M¨¢s sobre la OTAN
Por fin el debate sobre la permanencia o la salida de Espa?a de la OTAN ocupa un lugar destacado en los medios de comunicaci¨®n. La posici¨®n del Gobierno socialista sobre el tema es, sin embargo, cada vez m¨¢s oscura, pues tanto el presidente como el ministro de Relaciones Exteriores hacen declaraciones contradictorias que, a su vez, se oponen a las que hace el vicepresidente Alfonso Guerra.S¨ª est¨¢ claro, no obstante, que el Gobierno no se propone cumplir sus compromisos electorales sobre la cuesti¨®n -ha dejado ya de cumplirlos- y que est¨¢ buscando la f¨®rmula o las f¨®rmulas para justificar ante la opini¨®n p¨²blica su cambio de posici¨®n. A este fin respond¨ªa evidentemente el art¨ªculo de Fernando Claud¨ªn y Ludolfo Paramio aparecido en EL PA?S, aunque nadie del Gobierno haya pedido a sus autores que lo escriban.
La confusi¨®n y la ambig¨¹edad reinantes, que Claud¨ªn y Paramio agrandan, hacen conveniente reiterar, aunque sea esquem¨¢ticamente, algunas cuestiones ya conocidas pero enteramente v¨¢lidas. Independientemente de si surgieron o no con fines defensivos, est¨¢ archidemostrado que la OTAN y el Pacto de Varsovia son hoy, respectivamente, instrumentos de EE UU y de la URSS en su lucha por la supremac¨ªa militar y por la hegemon¨ªa pol¨ªtica en el mundo.
La llamada pol¨ªtica de disuasi¨®n con la que justificaron inicialmente su existencia tanto la OTAN como el Pacto de Varsovia, basada en el equilibrio del poder¨ªo militar, toc¨® techo en el momento en que las dos superpotencias acumularon arsenales nucleares capaces de destruir completamente al adversario y aun al mundo entero.
La carrera armamentista no tiene ya para EE UU y para la URSS fines esencialmente militares, sino pol¨ªticos. Los euromisiles no a?aden a EE UU m¨¢s capacidad para destruir a los pa¨ªses del Pacto de Varsovia, puesto que desde hace tiempo pueden destruirlos en su totalidad varias veces, incluso si partiese de ellos el primer golpe. El razonamiento es igualmente v¨¢lido para la URSS y sus SS-20. Los misiles que norteamericanos y sovi¨¦ticos instalan en Europa s¨®lo tendr¨ªan valor militar en una guerra entre europeos que dejase fuera a la parte no europea de la URSS y a EE UU. Pero como la llave de los euromisiles la tienen las dos superpotencias, semejante hip¨®tesis queda descartada.
Incluso los que aceptan la necesidad del equilibrio militar como garant¨ªa para la paz han de reconocer que las nuevas armas no proporcionan mayores garant¨ªas de paz al mundo, sino que acrecientan el peligro de guerra aunque s¨®lo sea en la medida que aumentan el riesgo de que los ingenios nucleares se pongan en funcionamiento por error o por accidente. Pero sobre todo porque las armas se fabrican para utilizarlas, y puede haber un loco que decida hacerlo aun a sabiendas de que ¨¦l perecer¨¢ tambi¨¦n en la hecatombe.
Decisi¨®n contraria a la paz
En estas circunstancias, la congelaci¨®n de los armamentos nucleares y la adopci¨®n de medidas de desarme paralelo que lleven paulatinamente hasta la disoluci¨®n de los bloques militares y la retirada de todas las instalaciones y fuerzas militares de territorios extranjeros es la primera y m¨¢s urgente necesidad internacional, el objetivo al que hombres y mujeres del mundo, y naturalmente los Gobiernos, deber¨ªan dar preferencia. De aqu¨ª que la entrada de Espa?a en la OTAN tenga que considerarse una decisi¨®n contraria a la paz, pues rompe el equilibrio existente en la composici¨®n de los bloques desde hace m¨¢s de 20 a?os y estimula la carrera armamentista. Por a?adidura, no da mayor seguridad a Espa?a, sino al rev¨¦s, pues Espa?a no tiene ning¨²n contencioso con los pa¨ªses del Pacto de Varsovia. Los ¨²nicos peligros de guerra para Espa?a se derivan del peligro de guerra general, que indudablemente se acrecienta al entrar Espa?a en tino de los bloques.No es cierto que por estar situados en Occidente y ser candidatos a la entrada en la CEE tengamos que pertenecer a la OTAN. Otros pa¨ªses europeos, Suiza, Suecia, Austria, etc¨¦tera, no pertenecen a la OTAN. Irlanda, que es miembro de la CEE, tampoco. Asimismo, es incierto que desde que existen las armas at¨®rnicas sea imposible la neutralidad de Espa?a, sobre todo cuando vemos teorizar (y preparar) desde el Pent¨¢gono una posible guerra nuclear limitada a Europa. Si EEUU adopta como hip¨®tesis de trabajo que se puede producir una guerra at¨®mica limitada a Europa, nosotros no deber¨ªamos excluir la posibilidad de una guerra limitada a nuestro continente y procurar que, si llega a producirse, no alcance a Espa?a.
