Rigor y creatividad en el arte de Teresa Berganza
ENVIADO ESPECIAL, Caliente a¨²n el triunfo de Vittorio Gassman al iniciar el ciclo dram¨¢tico, lleg¨® al cuadrante de la plaza Porticada otra estrella de primera magnitud: la mezzosoprano Teresa Berganza: con actuaciones as¨ª, el 33? Festival justifica, en los carteles y en los hechos, su categor¨ªa internacional.
Como sucede con todo gran artista, en Teresa habitan varias Berganzas, tan diversas e igualmente creativas como la que canta La Gran V¨ªa, de Chueca; la que devuelve nobleza humana y cultural a la Carmen, de Bizet, o la que encuentra, dentro del m¨¢ximo rigor estil¨ªstico, v¨ªas personales para Haendel, Haydn o Mozart.
Estos tres autores han sido interpretados ahora por Teresa Berganza en la antigua plaza de Velarde, ante un p¨²blico que no habr¨ªa cabido en el teatro Real. P¨¢ginas como el aria de Giannina, en la que el saber de Haydn se espiritualiza y populariza a la vez, brotan del arte y la voz de la Berganza como algo vivo, casi reci¨¦n nacido. M¨¢s a¨²n, ante las dos arias de la Alcina haendeliana parece sucumbir, de golpe, cualquier pol¨¦mica al uso sobre la autenticidad de la interpretaci¨®n barroca. Cuando se impone una veracidad tan vital, iluminada y melanc¨®lica como la de Teresa Berganza, y la m¨²sica de tres siglos atr¨¢s encandila con inmediatez emocional al p¨²blico de hoy, el papel creador del int¨¦rprete se ha cumplido en grado sumo. Y es irresistible el equilibrio de valores, ese escuchar a la vez a Haendel y a Berganza, intercambiando significaciones, cedi¨¦ndose el paso uno a otra en cada frase, en cada respiraci¨®n, en cada ligereza.
Sin propinas
Nos detenemos algo m¨¢s en Haendel o Haydn porque el "Mozart de la Berganza" es, desde hace un cuarto de siglo, un concepto musical en circulaci¨®n, admirado y cotizado en todo el inundo. "Vedrai Carino", de Don Juan; "Non so piu", de Las bodas de Figaro, y la gran aria de Titus nos trajeron el placer de unas versiones singulares y la pena de que en Espa?a en rara ocasi¨®n se ve y escucha a Teresa Berganza representaciones completas de estas ¨®peras.Hubo ovaciones por oleadas, pero Teresa Berganza no dio las esperadas propinas: la humedad extremada de la noche en este semiteatro abierto a la bah¨ªa no aconsejaban prolongar la actuaci¨®n a una cantante que, sobre hacer alta m¨²sica, sabe muy bien los cuidados que exige toda voz y, m¨¢s a¨²n, la suya, como veh¨ªculo de un estilo y una sonoridad sin mancha.
Merece todos los aplausos la colaboraci¨®n de V¨ªctor Mart¨ªn y la Orquesta de C¨¢mara Espa?ola, adem¨¢s de una colaboraci¨®n sutil y flexible con Teresa Berganza, interpretaron excelentemente el Divertimento en re, de Mozart; el Concierto en fa mayor, de Vivaldi, y, sobre todo, la M¨²sica nocturna de Madrid, de Bocherini. En esta deliciosa evocaci¨®n del Madrid de su tiempo, el m¨²sico de Lucca derroch¨® gracia e ingenio y sus int¨¦rpretes espa?oles de ahora la han recogido con perfecci¨®n t¨¦cnica y de concepto: m¨¢s que una orquesta, nos parec¨ªa escuchar un multiplicado cuarteto, tal y como debe ser.
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