La muerte de Jeanne Modigliani a?ade dramatismo a la pol¨¦mica sobre las estatuas halladas en Livorno y atribuidas a su padre
La muerte repentina de Jeanne Modigliani, hija del discutido artista de Livorno Amadeo Modigliani, a los pocos d¨ªas de haber estallado la pol¨¦mica sobre el descubrimiento de las dos estatuas de piedra atribuidas a su padre y que yac¨ªan en un foso de la ciudad de Livorno, a dos pasos del estudio donde trabajaba el artista, ha dejado una profunda impresi¨®n en el mundo art¨ªstico italiano. Como siempre, el entorno de Modigliani se ti?e de dramatismo.
Amadeo Modigliani, un artista m¨¢s mito que realidad, parece destinado a provocar la pol¨¦mica y las pasiones violentas. Ahora se ciernen sombras sobre la misma muerte de Jeanne Modigliani, que tanto hab¨ªa polemizado con los organizadores de la exposici¨®n de Livorno con motivo del centenario del nacimiento de su padre.Hay quien pone un punto interrogativo sobre una muerte acaecida d¨ªas despu¨¦s de que la hija de Modigliani pon¨ªa en tela de juicio la autenticidad de las dos estatuas legendarias encontradas en el foso de Livorno,
Es curioso que hayan sido dos mujeres, Jeanne, hija de Modigliani, y Vera Durbe, responsable del Museo de Arte Moderno de Livorno, que han luchado toda su vida y con mayor pasi¨®n por rehabilitar al artista, quienes al final se tiran de los pelos.
Vera Durbe, que ahora tiene 60 a?os, ha luchado siempre para demostrar que era cierta la leyenda de que Modi hab¨ªa echado al foso de Livorno algunas de sus esculturas, amargado por los cr¨ªticos, que no lo comprend¨ªan. Y cuando su sue?o parec¨ªa realidad, cuando las estatuas vieron la luz en los d¨ªas pasados y Vera explot¨® en l¨¢grimas de emoci¨®n, la otra mujer que hab¨ªa dedicado tambi¨¦n toda su vida a rehabilitar a su padre, a quien apenas hab¨ªa conocido, muere inesperadamente polemizando, como hab¨ªa hecho toda su vida, y poniendo en guardia sobre la posible falsedad del impresionante descubrimiento hecho por Vera Durbe.
Todo ello est¨¢ contribuyendo, por una parte, a hacer m¨¢s dial¨¦ctica si cabe la iniciativa del Ayuntamiento de Livorno de haber preparado la exposici¨®n sobre Modigliani y, al mismo tiempo, ha servido para dar mayor relieve e intensidad humana a este autor tan contrad¨ªctorio y parad¨®jico.
Ahora, con sus estatuas desenterradas, aunque nadie se atreva a jurar que son suyas, muchos estar¨ªan dispuestos a comprarlas, con los ojos cerrados, firmando un cheque en blanco.
Un artista que ha sido siempre capaz de despertar en torno a su persona ya su obra sensaciones violentas y profundas de amor y de odio, de admiraci¨®n y hasta de desprecio. Lo que nadie le niega es su genio, que para muchos fue "diab¨®lico" y para otros incluso "angelical" en su mismo desarreglo.
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