'El Baden-Baden de Tierno'
Los cronistas de los a?os veinte y treinta aseguraban que las familias que estaban oficialmente bien y pr¨¢cticamente mal, es decir, las que ten¨ªan cierta situaci¨®n social, pero no el dinero que deber¨ªa acompa?ar a esa situaci¨®n, al llegar el verano cerraban las puertas y ventanas de sus casas, lo que era normal que se hiciera al partir para San Sebasti¨¢n..., y permanec¨ªan ocultas en su interior aliment¨¢ndose con las provisiones que una parienta lejana o la servidora fiel, que entonces se usaba -aparec¨ªa hasta en las esquelas- les llevaba secretamente para subsistir hasta septiembre. Entonces emerg¨ªan a la luz p¨²blica hablando de lo bien que lo hab¨ªan pasado en el Norte. Su palidez no les delataba, porque igual de blancas aparec¨ªan las que s¨ª hab¨ªan estado en San Sebasti¨¢n. En aquel tiempo las se?oritas no se pon¨ªan morenas; el bronceado quedaba para las pobres lugare?as que no ten¨ªan grandes pamelas que protegiesen su cara de los rayos solares. Una se?orita de verdad permanec¨ªa l¨ªvida y virgen.Hoy no hay una presi¨®n social que obligue a la gente a fingir un veraneo, pero s¨ª existe una presi¨®n estad¨ªstica que tiene la misma fuerza y que obliga a la misma mentira. Intentar¨¦ explicarme. El otro d¨ªa le¨ª en los medios de comunicaci¨®n que la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico (DGT) hab¨ªa dicho: "Entre el 31 de julio y el primero de agosto saldr¨¢n de Madrid 100.000 veh¨ªculos". As¨ª de concreto, as¨ª de tajante. ?C¨®mo se puede -pens¨¦- certificar de, antemano que 100.000 familias tienen el prop¨®sito de salir de veraneo en, estas fechas? ?Qu¨¦ sabe la DGT de los problemas de trabajo, estudio y, sobre todo, econ¨®mico que existen en cada una de esas 100.000 familias? ?C¨®mo puede estar tan seguro el Gobierno de que ocurrir¨¢ as¨ª? ?Por el estudio estad¨ªstico de los a?os anteriores? ?Por el c¨¢lculo de ingresos per c¨¢pita desde septiembre pasado? ?N¨²mero de estudiantes suspendidos? ?Plazas reservadas para viejecitos en residencias sanitarias? ("Ultimamente la abuela se encuentra regular, ?sabe? Mejor que se que de en observaci¨®n aqu¨ª hasta septiembre"). Son datos fiables, evidentemente, pero no creo que hayan sido consultados para esa disposici¨®n.
Y, sin embargo, efectivamente, salieron 100.000 veh¨ªculos por las carreteras de salida de Madrid. Desde mi casa, que domina al menos dos de ellas -la de La Coru?a y la de Extremadura-, vi c¨®mo brillaban las carrocer¨ªas bajo el sol en larga caravana. Te n¨ªa raz¨®n la DGT. Hab¨ªan salido 100.000 veh¨ªculos de Madrid.
Pero al d¨ªa siguiente sal¨ª a la calle y descubr¨ª que todo estaba como antes. Que no ha b¨ªa sitio donde estacionar, que los rumores de claxon atronaban exactamente igual que una semana atr¨¢s y los insultos de conductor a conductor eran exactamente los mis mos. ?Qu¨¦ hab¨ªa ocurrido?
Puede ser que me equivoque, pero ¨¦sta es mi explicaci¨®n. En realidad, la expresi¨®n de los 100.000 veh¨ªculos no era una deducci¨®n anticipada, sino una orden; no equival¨ªa a decir "probablemente saldr¨¢ esta cantidad" sino "tiene que salir esta cantidad", y as¨ª lo .interpretaron en. muchos hogares madrile?os tras la reuni¨®n familiar convocada urgentemente.
-?Has visto? Ma?ana tenemos que salir 100.000 coches de Madrid.
-Pero nosotros hab¨ªamos quedado en que este a?o no veranear¨ªamos. No tenemos dinero.-Ya... Pero ?c¨®mo vamos a defraudar al pa¨ªs? No pertenecemos al Tercer Mundo. Somos la d¨¦cima potencia industrial y eso implica unas obligaciones. De todas las capitales civilizadas salen millares de coches a ¨²ltimos de julio y primeros de agosto. A nosotros, dada nuestra renta nacional, nos toca ser 100.000... ?C¨®mo vamos a dejar mal al Estado? ?Qu¨¦ dir¨¢n luego en el extranjero?
