El arte de la pregunta

"Pero yo no creo que eso sea una genialidad".-"A m¨ª s¨ª me lo parece".

Lina Morgan hab¨ªa recordado una frase suya -"un pueblo que no se r¨ªe no progresa"- porque el entrevistador, Pablo Lizcano, se la hab¨ªa recordado al inicio del programa Autorretrato, que se emiti¨® en la noche del pasado domingo. La actriz consideraba que la suya no era una idea genial, que cualquiera, pod¨ªa haberla dicho y que no merec¨ªa la pena recibir flores por semejante trivialidad. Pausadamente, como si hubiera visto en el aire la oportunidad de esa r¨¦plica, Pablo Lizcano le confi¨® a la asustada compa?era de di¨¢logo: "A m¨ª s¨ª me lo parece".

Con esa frase se puede ganar una guerra, y Lizcano gan¨® la suya. En aquel decorado azucaroso, funcion¨® como la llave del interrogatorio, y Lina Morgan que se hab¨ªa sentado con las manos tensas, con 46 a?os y con el cigarrillo a media distancia, se relaj¨® y se someti¨® como una chica de 15 a?os a la dictadura blanda de las preguntas del entrevistador. Todo, claro, fue sobre ruedas, y Lina apareci¨® en la pantalla como un ser humano al que los focos no le hacen olvidar el bosque.

No es abundante esa forma de respeto al contertulio en los grandes espacios de Televisi¨®n Espa?ola, pero hay algunas zonas, como esta de Autorretrato o la del Estudio directo, de Jos¨¦ Mar¨ªa I?igo, en las que el castigado telespectador de Superstar, Un, dos, tres u otros similares, en los que el rid¨ªculo es el pozo m¨¢s habitual en el que caen entrevistados y espectadores, se siente de nuevo como un ciudadano al que se le mira a los ojos para confirmarle que incluso las ideas triviales parecen dignas de tenerse en cuenta.

La llave de Lizcano

Tuvo suerte Rovira Beleta, el director de No encontr¨¦ rosas para mi madre, que se emit¨ªa en la segunda cadena, al tener como competidores en el primer canal a Pablo Lizcano y a Lina Morgan, porque a la tensa situaci¨®n mal resuelta del filme de Rovira se le opon¨ªa en el otro lado una especie de para¨ªso sin puntas en el que floreci¨® el temible arte de la pregunta. Funcion¨® la llave de Lizcano y el telespectador -el tele-evidente, dir¨ªa Lina Morgan- se qued¨® all¨ª, sobre el c¨¦sped del interrogatorio, como si estuviera con su familia del campo, hasta cuando ellos quisieran.

Es un arte dif¨ªcil el de preguntar en un medio cuyos focos apisonan de tal manera la imagen y la personalidad de los invitados. El rescate de Autorretrato, que viv¨ªa en letargo de la programaci¨®n de tarde, y que ahora puede verse en una hora primordial de la noche del domingo, da al telespectador esa oportunidad casi anglosajona de sentirse inteligente delante de una caja reputada habitualmente de rect¨¢ngulo tonto.