Choques a nivel regional, nacional e internacional
Las divergencias y roces entre Alianza Popular y el Partido Dem¨®crata Popular se remontan casi a la fecha de constituci¨®n de la Coalici¨®n Popular, concretamente cuando, poco antes de las elecciones generales de octubre de 1982, dirigentes provinciales aliancistas excluyeron unilateralmente de las listas a candidatos democristianos. Aquel primer choque concluy¨® con vagas promesas de Fraga de "compensar" a los hombres, de Alzaga en las siguientes elecciones municipales y auton¨®micas.Pero unas y otras constituir¨ªan un semillero de conflictos. La negativa de Alzaga a permitir que Julen Guim¨®n encabezase la candidatura popular en Euskadi fue mal recibida en el cuartel general aliancista de la calle G¨¦nova; los resultados cosechados por la Coalici¨®n Popular en Catalu?a provocar¨ªan no pocas inculpaciones mutuas. Y dirigentes de ambos partidos no ocultan la preocupaci¨®n que les suscitan, ante las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas, las gallegas de octubre de 1985, las malas relaciones entre el PDP local, encabezado por Enrique Marfani, y los hombres del presidente de la Xunta, el aliancista Gerardo Fern¨¢ndez Albor.
Al margen de las desavenencias regionales, se han producido serios desacuerdos pol¨ªticos, tanto en cuanto a la concepci¨®n de la Coalici¨®n como conservadora o centrista, seg¨²n quien lo interprete, como, especialmente, a nivel parlamentario: desarrollo del debate sobre la LODE, debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 1984, reforma de la Funci¨®n P¨²blica, proyecto de ley de Libertad Sindical. Tales desacuerdos llegaron, el pasado mes de mayo, hasta el punto de que se produjeron mutuas amenazas de dimisi¨®n cuando el portavoz aliancista, Miguel Herrero de Mi?¨®n, neg¨® al subgrupo parlamentario del PDP la posibilidad de defender en el Pleno del Congreso sus enmiendas al texto gubernamental sobre reforma de la Funci¨®n P¨²blica. Tal negativa hizo entonces patente la hostilidad de Herrero, uno de los vicepresidentes de AP, hacia la formaci¨®n democristiana, hostilidad aparentemente compartida con Alfonso Osorio.
Pese a declaraciones recientes de Fraga, calificando de "mentira bellaca" los rumores sobre desavenencias en el seno de la Coalici¨®n Popular, los indicios de la existencia de discrepancias parecen abrumadores, y se incrementaron a ra¨ªz de la admisi¨®n del PDP en el seno de la Uni¨®n Europea Democristiana, la pasada primavera, admisi¨®n que algunos aliancistas interpretan como "un nuevo factor de alejamiento" del, partido de Alzaga. Paralelamente, el Comit¨¦ de Coordinaci¨®n de la Coalici¨®n, encargado de dirimir cualquier conflicto en el seno de la misma, lleva meses sin reunirse, pese a haberse convenido que lo har¨ªa una vez al mes.
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