Ciudad prohibida
Nadie te garantiza la seguridad si intentas visitar Zinahota, antigua capital de una regi¨®n tur¨ªstica a la que los cochabambinos iban hasta hace seis a?os a pasar sus fines de semana. A 70 o 80 kil¨®metros de Cochabamba, por una carretera con obst¨¢culos que s¨®lo puede salvar un veh¨ªculo de todo terreno, se encuentra una regi¨®n gobernada por la mafia de la coca¨ªna. Nunca ha entrado la polic¨ªa all¨ª, porque equivaldr¨ªa a iniciar una guerra. El ministro del Interior boliviano, Federico ?lvarez Plata, cruz¨® la regi¨®n hace pocos meses a toda velocidad y sin bajarse del coche. Una unidad especial de la lucha contra el narcotr¨¢fico creada este a?o en Bolivia, a cuyos miembros se les conoce con el nombre de los leopardos, no ha salido todav¨ªa de La Paz, y su tiempo muerto en la capital lo dedic¨® a organizar un golpe de Estado, descubierto por el Gobierno a ra¨ªz del secuestro del presidente Hern¨¢n Siles Zuazo a finales del mes pasado.
Uno de los impulsores del desarrollo del Chapare se lamenta ahora de que la regi¨®n "se ha convertido desde hace dos a?os en un centro de violencia y prostituci¨®n donde s¨®lo se respeta la ley del m¨¢s fuerte". Cualquier persona que resulte sospechosa de pertenecer a la DEA, agencia norteamericana para la lucha contra las drogas, considerada el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de los narcotraficantes, ser¨¢ irremisiblemente asesinada.
Los habitantes de Zinahota, tanto los capos como los campesinos, odian tambi¨¦n el tufo de las c¨¢maras fotogr¨¢ficas y de las grabadoras de los periodistas, como pudo comprobar hace pocas semanas un fot¨®grafo franc¨¦s que se introdujo en el Chapare en busca de una exclusiva.
Con dram¨¢tica frecuencia se dan a conocer asesinatos misteriosos. Siempre son casos que quedan sin esclarecer: cuerpos descuartizados de los que se negaron a convertir su casa en un laboratorio, cad¨¢veres en la cuneta de quienes no pagaron la mercancia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.