'Casablanca'
No la toqu¨¦is m¨¢s, as¨ª es la rosa... advirti¨® el poeta, con esa paciencia e inocencia de la que s¨®lo es capaz un poeta. Pero los industriales de la imaginaci¨®n tienen menos imaginaci¨®n que un pulpo ante unas pantuflas y no respetan la voluntad de ser de las rosas, ni siquiera cuando forman parte de la memoria de los supervivientes, raza que peri¨®dicamente aparece sobre la tierra, despu¨¦s de cada guerra importante.La cadena NBC ha producido una nueva adaptaci¨®n del gui¨®n de Casablanca, sin respetar la evidencia hist¨®rica de que Casablanca, al igual que algunas canciones de Antonio Mach¨ªn y un par de novelas del siglo XIX, pertenece al cat¨¢logo de obras maestras, concebidas y alumbradas en estado de gracia. Y elemento importante de esa perpecci¨®n de la primera Casablanca era el p¨²blico que le fue tan contempor¨¢neo como fiel, que necesit¨® creerse aquella historia y asumir su filosof¨ªa elemental de nostalgia y sacrificio on the rocks. Otros elementos sine qua non... e irrepetibles se llamaban Bogart, Bergnan, Claude Rains y Peter Lorre, y ahora casi se reducen a David Soul de la raz¨®n social Starsky y Hutch, un par de gilipoyas que se pasan el d¨ªa, y parte de la noche, dando cabezazos contra la carrocer¨ªa de los coches.
Por ejemplo, esta nueva versi¨®n de Casablanca carece de un personaje equivalente al de ella y no necesito decir qui¨¦n es ella. El Rick de pacotilla que nos promete la NBC necesita enamorarse m¨¢s de una vez para que el telespectador le aguante durante los cinco cap¨ªtulos que dura este atentado cultural. Ya no se respeta a nada ni a nadie.
Los asesinos de mitos andan sueltos y con el recrudecimiento de la guerra fr¨ªa apuntan a las zonas m¨¢s nobles y vulnerables de la memoria democr¨¢tica. ?C¨®mo se puede hacer un remake de la memorable escena de La Marsellesa? ?Qu¨¦ puede sustituir en este mundo esa mirada h¨²meda, dolida, entregada de Ingrid Bergman cuando Rick la convierte en v¨ªctima de su dolorido sentir?
De momento Casablanca 2 s¨®lo nos amenaza a los potenciales espectadores de TV-3. Pero no os confieis, espa?oles todos. Tambu¨¦n van por vosotros,
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