Ibiza
Polanski y Victoria Vera. Fernando Rey y la princesa Smilja, creadora de la, hoy, ya universal moda ad lib. Ibiza es un molino balear y una cena de medianoche, con velas rojas, sargas blancas y un Mediterr¨¢neo dormido, sabio y perfumante. Los alemanes del tour/operator no se enteran de nada. El Sur canta en el cuerpo de Miss Ku, una austriaca de veinte que va pasando en brazos de los periodistas. Lo dijo una vez Stephan Zweig: "Mediterr¨¢neo ?mar femenino?".
Polanski se ha comprado un terreno en Ibiza y quiere aprender el castellano en seguida. Pero quiere aprenderlo a todas horas. Roman Polanski, reactualizado para el gran p¨²blico por la reposici¨®n televisiva de Repulsi¨®n, con una Catherine Deneuve que a¨²n ten¨ªa la lozan¨ªa delicada de Sisita Milans del Bosch, que debe andar por Marbella y donde pronto ir¨¦ a verla, viene a cenar conmigo, todas las noches, en Ibiza, porque le han dicho que uno trajela medianamente el castellano, y nuestras largas conversaciones versan, exactamente, ,sobre la conversaci¨®n. Me parece que le he dado unas clases gratuitas, y muy gustosas, de castellano, porque ¨¦l lo hab¨ªa pre/ aprendido malamente en M¨¦jico y, con su cabeza de intelectual, hab¨ªa comprendido que exist¨ªa otro castellano m¨¢s de Castilla: -?Rojo o colorado, Umbral?
-Rojo, Roman.
-En M¨¦jico dec¨ªan "colorado".
-Colorado/coloreado es todo lo que tiene color, Roman.
-Una perversi¨®n, entonces.
-Eso, una perversi¨®n, Roman, pero no como las de tus pel¨ªculas. Una perversi¨®n gramatical, me parece a m¨ª. El rojo es el color que ha secuestrado la palabra "colorado". Te aconsejo que a lo rojo lo llames "rojo". Con todas sus gamas y palabras correspondientes, claro.
El mismo Polanski viene de camiseta roja con tirantes y orillo negro. Yo mismo voy/vengo de camisa rejo/magenta con botones negros Pierre Cardin. Luego, Polansk¨ª fabrica un falo con cada una de las servilletas gruesas, s¨®lidas, de la casa, y se los va ofrendando a las damas de la mesa. Es una escultura perfecta. Una variante del readylmeade de Marcel Duchamp. Pienso que Gillo Dorfless, a quien traigo en la maleta, debiera ocuparse, en sus ¨²ltimos textos, del falo/servilleta de Roman Polanski, y no de tanto gilipollas tachista como trata, s¨®lo porque es italiano. Polanski, una vez que ha alborotado el gallinero de las damas con sus falos/servilleta, se sirve de uno de ellos como micr¨®fono y canta en ingl¨¦s, parodiando a todos los rockeros anglosajones del momento.
Luego empieza con los porros, que uno de sus hombres, el fot¨®grafo, se los hace "trompeta". (Ver Diccionario cheli: porro trompeta: el defectuosamente liado o que se ensancha por la parte de la lumbre.) As¨ª, Roman Polanski acaba las noches de Ibiza, que no acaban, un poco colgado, con su cazadora negra sobre su camiseta roja de estibador del T¨¢mesis, mirando a las adolescentes que bailan y enfermo ya de la enfermedad de la isla: el passar. Aqu¨ª se pasa de todo.
-Umbral, ?has visto lo de esa persona: que ha disparado sobre el p¨²blico, en una hamburguer de Estados Unidos, matando a tanta gente?
-S¨ª que lo he visto, Roman.
Le obsesiona el tema. Veo que le obsesiona la muerte gratuita, porque la sufri¨® en su mujer (manes de Manson) y porque preside su vida. Quiz¨¢ hasta haga una pel¨ªcula, a partir del suceso de Estados Unidos.
-?Y qu¨¦ pel¨ªcula est¨¢s haciendo ahora oyes?
-No s¨¦, Umbral. En castellano, en espa?ol, quiz¨¢ podr¨ªa llar marse El t¨²nel.
Me han regalado en Ibiza un foulard atigrado, de seda, para mis faringitis. La donante me lo ata al cuello. Roman protesta en seguida (y hago aqu¨ª una antolog¨ªa de noches).
