Lo que no se dobla
La excelente programaci¨®n cinematogr¨¢fica que en los ¨²ltimos meses emite televisi¨®n se concreta en una inteligente variedad de autores, estilos y pa¨ªses, superando aquella c¨®moda contrataci¨®n de filmes norteamericanos que formaban, casi unilateralmente, la informaci¨®n cinematogr¨¢fica que se facilitaba a los espa?oles. Recientemente, adem¨¢s, se ha optado por subtitular cuanto no puede ser doblado, al menos las canciones de los musicales que los lunes conforman un breve cielo. Por vez primera podemos conocer las intenciones de esos cantables, generalmente de escasa importancia en el texto, aunque tambi¨¦n es cierto que en muchas ocasiones las letras de esas canciones hacen progresar la historia de forma tal que sin su traducci¨®n el filme puede hacerse incomprensible. En cualquier caso, es inquietante no entenderlas.Sin embargo, es d¨¦bil la porter¨ªa de la televisi¨®n o escaso su control, porque en una sola semana hemos podido presenciar dos lamentables situaciones en lo que al doblaje se refiere. La emisi¨®n del musical Vivir de ilusi¨®n (The music man) qued¨® frecuentemente alterada por di¨¢logos en ingl¨¦s. Inopinadamente, los personajes utilizaban su lengua original sin que subt¨ªtulos ni doblaje nos aclararan el misterio de sus pasiones. Pudo deberse el fallo a un problema t¨¦cnico, pero entonces aquella emisi¨®n debi¨® interrumpirse y repetir la secuencia en su integridad castellana. Si no se hizo as¨ª pudo deberse a desidia de los responsables de la emisi¨®n o a que, finalmente, aquellos di¨¢logos no hab¨ªan sido doblados.
Las intenciones del autor
Hace pensar en. esta segunda posibilidad la grave ausencia de doblaje en la parte de final de El juez y el asesino, de Bertrand Tavernier, emitida el pasado domingo.
El filme concluye con un letrero en el que se concretan las intenciones de la cr¨®nica hist¨®rica que han cubierto las dos horas anteriores. No traducirla cuando ante el simple t¨ªtulo de la pel¨ªcula -Le juge et l'assasin una voz campanuda, antecedida de molestos chasquidos de len gua, precisaba la traducci¨®n es pa?ola, parece consecuencia de una lamentable falta de respeto por el p¨²blico y por el autor del filme.
Es tan importante lo que Tavernier precisa al final de su pe l¨ªcula que casi puede considerar se que sin su comprensi¨®n el filme queda mutilado en su parte esencial.
"Entre 1883 y 1893, el sargento Joseph Bouvier mat¨® a 12 j¨®venes. Durante el mismo per¨ªodo de tiempo, m¨¢s de 2.500 chicos de menos de 15 a?os murieron en las minas y en las f¨¢bricas de seda, asesinados". Es m¨¢s explicat¨ªvo este texto que muchos momentos anteriores, como igualmente lo eran las baladas que se o¨ªan durante el filme y que tampoco fueron traducidas. Pero aunque no tuvieran tal inter¨¦s, es necesario respetar las intenciones del autor. Televisi¨®n no puede caer en los lamentables descuidos de las empresas privadas que, por ahorro, defraudan a su audiencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.