Durante horas se discuti¨® el pro y los contras de la medida que hab¨ªa que tomar, se valor¨® el fuero. y se valor¨® el huevo, el prestigio nacional y la econom¨ªa particular, la bandera espa?ola ondeando contra la exhausta cuenta corriente... Y por fin se lleg¨® a una. soluci¨®n de compromiso de forma parecida a la que hab¨ªan encontrado sus abuelos. Esta vez la presi¨®n no la realizaba la sociedad, sino el Estado, apoyado poderosamente por los medios de comunicaci¨®n. Hab¨ªa que cumplir con la obligaci¨®n... Al menos, aparentemente. Y as¨ª salieron, efectivamente, los autom¨®viles aludidos con orgullode los polic¨ªas motoristas que iban cont¨¢ndolos en los l¨ªmites de la ciudad. Pero lo que no sab¨ªan ¨¦stos al retirarse a descansar es que unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢ esos 100.000 coches hicieron una maniobra y volvieron a Madrid- cuando se emparejaban sus conductores se saludaban entre gui?os y sonrisas de complicidad por las ventanillas. Llegaron a sus domicilios, descargaron sus maletas lo m¨¢s silenciosa mente posible y se tomaron unas copas para celebrarlo; total, al d¨ªa siguiente no iban a trabajar. Estaban contentos de s¨ª mismos. Hab¨ªan dejado en buen lugar el prestigio del pa¨ªs y, al mismo tiempo, salvado su econom¨ªa privada.
?sta es la raz¨®n por la que hubo tan pocas v¨ªctimas en las carreteras -?fueron tan pocos kil¨®metros!- y por la que Madrid sigue tan lleno como siempre.
En la ciudad que se ha puesto de moda estos d¨ªas, Los Angeles, hay tantas piscinas-ojos azules de la tierra vistas desde el avi¨®n- que, en una pel¨ªcula famosa, Burt Lancaster cruzaba una extensa zona residencial nad¨¢ndolas. En esta tierra de secano que es Madrid la incidencia es, naturalmente, mucho menor, aunque se ha progresado bastante desde aquel cl¨¢sico de Mingote con la cara, asombrada y escandalizada a la vez, del paleto asomando la cabeza tras una tapia. Al fondo, detr¨¢s de su boina, se ve¨ªa el yermo castellano; delante, a juzgar por su expresi¨®n, la civilizaci¨®n, el refinamiento, el deporte y el desnudo que el agua domada para el placer comporta. El pie dec¨ªa simplemente: "Piscina".
Piscinas de 'c¨¦ntrico hotel'
Lo curioso es que la mayor¨ªa de piscinas particulares de Madrid (zona de Puerta de Hierro, Somosaguas, Conde de Orgaz, Mirasierra, Moraleja) est¨¢n cerradas este mes porque sus due?os, que han tenido los posibles para construirlas, tambi¨¦n tienen los posibles para abandonarlas en verano y marcharse a Baleares o Andaluc¨ªa. Lo mismo pasa con la asistencia a las de clubes de lujo (Puerta o Campo). Quedan en el panorama acuoso de la Villa y Corte las gigantescas municipales, pensadas para hacer flotar en ellas el mayor n¨²mero de cabezas posible. Quedan tambi¨¦n algunas deportivas, donde el nadador casi profesional acepta a rega?adientes al advenedizo, de la misma forma que el conductor habitual mira por encima del hombro al dominguero de la carretera. Y quedan, claro est¨¢, las de los establecimientos hoteleros.
Como ¨¦sta en que me encuentro, situada en un c¨¦ntrico hotel. Me encanta lo de c¨¦ntrico hotel: es f¨®rmula con la que los medios de comunicaci¨®n intentan evitar la acusaci¨®n de hacer propaganda gratuita a un lo cal, peligro que, por cierto, no tratan nunca de evitar cuando se refieren al espect¨¢culo Nadie dice que el partido de ma?ana se realizar¨¢ en un c¨¦ntrico estadio, all¨¢ por la Castellana, o en otro a orilla del Manzanares, ni que ser¨¢n muertos a estoque varios toros en un sitio ubicado Alcal¨¢ arriba. Pero los hoteles se definen siempre con el adjetivo de c¨¦ntricos, aunque est¨¦n situados "donde Cristo dio las tres voces", referencia que, por cierto, siempre me ha dejado estupefacto.
Pues bien, en este c¨¦ntrico hotel veo como de costumbre, llenarse la piscina. Tengo que advertir que esta expresi¨®n es aqu¨ª algo equ¨ªvoca; mientras en las piscinas o playas proletarias la masa irrumpe en el agua hasta ennegrecerla, en las piscinas de cierto standing, como dicen contagiados incluso los franceses (acentuando, eso s¨ª, la i), la inmensa mayor¨ªa de gente se queda fuera del agua. Cuando se habla de que una piscina est¨¢ a tope quiere decirse que est¨¢ ocupada toda la zona p¨¦trea de ella, no la l¨ªquida Mientras las colchonetas, sillas y tumbonas desaparecen bajo el cuerpo, m¨¢s o menos atractivo, de los clientes, en el agua flotan apenas un par de cuerpos de exc¨¦ntricos que entienden que ir a ba?arse significa nadar. Son, como digo, pocos. Entre la masa inerte¨ªal sol y esa minor¨ªa activa hay un ele mento intermedio, los ni?os, que saltan den tro pata salir y repetir la gracia con sus en cantadoras bombas y las se?oras que deciddn cada media hora trasladar a la su perficie las cremas que han depositado antes sobre su piel. Para ello bajan la escalerilla y, sin soltarla -nunca se sabe lo que puede: ocurrir con ese traidor elemento-, permanecen un par de minutos sumergidas hasta el peinado. A eso le llaman refrescarse.
