La extradici¨®n de dos terroristas

LA CONCESI?N por el Estado belga de la extradici¨®n de Joseba Mirena Arteche y de Salvador Ormaza, pertenecientes a ETA-VIII Asamblea, refuerza el importante cambio de actitud ocurrido entre nuestros vecinos de Europa Occidental para con las bandas terroristas que ensangrientan con sus cr¨ªmenes la convivencia espa?ola y amenazan la estabilidad de nuestras instituciones democr¨¢ticas. Aunque la g¨¦nesis, el desarrollo y los prop¨®sitos de las diversas ramas de ETA deban inscribirse en la agitada historia espa?ola de los ¨²ltimos 20 a?os, la supervivencia de esos grupos ser¨ªa dif¨ªcilmente imaginable sin la permisividad o la tolerancia de los Gobiernos de otros pa¨ªses, en de cuyos territorios los terroristas han encontrado asilo para huir de la justicia, reponer sus fuerzas, adquirir armas, cobrar extorsiones mafiosas y preparar sus atentados.Adem¨¢s de los reg¨ªmenes no democr¨¢ticos que han proporcionado a las bandas armadas instrucci¨®n militar y campos de entrenamiento, los terroristas han hecho amplio uso durante los ¨²ltimos a?os de las facilidades que les depararon Francia y B¨¦lgica. Desde la llegada al poder del Gobierno socialista, la cooperaci¨®n de las autoridades francesas, tanto en el terreno policial como a trav¨¦s de las extradiciones y deportaciones administrativas de terroristas, ha despojado al santuario de los Pirineos Atl¨¢nticos de sus antiguas impunidades. Con independencia de la condena que merecen esos abominables cr¨ªmenes, los atentados terroristas de los GAL en suelo franc¨¦s contra dirigentes y militantes de ETA han contribuido, en paralelo, a invertir el signo de la situaci¨®n. En ese sentido, reviste especial importancia que el Gobierno franc¨¦s haya puesto fin a la absurda ficci¨®n de que los terroristas que asesinan y extorsionan en Espa?a merezcan los beneficios del asilo como responsables de delitos pol¨ªticos. Ahora, la decisi¨®n de B¨¦lgica de admitir la extradici¨®n de dos miembros de ETA-VIII Asamblea no hace sino revalidar la postura de llamar a las cosas por su nombre y de no equiparar a los autores de los b¨¢rbaros cr¨ªmenes y atentados perpetrados contra el sistema democr¨¢tico espa?ol con militantes de movimientos en pugna contra dictaduras tercermundistas.

La capacidad pol¨ªtica del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez para conseguir la solidaridad pr¨¢ctica de otros pa¨ªses en la lucha contra el terrorismo podr¨¢ figurar, sin duda, entre las principales realizaciones de su mandato. El desmantelarniento del santuario franc¨¦s, el extra?amiento a pa¨ªses latinoamericanos de destacados dirigentes de las bandas armadas, el alejamiento de las fronteras espa?olas de otros activistas y la extradici¨®n de procesados reclamados por nuestros tribunales significar¨¢n un duro golpe para los dispositivos log¨ªsticos de la organizaci¨®n terrorista, condici¨®n necesaria -aunque no suficiente- para la erradicaci¨®n de ETA. Ese notable ¨¦xito, del que los socialistas pueden enorgullecerse deber¨¢ ir acompa?ado, sin embargo, por una estrategia global dentro de nuestras fronteras capaz de combinar las medidas policiacas y las medidas pol¨ªticas a fin de impedir que los terroristas trasladen al interior del pa¨ªs su infraestructura operativa y de lograr que el respaldo social y electoral del que todav¨ªa disponen quede sensiblemente mermado a corto plazo y entre en v¨ªas de completa liquidaci¨®n en pocos a?os.