Mari Pepa Colomer
La primera mujer instructora de vuelo de Espa?a vive en el Reino Unido desde 1939
"Mis nietos ingleses se lo cuentan algunas veces a sus amigos: mi abuela fue instructora de vuelo en Espa?a durante la guerra civil". Mari Pepa Colomer tiene 71 a?os y vive desde 1939 en el Reino Unido. Fue la primera aviadora de Catalu?a y la primera mujer instructora de vuelo de Espa?a. "Llevar un avi¨®n es como aprender a montar en bicicleta: una vez que se aprende no se olvida. Si me subiera ahora a un aparato como los de aquella ¨¦poca sabr¨ªa despegar. Lo que pasa es que hay tanta diferencia entre aquellos aviones y los de ahora como entre un bote de vela y el Queen Mary".
Mari Pepa Colomer ha conservado el acento catal¨¢n al hablar castellano, el aspecto deportivo y el car¨¢cter decidido que la llev¨® a convertirse en aviadora a los 17 a?os. "Hasta hace poco montaba a caballo con mis nietos, que son grandes aficionados, y jugaba al tenis. Ahora s¨®lo doy de vez en cuando alg¨²n paseo a caballo". Tiene el pelo corto y los ojos azules, y los abre con asombro cuando se le pide una entrevista: "?Por qu¨¦? Lo que yo hice no tiene ninguna importancia. Es curioso que la prensa se interese por m¨ª. No lo entiendo".Un d¨ªa, en 1931, fue con unos amigos al aeropuerto del Prat de Barcelona y pag¨® cinco pesetas para dar una peque?a vuelta en avioneta. Cuando aterriz¨®, pregunt¨® c¨®mo pod¨ªa aprender a volar. El curso consist¨ªa en 20 lecciones a 200 pesetas la hora, "un aut¨¦ntico dineral para la ¨¦poca", pero su padre era un hombre abierto y liberal, un fabricante de tejidos que era amigo de Picasso y que se relacionaba con muchas de las personas interesantes del momento. El padre y la hija se entend¨ªan bien, y sin que se enterara la madre, Mari Pepa empez¨® a ir todas las ma?anas al aeropuerto.
"Primero saqu¨¦ el t¨ªtulo m¨¢s simple y luego el de piloto comercial, que supon¨ªa ya 50 horas de vuelo. Empec¨¦ a trabajar en el propio aeropuerto. Est¨¢bamos all¨ª todo el rato y siempre sal¨ªa algo que hacer: tirar propaganda por las playas, llevar alguna mercanc¨ªa, subir a un ni?o con tosferina hasta los 2.000 metros (entonces se dec¨ªa, no s¨¦ por qu¨¦, que se curaban...). En fin, que me pasaba la vida all¨ª, entre los aviones y mis compa?eros". Cuando la escuela pas¨® a depender de la Generalitat, Mari Pepa, que ten¨ªa ya 19 a?os, consigui¨® el t¨ªtulo de instructora y empez¨® a su vez a dar lecciones a los nuevos.
Cuando la guerra civil estaba a punto de terminar, Mari Pepa decidi¨® pasar a Francia e ir a reunirse con su padre, que estaba en Uruguay. "Todos los aviadores salimos en avi¨®n, claro. Desde el aire ve¨ªamos las largas colas de gente que caminaba hacia Francia". En Toulouse, Mari Pepa, en lugar de buscar un billete para Montevideo, busc¨® una licencia de matrimonio. En el mismo avi¨®n que ella hab¨ªa salido tambi¨¦n uno de sus profesores, Jos¨¦ Carreras, con quien contrajo matrimonio. "Mi marido hab¨ªa conocido en Espa?a al que despu¨¦s ser¨ªa ministro de Aviaci¨®n en el Reino Unido, y en seguida encontr¨® trabajo. Hab¨ªa volado en aviones que todav¨ªa no se conoc¨ªan en el Reino Unido y era un gran piloto. ?l no dej¨® de volar hasta el final. Yo, desde que sal¨ª de Espa?a, s¨®lo volv¨ª a pilotar aviones por broma o porque unos amigos me regalaban una hora con motivo de mi cumplea?os, o algo as¨ª". "Es curioso", explica Mari Pepa; "en conjunto he viajado bastante poco. He estado en Canad¨¢, en Estados Unidos y en Zimbabue y he vuelto muchas veces por Espa?a, pero la verdad es que no he sido muy viajera". Sin embargo, a sus 71 a?os sigue conservando las ganas de conocer y las ansias de independencia: este verano se recorrer¨¢ sola todo el sur de Espa?a. "No he vuelto a Andaluc¨ªa desde que era joven y me apetece mucho conocerla mejor. Mi hijo ir¨¢ a Catalu?a y le ver¨¦ all¨ª, pero despu¨¦s me ir¨¦ sola".
?Por qu¨¦ me march¨¦ de Espa?a al terminar la guerra civil? No me gustan las dictaduras. Tampoco me gusta que me etiqueten; supongo que intervienen circunstancias personales. Otras personas como yo prefirieron quedarse. A m¨ª me aconsejaron que me fuera de casa, y como mis compa?eros se marchaban, opt¨¦ por ir a Francia". Sin embargo, la mayor parte de su vida la ha pasado en el Reino Unido: "Me gusta, s¨ª. El sistema de vida ingl¨¦s va bien con mi car¨¢cter. En este pa¨ªs he aprendido muchas cosas: desde la lengua hasta a fre¨ªr un huevo. F¨ªjese, mi hija se cas¨® con un gibraltare?o y ahora habla en espa?ol con la suegra y en ingl¨¦s conmigo". Pocos brit¨¢nicos se dar¨¢n cuenta de que no es inglesa, por m¨¢s que ella diga, ri¨¦ndose, que sus nietos le critican todav¨ªa el acento.
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