La 'nueva derecha', contra el cristianismo
El fen¨®meno de la derecha no es nuevo. Lo que es nuevo es el inter¨¦s y la atenci¨®n que est¨¢ suscitando en Europa occidental. Desde este punto de vista es emblem¨¢tico el caso de Francia, donde la nouvelle droite (la nueva derecha) ha asumido las caracter¨ªsticas propias de un vasto movimiento de opini¨®n que gira en torno al GRECE (Groupement de Recherches et d'?tudes pour la Civilisation Europ¨¦enne).Fundado en 1968, o sea, contempor¨¢neamente al otro movimiento, el de los estudiantes, el GRECE asume relevancia a partir de 1979, cuando logra encontrar un autorizado p¨²lpito en el semanario Le Figaro Magazine, cuyo director, Louis Pauwels, es el autor del afortunado libro La ma?ana de los magos.
La nueva derecha no es un partido, sino un movimiento cultural en el que se confunden pretensiones cient¨ªficas y ritos mist¨¦ricos con pr¨¢cticas inici¨¢ticas. En s¨ªntesis, podemos reagrupar los temas importantes de la nueva derecha en los siguientes filones:
En primer lugar, la nueva derecha ataca violentamente el igualitarismo por ser injustamente nivelador de las diferencias naturales entre los individuos. Los individuos, por el contrario, ser¨ªan diversos en fuerza del dato gen¨¦tico y hereditario.
En segundo lugar, y como consecuencia de todo esto, la nueva derecha se presenta como violentamente anticristiana: el cristianismo, en efecto, ser¨ªa precisamente la fuente del igualitarismo por el hecho de afirmar la fraternidad de todos los hombres. El cristianismo, para la nueva derecha, es una religi¨®n importada, que se ha impuesto suprimiendo el antiguo polite¨ªsmo y el pensamiento m¨ªtico, ambos verdaderas ra¨ªces de Europa.
En tercer lugar, por su condici¨®n de antiigualitaria y, fuertemente anticristiana, la nueva derecha sostiene que el monote¨ªsmo judeocristiano ha suplantado a la moral del honor para poner en su lugar la moral del pecado. El regreso a una cultura de diferencia por reacci¨®n a los principios liberal-cristianos de igualdad y justicia se realiza forzando los resultados de investigaciones en ¨¢mbitos cient¨ªficos.
Y as¨ª, la nueva derecha reinterpreta la etolog¨ªa de Konrad Lorenz para teorizar la necesidad de la lucha; asume algunas teor¨ªas de Jacques Monod para justificar una especie de determinismo biol¨®gico; se apoya, finalmente, en la sociobiolog¨ªa de Wilson para dar un fundamento determinista a la estructura de la sociedad, teorizando la necesidad de la diferencias naturales y de la primac¨ªa de algunos individuos sobre otros. Por tanto, la nueva derecha se sit¨²a en el centro de la tradici¨®n m¨ªtica, dirigida al redescubrimiento de los comunes or¨ªgenes de Occidente. Adem¨¢s, estos comunes or¨ªgenes no tienen nada que ver con la que se revelar¨ªa como la copertura mas falsa y radical de la ra¨ªz de Occidente, o sea, el cristianismo. En su radical anticristianismo, la nueva derecha reanuda, en todas sus formas, motivos pol¨¦micos y tem¨¢ticos nietzscheanos. El cristianismo es considerado como la inserci¨®n y la intrusi¨®n de una cultura esp¨²rea que en nombre de pretendidos principios universales (como la justicia y sobre todo la igualdad) se ha asentado en Europa y ha trastornado sus ra¨ªces.
Si el mundo est¨¢ dividido en dos bloques (divisi¨®n fundamental a la l¨®gica del poder por la que cada cual acusa al otro de ser el enemigo sin darse cuenta de que la voluntad de dominio es igual a ambos lados del muro), el mundo cultural no posee demarcaciones r¨ªgidas entre campos de investigaci¨®n.
En el interior de esta tendencia, la nueva derecha aparece como una tentativa de repliegue sobre s¨ª misma, como una pretensi¨®n de congelar un presente dif¨ªcil (pero fecundo) para volver a un pasado vagamente so?ado como feliz por su condici¨®n de m¨ªtico.
En una palabra: la fascinaci¨®n del pensamiento m¨ªtico es ciertamente una fascinaci¨®n poderosa, diversamente mezclada con ingredientes como tradici¨®n, jerarqu¨ªa, diferencia.
Se puede escapar a esta fascinaci¨®n solamente recuperando los valores positivos de cr¨ªtica a las varias formas concretas de sociedades y modelos (de desarrollo, trabajando para un di¨¢logo continuo entre las muchas culturas y los muchos planteamientos que atraviesan Occidente, mostrando el camino para una reapropiaci¨®n aut¨¦ntica de los recorridos en los que puede desembocar la raz¨®n.
Pero una cosa es segura: las tornas han cambiado. La derecha est¨¢ decepcionada, en buena parte, del cristianismo. Y para los que somos cristianos esta es una buena noticia. Sin embargo, no queda descartado que esa misma derecha, hoy tan visceralmente anticristiana, comprenda que lo m¨¢s pragm¨¢tico es lo que hizo aquel emperador romano que se llam¨® Constantino. ?C¨®mo evitar esa funesta reconversi¨®n de la derecha al cristianismo?
La lucha seria por la justicia y por la igualdad, por parte de las iglesias cristianas, tiene en esto la ¨²ltima palabra. El poder, tanto de izquierda como de derecha, ser¨¢ siempre para ellas la m¨¢xima de las tentaciones.
Exactamente como le pas¨® a un tal Jes¨²s de Nazaret.
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