Por otra parte, no debe olvidarse que otros pa¨ªses de Europa Occidental son miembros de la OTAN como consecuencia de la influencia que EE UU ten¨ªa sobre ellos en el momento de fundarse la Alianza Atl¨¢ntica, por la ayuda que les hab¨ªa prestado, primero en la guerra contra los hitlerianos y despu¨¦s en la reconstrucci¨®n, circunstancias que no se dan en el caso de Espa?a. Vale la pena recordar igualmente que en diciembre de 1980 la Asamblea General de la ONU adopt¨® una resoluci¨®n propugnando la disoluci¨®n de los bloques militares y pidiendo que mientras no se logre dicha disoluci¨®n ning¨²n nuevo pa¨ªs ingrese en ellos.
Pol¨ªtica de neutralidad activa
Espa?a no est¨¢, por tanto, como pretenden los otanistas, obligada a pertenecer a la Alianza Atl¨¢ntica, sino comprometida a no entrar en ella.Evidentemente, Espa?a no puede limitarse a reclamar su condici¨®n de pa¨ªs neutral y permanecer indiferente ante la creciente tensi¨®n internacional y ante los peligros que la acechan. Tiene que practicar y defender una pol¨ªtica de neutralidad activa, combatir decididamente (junto con Suecia, Austria, Yugoslavia y otros pa¨ªses neutrales y no alineados) por la distensi¨®n internacional, por la congelaci¨®n inmediata de las armas nucleares, por la reducci¨®n simult¨¢nea de los gastos militares y por la evacuaci¨®n de los ej¨¦rcitos situados en territorios extranjeros.
Espa?a tiene que combatir en la arena internacional por la disoluci¨®n de los bloques militares y por el establecimiento de relaciones de igualdad y solidaridad entre todos los pa¨ªses del mundo. Actuando as¨ª, Espa?a podr¨ªa ejercer una influencia positiva sobre muchos Gobiernos y sobre la opini¨®n p¨²blica tanto en Europa como en Am¨¦rica Latina y en otras zonas del Tercer Mundo, contribuir a que se extienda y desarrolle la resistencia a la instalaci¨®n de euromisiles y la tendencia a desengancharse de los bloques y ayudar a aumentar la presi¨®n diplom¨¢tica y popular sobre las superpotencias para que concluyan acuerdos de desarme.
En esa presi¨®n est¨¢ la mejor garant¨ªa para la paz mundial y para la seguridad de nuestro pa¨ªs. Permanecer en la OTAN supone supeditar la pol¨ªtica exterior de Espa?a a la de EEUU, renunciar a hacer una pol¨ªtica exterior espa?ola independiente. Significa dejar en las solas manos de Estados Unidos la negociaci¨®n con la URSS sobre la distensi¨®n y del desarme, cuando la experiencia ha demostrado hasta la saciedad que las dos superpotencias son incapaces de llegar a acuerdos y que utilizan la negociaci¨®n bilateral como cortina de humo para encubrir el desarrollo de la carrera armamentista. Representa, en fin, dejarse arrastrar a la militarizaci¨®n creciente de la sociedad, al aumento irracional de los gastos militares, que retrasa o imposibilita la salida de la crisis en los pa¨ªses desarrollados y el remedio al subdesarrollo en que a¨²n vive m¨¢s de la mitad de los habitantes del planeta.
Todas estas razones abonan la necesidad de que el Gobierno que preside Felipe Gonz¨¢lez convoque cuanto antes el refer¨¦ndum prometido y que Espa?a salga de la OTAN, lo que supondr¨ªa en este momento una contribuci¨®n inestimable a la lucha por la paz en Europa y en todo el mundo.
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