Un hijo del cineasta preferido de Goebbels protagoniza un filme sobre un criminal nazi
El festival de Venecia proyect¨® la pel¨ªcula de Robert Kramer Il nostro nazi, de la que Thomas Marlan es protagonista y coautor. Marlan es hijo de Veit Marlan, el que fuera cineasta preferido de Goebbels, director, entre otras, de El jud¨ªo Suss, el m¨¢s c¨¦lebre de los filmes racistas producidos por la Alemania del III Reich. En la cinta de Kramer -que es el rodaje del rodaje de WundkanaI, un filme que se exhibir¨¢ ma?ana- asistimos a mi impresionante interrogatorio en el que Marlan encarna al fiscal, y Alfred P., a un antiguo jefe de los servicios secretos de las SS. Lo que hace que, II nostro nazi sea una pel¨ªcula excepcional es que Alfred P., es en realidad un antiguo criminal de guerra y el papel que interpreta es el suyo propio.
Alfred P. pasa por ser el inventor de un tipo de asesinato que con el nazismo se hizo cotidiano: el suicidio forzado. Cuando Marlan habla de la cuesti¨®n y de c¨®mo en la ficci¨®n de su pel¨ªcula ¨¦l y sus compa?eros intentan llevar a Alfred P. hacia el suicidio, sus conclusiones son ¨¦stas: "Alfred P. es incapaz de matarse. Para ¨¦l, el suicidio es la muerte de los otros. ?Un patrono entregar¨ªa su f¨¢brica? La muerte es la mercanc¨ªa suprema del poder. Y el Estado jam¨¢s se da muerte a s¨ª mismo".De entre los t¨ªtulos de la selecci¨®n a concurso, Rok spokojnego slonca, de Krzystof Zanussi, forma parte de esta moda reciente que elige las ¨¦pocas de posguerra como momento hist¨®rico en el que situar a sus protagonistas. En este filme es la Polonia de 1945, en la que los alemanes a¨²n no han sido sustituidos como aparato de Estado, ya que el pa¨ªs vive en una suerte de reino de taifas en la que imperan americanos, rusos, polacos mon¨¢rquicos y, por encima de todos, la miseria y el mercado negro. Es una ¨¦poca extra?a en la que muchas vidas destruidas tienen la oportunidad de recomenzar, en la que desaparecen o se acrecientan las razones ? para emigrar, en la que todo es fluido y provisional. Ah¨ª, en medio de este espejismo por el que cada cual puede so?ar en ser due?o de su destino, se encuentran Emilia y Norman, una viuda de guerra polaca y un soldado americano.
Tragicomedia
La primera parte de la pel¨ªcula es espl¨¦ndida, una tragicomedia basada en los constantes equ¨ªvocos. De entrada, los dos protagonistas no pueden hablar entre ellos porque cada uno desconoce totalmente el idioma del otro. Sus biograf¨ªas, su situaci¨®n, sus anhelos, todo es un misterio para estos ins¨®litos enamorados, que buscan -y no encuentran- una carabina que sepa traducir sus palabras. La confusi¨®n ling¨¹¨ªstica, sentimental y de papeles da pie a varias secuencias divertidas y emocionantes, con constantes cambios de tono y enfoque, pasando sin problemas de la an¨¦cdota personal al marco hist¨®rico. Pero de pronto todo este virtuosismo de gui¨®n y puesta en escena se derrumba. La tragicomedia deriva en follet¨ªn, los personajes se tornan simb¨®licos: el pueblo, los aliados, la Iglesia como intermediaria, el poder como corrupci¨®n, etc¨¦tera. Y las dudas. y equ¨ªvocos tambi¨¦n se desvanecen al mismo tiempo que la sutileza del filme, sin que sepamos ni c¨®mo ni cu¨¢ndo Emilia aprende ingl¨¦s y los detalles con que ¨¦l pretend¨ªa gan¨¢rsela ceden su lugar a fastidiosas parrafadas en las que las palabras, como las im¨¢genes del filme, han perdido cualquier rastro de ambig¨¹edad.Que el festival de Venecia quiere contraponerse al de Cannes, privilegiando el nombre del autor por encima de los intereses de las multinacionales, no es ning¨²n secreto. Que esos mismos autores que se consagran en el Lido despu¨¦s se instalen en la Croisette, es ley de vida, tal y como lo prueba lo sucedido con Wim Wenders. Menos l¨®gico y m¨¢s preocupante es que esta mostra, que se propone potenciar a los directores y al cine italiano, no haya servido para que Pr¨¦nom Carmen, ganadora del ¨²ltimo Le¨®n de Oro, se estrenase comercialmente en Italia. Sin embargo, ello no significa que Godard no sea aqu¨ª un nombre reverenciado, un punto de referencia inevitable. Michalkov Konchalovski, el director de Maria's lovers, para explicar el sentido de su pel¨ªcula, ha recurrido a una cita godardiana: "Si no comprendes que debes morir, eres incapaz de amar; si eres incapaz de amar, nunca comprender¨¢s qu¨¦ significa morir".
Un Bu?uel absorbente
La retrospectiva de la obra completa de Luis Bu?uel es uno de los grandes atractivos de esta mostra. Quien pretende seguirla se ve obligado a desconectarse del resto de las proyecciones, ya que las pel¨ªculas del director ara gon¨¦s se pasan a un ritmo de tres cada d¨ªa. Queda, sin embargo, el consuelo del espl¨¦ndido cat¨¢logo editado para la ocasi¨®n, abundante en material gr¨¢fico y realizado con un buen criterio selectivo. Cada filme va acompa?ado de comentarios pertinentes, casi siempre de autores franceses, italianos o espa?oles, en una transparente demostraci¨®n de cu¨¢l es el ¨¢mbito geogr¨¢fico de la influencia bu?ueliana. Ado Kyrou, Andr¨¦ Bazin, Jacques Prevert, Robert, Beneyoun, Italo Calvino, Lino Micciche, Juan Antonio Bardem, Francisco Aranda o Glauber Rocha, bajo la bendici¨®n de Bataille y Andr¨¦ Breton, se dan la mano en su de voci¨®n por el superrealista aragon¨¦s.Antes, a modo de estudio preliminar, encontramos una serie de estudios globales sobre la obra del cineasta, estudios que se preocupan de precisar cu¨¢l es el mundo objetual de Bu?uel, a qu¨¦ responde su obsesi¨®n por las mutilaciones, el car¨¢cter espa?ol de una obra de producci¨®n y alcance internacional, su relaci¨®n con las vanguardias o el inter¨¦s de los textos literarios de un hombre de cine.
En conjunto s¨®lo habr¨ªa dos reproches -y son poco importantes- que hacerle a esta retrospectiva: que Las aventuras de Robinson Crusoe se proyectan el ¨²ltimo d¨ªa del certamen, al margen del orden cronol¨®gico del resto del recorrido, y que la copia venga en versi¨®n doblada al italiano. Pero las razones de estas deficiencias son imputables a que se trata de una pel¨ªcula maldita, afectada por un viejo litigio con la productora, la United Artists. El segundo reproche afecta a la marginaci¨®n de que ha sido objeto su trabajo no firmado como director, pero reconocido siempre como muy directamente influido por su personalidad. Me refiero a su labor como productor en Film¨®fono o a su responsabilidad como jefe de montaje de Espa?a leal en armas. Pero son lagunas disculpables y no empa?an la enorme repercusi¨®n de esta retrospectiva.
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