La moda del top-less
La diferencia de la piscina del hotel con las otras de Madrid es su car¨¢cter internacional, No hay m¨¢s que ver la calidad crom¨¢tica de las pieles que se exhiben. Ese rojo encendido que arrebola las narices, las mejillas y las espaldas prefigurando una noche de sufrimientos es, evidentemente, ex¨®tico. Ning¨²n espa?ol, ni siquiera los m¨¢s rubios, se ponle as¨ª. Con lo que el ba?o cruza simb¨®licamente las fronteras y puedo hablar, por ejemplo, con ese-ingl¨¦s que veo sacudiendo r¨ªtmicamente la cabeza y el pie derecho arrellanado en una tumbona. Dado que el sonido, que llega de los altavoces es la voz c¨¢lida de Aznavour, no concuerda con el gesto sincopado..., me acerco y me doy cuenta. de que el brit¨¢nico desconfia de la m¨²sica ind¨ªgena, como algunos compatriotas suyos desconf¨ªan e las bebidas embotelladas en Espa?a. ?ste no se ha tra¨ªdo su t¨¦, pero s¨ª su melod¨ªa, mejor dicho, su rock incorpotado en la peque?a grabadora que cuelga! del respaldo y que le llega por el auricular.-Prefiere m¨²sica m¨¢s caliente -me informa amablemente una muchachita morena al notar mi inter¨¦s.-?Y t¨²?
-Pues tambi¨¦n.
A su alrededor han surgido cinco muchachas m¨¢s con caras de ni?as y cuerpos de adolescentes, t¨ªpica mezcla de suramericana. Efectivamente... Son de Cali, en Colombia, llevan unas semanas viajando por Europa y ya de aqu¨ª saldr¨¢n de vuelta a sus casas.
-?Y qu¨¦ es lo que m¨¢s os ha gustado?
-Venecia, ?oh Venecia! Y Niza, ?oh Niza! ,Pero por diferentes motivos, claro est¨¢. De Venecia, la ciudad; de Niza, la gente despreocupada. ?All¨ª, todos top less!
-?Todos?
-?Uy! Hasta un viejito, fijese, un viejito que estuvo corriendo sobre las piedras con una viejita, y luego, pues, fijese, se quit¨® la pantalonera delante de todos; ah¨ª el viejito, tan recuchichitito ¨¦l, delante de todos y tan tranquilo, se volvi¨® y se puso el traje de ba?o. ?Y aqu¨ª? Me dijeron que tambi¨¦n hay top-less.
-Pues s¨ª. Entonces, de top less en Colombia, ?nada?
-?Pero nada! Los hombres de all¨ª son diferentes de los de aqu¨ª, ?sabe?
-Ya. M¨¢s bravos, supongo.
-Pues claro. Pero su amiga -"es mi prima"- lleva un ba?ador entero de los que bajan el escote abierto hasta la cintura, en dos bandas estrechas, con lo que el espectador no cesa de mirar a la espera de que el seno se libere por uno de los lados.
-?Ah, eso, bueno! -r¨ªen- Eso s¨ª puede llevarse. Y la tanga...
-?La tanga brasile?a?
-?Ah, pues claro ... !
-?La tanga brasile?a, con esa cinta m¨ªnima detr¨¢s que muestra todo... el... aqu¨ª decimos pompis?
-?Ah, pues claro! La historia de la moda femenina es un equilibrio entre la modernidad y el pudor. Madame d'Aulnoy, que entre muchas mentiras dijo verdades de a pu?o, sosten¨ªa que en la Espa?a del XVII el pie era la m¨¢s oculta parte del cuerpo femenino y que quien la mostrase a un hombre le daba despu¨¦s f¨¢cilmente todo lo dem¨¢s. Y la ocultaci¨®n sigui¨® muchos a?os. Antes de la Revoluci¨®n Francesa las damas mostraban el pecho hasta el pez¨®n, mientras manten¨ªan ruborosamente tapadas las pantorrillas.
Las colombianas, al parecer, destacan orgullosamente la retaguardia, mientras velan/desvelan el frente.
La muchacha se levanta, coge la toalla, la adapta a su cuerpo. O un salido. Los caminos de la moda y del pudor son -deduzco- inescrutables.
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