Una ruidosa fiesta celebra el acuerdo entre el M-19 y el Gobierno colombiano
El Movimiento guerrillero Diecinueve de Abril (M-19) firm¨® ayer en Corinto, localidad situada al suroeste de Colombia, un acuerdo de paz con el Gobierno colombiano por el que se compromete a dejar las armas a partir del 1 de septiembre pr¨®ximo. La tregua hab¨ªa sido previamente aplazada despu¨¦s de que la polic¨ªa hubiese atacado a un grupo de militantes del movimiento hiriendo a cuatro de ellos, entre los que se encontraba el n¨²mero tres de la organizaci¨®n, Carlos Pizarro Le¨®n G¨®mez. Seg¨²n Pizarro G¨®mez, el incidente tuvo lugar en Florida, a pocos kil¨®metros de Corinto, pero no especific¨® las circunstancias en que se produjo el enfrentamiento. Tras el incidente, el l¨ªder del M-19, Iv¨¢n Marino Ospina, solicit¨® una entrevista con el presidente colombiano, Belisario Betancur.
Corinto era ayer una ruidosa fiesta tropical para celebrar la firma de la tregua entre el Gobierno y el M-19, una guerrilla at¨ªpica que no se aliment¨® de los textos de Marx y Lenin, sino de los escritos de Bol¨ªvar.Todo, estaba preparado, incluso el carnaval popular, para oficializar el acuerdo con el mismo texto que hab¨ªa suscrito un d¨ªa antes el Ej¨¦rcito Popular de. Liberaci¨®n (EPL).
Junto a los comisionados presidenciales para la paz aparec¨ªan algunos de los hombres m¨¢s buscados de este pa¨ªs vestidos a¨²n de verde oliva.
Muchos quer¨ªan un aut¨®grafo del comandante en jefe, Iv¨¢n Marino Ospina, cuya leyenda creci¨® tras su fuga espectacular de la c¨¢rcel Modelo, uniformado de mayor.
A los 15.000 habitantes de Corinto se hab¨ªan sumado en la fiesta miles de personas llegadas desde todo el valle del Cauca. A lo largo de los 70 kil¨®metros que lo separan de Cali se suced¨ªan ayer los autobuses con banderas colombianas y s¨ªmbolos del M- 19.
Hace dos d¨ªas, el Ej¨¦rcito colombiano retir¨® todos los retenes de esta ruta, pero curiosamente ayer por la ma?ana reapareci¨® uno, aunque pudimos comprobar personalmente que no obstaculiz¨® el pas¨® a la caravana.
Dos d¨ªas antes de la firma, Iv¨¢n Marino Ospina hab¨ªa advertido que a¨²n subsist¨ªan problemas debidos a la presencia de soldados en zonas que deb¨ªan estar desmilitarizadas. Carlos Pizarro hab¨ªa advertido, por su parte, que no acatar¨ªa el cese de hostilidades si el Ej¨¦rcito manten¨ªa la ocupaci¨®n de Yumbo.
El M-19 ha inundado Corinto de pancartas que dicen: "Queremos tregua para dialogar". Una muchacha de unos 25 a?os, que afirma llamarse Rosario, dice que ellos est¨¢n dispuestos para la paz lo mismo que estuvieron para la guerra. "Pero eso no quiere decir que vayamos a rendirnos", dice con voz segura mientras acaricia instintivamente su pistola.
Mientras Rosario conversa por tel¨¦fono para anunciar a las emisoras de radio de la comarca la pr¨®xima firma de una tregua, otros compa?eros suyos cambiaron el fusil por las perolas y cocinan grandes cantidades de patatas para repartir entre la poblaci¨®n junto con un mendrugo de pan.
La mayor¨ªa de los guerrilleros bebe y baila con su arma al hombro, aunque ¨¦stos han vuelto las bocachas hacia el suelo. Pueblo y guerrilla festejan con ron y son el final de una cruenta y larga guerra. Pero, en ¨²ltima instancia, parece que todav¨ªa no est¨¢ madura la paz.
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