-No, no, eso le va a dar mucho calor a Umbral. La seda da mucho calor. Que lo deje para el invierno, si padece de faringitis.
Yo hab¨ªa conservado el foulard, por delicadeza (tambi¨¦n uno, por delicadeza, "ha perdido su vida"), pero Polanski viene a liberarme, con esa brusquedad que tiene de estibador del T¨¢mesis con mezcla de jud¨ªo n¨®rdico. Este maestro de la crueldad me ha demostrado una ternura que le agradezco.
-Tus fallos en ingl¨¦s, Umbral, sedeben a un prejuicio, a una actitud de defensa frente a una lengua que no es la tuya, la lengua en que has hecho tu obra.
-Gracias, Roman, pero lo cierto es que le he dedicado mi vida al castellano, al espa?ol, como dices t¨², y no me queda tiempo ni ganas para seguir con el ingl¨¦s. Nunca voy a ser un escritor en ingl¨¦s, Roman.
Y as¨ª nos despedimos, melanc¨®licamente, en mitad de una fiesta colgad¨ªsima y populosa, como dos hombres que podr¨ªamos haber llegado a ser muy amigos, pero a quienes nos separan tantas cosas, tantas mujeres -?Sharon Tate?-, tantos idiomas, tanta vida. Este ingl¨¦s portuario y genial ha podido ser uno de los grandes hombres de mi vida. Como pe ha comprado un terreno en Ibiza (ya se ha dicho), espero que volvamos a encontrarnos. Uno va necesitando ya, casi, m¨¢s de la amistad que del amor. As¨ª se envejece, yes, Roman, amor.
-Yes.
Y ni siquiera he le¨ªdo, a¨²n, su Polanski por Polanski. Qu¨¦ solo se ha ido al hotel, en esta ¨²ltima noche, Roman Polanski. En la parte alto/reservada de la discoteca hay adolescentes a 50.000 pesetas y tabaco a 400 el paquete de rubio. Pero Roman Polanski (un l¨ªrico de la menor, un menorero, como uno mismo) estoy seguro de que no ha recurrido a esa ortopedia financiero/sentimental para resolver su noche. El lirismo (nadie habla aqu¨ª de amor, para nada) es una cosa que no se compra.
A la entrada de Ku me han dado una llave plana (las hacen en Italia, para que no puedan ser falsificadas), que me acredita como socio de pleno derecho.
-Es la llave de su casa, se?or Umbral.
-Gracias. Pero mi casa me la encuentro llena de gente. Las espa?olas que bailan casi desnudas (siempre m¨¢s desnudas, o con otra manera de desnudarse que las europeas), los cocolocos y los travest¨ªs que van de pantera, de sacerdote copto, de sargento nazi. (El masculinismo exacerbado de los nazis excita mucho a los homosex, seg¨²n veo en la ¨²ltima pel¨ªcula de Belmondo.) Entre las maravillosas figuras de Ku, aparte el negro de los volatines y el adolescente n¨®rdico que se tira desnudo a la piscina, est¨¢ Juan Carlos, que va de sacerdote copto, con t¨²nica y boina en el cogote:
-De turbante me he puesto unos pantis, Umbral. Jujuiii...
Juan Carlos termina todos s'us p¨¢rrafos con un jujui como de pavo real, que le identifica entre sus amigos y le identifica, sobre todo, consigo mismo. Juan Carlos me explica, con mucho juego de manos y un poco de pluma, la paella ibicenca, que ¨¦l ha debido inventar en parte:
-O sea, una paella normal, la paella cl¨¢sica, a ver si me comprendes, pero luego le echas cosas crudas y est¨¢ de alucine. Jujuiii...
Rosa, ni?a y audaz, catalana de San Sebasti¨¢n, que nos ha hecho fotos toda la noche, periodista en Barcelona, bella como un Hamilton con un poliedro de cristal pl¨¢stico, por pendiente, en la oreja derecha. Se sienta a mi lado y se coge las rodillas con los brazos:
-Aqu¨ª alucinamos hasta las ocho de la ma?ana, Umbral.
Sus senos infantiles y torcaces le saltan por todos los huecos de la t¨²nica. Esperanza Bernat, madrile?a, morena y bella, con el vientre cruzado de cadenas y dijes de plata. Luis Cervera, el arquitecto que ha hecho media isla (no s¨¦ si bien o mal: su casa, que luego conoc¨ª, la ha hecho magistralmente), con un mono de trapo en el hombro izquierdo:
-Pese a ser de trapo, ha habido que amaestrarlo. Los monos no se est¨¢n quietos.
