savary, que ha afirmado que seguir¨¢ defendiendo su plan.
Esta operaci¨®n hay que situarla en el contexto de las dificultades crecientes que encuentra para gobernar, ante el acoso de la oposici¨®n y el malestar de su propia mayor¨ªa, que le acusa de traicionar los principios del programa que lo situ¨® en la c¨²pula del Estado en mayo de 1981.
El fracaso de la mayor¨ªa socialista-comunista en las recientes elecciones europeas, y m¨¢s a¨²n la gigantesca manifestaci¨®n de casi dos millones de personas contra la ley de ense?anza privada, han forzado a Mitterrand a hacer una exhibici¨®n de lo que se considera habilidad, astucia y capacidad de maniobra, y que, de momento al menos, le devuelve una iniciativa pol¨ªtica que aparentemente casi hab¨ªa perdido.
Reconocimiento de un fracaso
El resultado a medio plazo puede ser tan laber¨ªntico como el montaje de la operaci¨®n. La decisi¨®n de Mitterrand responde al reconocimiento de un fracaso. Por un lado, la oposici¨®n, que apenas puede reprocharle su pol¨ªtica econ¨®mica, lleg¨® a quitar al Gobierno, gracias al tema de la escuela privada, la bandera de las libertades. Mitterrand parece contraatacar al recuperar el tema, pero la oposici¨®n ya se encarga de acentuar que es ella, y m¨¢s concretamente el Senado (donde tiene mayor¨ªa), la que hab¨ªa solicitado un refer¨¦ndum sobre la escuela privada y que con ello han forzado una vez m¨¢s el cambio de pol¨ªtica del Gobierno.El principio de la reforma constitucional nadie lo discute, aunque se espera el texto de la ley para emitir juicios definitivos. Pero Mitterrand, de entrada, ha despertado m¨¢s sospechas en el seno de su mayor¨ªa que en la oposici¨®n. Los comunistas y muchos socialistas tienen la impresi¨®n de que Mitterrand ya no es el hombre que los llev¨® al poder.
Todo el complejo dispositivo urdido por Mitterrand puede no tener m¨¢s objeto que desembarazarse de la guerra escolar por medio de un refer¨¦ndum. Pero acto seguido la oposici¨®n podr¨ªa reconquistar su iniciativa pol¨ªtica -pidiendo otra consulta sobre la ley de Prensa, otro sobre la libertad de nacionalizar, etc¨¦tera. Y todo ello apoy¨¢ndose en la reforma Mitterrand, aunque hay que advertir que, como hasta el presente, s¨®lo el presidente podr¨¢ convocar referendos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.