Machismo ol¨ªmpico
Nos indigna observar en un peri¨®dico del prestigio de EL PAIS el tratamiento que se da a la presencia de las mujeres,en los Juegos Ol¨ªmpicos de Los Angeles. El suplemento de deportes del lunes 6 de agosto lleg¨® al culmen cuando por parte de tres periodistas -varones, naturalmente- se hace hincapi¨¦ continuamente a la posesi¨®n o no de belleza y encantos femeninos por parte de las atletas.Jos¨¦ M. Mart¨ª Font nos solaza con la evoluci¨®n de los encantos de Mary Decker desde sus inicios en el atletismo hasta la actualidad, en que se ha convertido en "la dulce novia de Am¨¦rica". ?Novia de qui¨¦n? En EE UU -que no Am¨¦rica, y ¨¦se es otro error a comentar-, como encualquier otro pa¨ªs, hay aproximadamente un 51%. de poblaci¨®n femenina, a la que no se le adjudica ning¨²n bello efebo de hermosos m¨²sculos como novio ol¨ªmpico. Atractivos son tambi¨¦n Carl Lewis, Alberto Cova y tantos otros; sin embargo, a ellos, al contrario que a lasmujeres, no se les pide que adem¨¢s de batir al contrario tengan que superarle tambi¨¦n en belleza, de acuerdo con los gustos de la mitad del p¨²blico del estadio.
Asimismo, Alex Grijelmo, en el apartado Aplaudamos al hombre deforme, entre deformidades concretas de atletas masculinos, toma como tales entre las mujeres la falta de belleza y Ferninidad. Y van... Su lamento en, cuanto a las gimnastas de hoy es que sus cuerpos ya no enamoren al p¨²blico como anta?o, en que una de ellas se gan¨® el apelativo de novia de... ?Hab¨¦is o¨ªdo, chicas? Pod¨¦is entrenar hasta quedar exhaustas, luchar por conseguir el oro, ser muy buenas, excelentes, todo lo que quer¨¢is, mientras no os olvid¨¦is de seguir excitando al personal masculino, cumpliendo el papel de hembras-objetos sexuales que se niegan a dejar de reclamar, so pena de "inspiirar ¨²nicamente sentimientos paternales". Qu¨¦ pena, oigan...
Por ¨²ltimo, nos llega, en la columna Chovinismo norteamericano, un comentario groser¨ªsimo de J. G. Candau al referirse a los pechos de las atletas: "Claro que hermosuras no suele tener -la mayor¨ªa". Expresi¨®n m¨¢s propia de taberna -no casualmente ha elegido la palabra mozas- que de un periodista. Los lectores no le pedimos que nos suelte sus gustos personales en materia de pechos femeninos.
Estas actitudes parecer¨ªan una mera muestra de chovinismo masculino, si no fuera porque coinciden sospechosamente con los prejuicios y sus corespondientes leyes, que imped¨ªan a la mujer acceder a los Juegos Ol¨ªmpicos desde que ¨¦stos se constituyeron. No olvidemos que el creador de ¨¦stos,
Coubertin, negaba el derecho de participaci¨®n femenina con la excusa de que "ser¨ªa impracticable, inest¨¦tica e incorrecta".-
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