Luis se va a Miami para un asunto relacionado con Disneyworld. Pronto estaremos todoslos espa?oles "donalizados" por el pato redicho. Cantero y Oriol Maspons, en comando eterno de la mujer y la noche.
Por los corros se dice lo de todos los a?os:
-Si es que no ha venido nadie, este a?o...
Pero el peri¨®dico sale revent¨®n de famosos. En Ibiza, la base humana y las eurodivisas las ponen los alemanes, los suecos, los austriacos. La elite festiva, golfa y cultural la ponen los nacionales. Maspons, gran fot¨®grafo y gran snob, pasea tres perritos grises con collares hechos.de fichas de domin¨®. La princesa Smilja tiene un reloj Cartier con cadena de brillantes que le regal¨® Polanski en Par¨ªs. En cala San Antonio he visto un latin/lover cuyo gorro es un brazo que empu?a un martillo.
El espa?ol desnudo, ¨ªbamos diciendo, puede ser Juan Carlos, que se desnuda por las ma?anas, tipo exhibici¨®n priv¨¦, en las playas inc¨®gnitas de Ibiza. Aunque se vista, por las noches, de monje copto, sin saber lo que es eso, para alternar con sus compas de la arruga es bella y tomar coco-. locos.
-Juan Carlos, amor, ?t¨² me conseguir¨ªas otro cocoloco?
-Anda, malo, que te lo traigo ahora mismo. Jujuiii...
El espa?ol desnudo, luchando pat¨¦ticamente por estar a nivel europeo, que dicen los ministros horteras, por ser muy internacional siendo muy local. El espa?ol en verano, mucho m¨¢s all¨¢ del esquema/Juan Carlos, desnud¨¢ndose de todos sus preconceptos para tomar posesi¨®n' de su cuerpo y, a ser posible, y despu¨¦s de tanto tiempo, del de su se?ora.
El espa?ol desnudo (aparte la vieja que cierra su luto y su puerta de cal balear al paso de las multitudes y las densidades del siglo) es un hombre, una mujer que ha entendido sin entenderlo lo que Ortega prenunciaba en La rebeli¨®n de las masas: es decir, el aspecto est¨¦tico (recogido por Genov¨¦s en cuanto a las masas belicosas) de la multitud, ese m¨®vil die Calder que somos todos, coloreados por De Kooning, en la noche con velas (menos velas que otros a?os) de esta isla ¨²nica en todo el Mediterr¨¢neo, aunque mi querida Rossetta de Cervera aflore el yate de Niarchos, ya hacia el cul-de-sac de este mar estr¨¢fico que vuelve en olas m¨¢s r¨ªtmicas que ominosas (estrofa es lo que vuelve). No estamos en Skorpios, pero en Skorpios no tienen -jujuiii- el grito de pavo real y sacerdote copto con que Juan Carlos llena la noche vac¨ªa o el vac¨ªo de su noche.
Polanski, tiene un amigo alto de camisa roja, a lo Robert Mitchum, que no gusta Mucho a las se?oras de la mesa (tampoco Mitchum), y otro amigo, grande y extravertido, que es su fot¨®grafo, hasta que se enrollan los tres en una conversaci¨®n sobre m¨¢quinas fotogr¨¢ficas. De nada sirve haber llegado a ni?o terrible y maestro precoz del cine de la crueldad. Al final de la noche, siempre hay un fot¨®grafo que le discute a uno las verdades elementales de la imagen. Los falos/ servilleta desfallecen sobre la mesa.
Hay una brasileira rubia, desnuda hasta las ingles, que repite, naturalmente, el modelo Gianina Faccio. Hay otros pseudo/coptos que imitan a, Juan Carlos, pero que no tienen un pavo real melanc¨®lico en el alma so?adora y secretamente menestral. La locura de la isla va creciendo en la noche a medida que decrece la resaca. Voy por el tercer cocoloco. La Prensa local trae art¨ªculos de Emilio Romero que nadie tiene tiempo de leer. A Vicky Vera se la espera siempre y nunca llega. La bell¨ªsima mujer de Niki Lauda, que tiene una boutique en la capital, me mira/remira antes de despedirse. Es tan bella que se me olvida hablar. El espa?ol desnudo lleva varias horas durmiendo: "Jujuiii...".
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